SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

6 de febrero de 2011

EL DAÑO HUMANO

La sociedad es una construcción del hombre, porque este en su estado de indefensión tiene que recurrir a sus semejantes como estrategia de supervivencia. El agregado de seres humanos a cualquier comunidad tiene dos sentidos, el del compromiso para que sus pueblos se desarrollen o todo lo contrario.

Realizar actos en beneficio social conduce al deseo de una coexistencia y de una tolerancia. La polarización en que se suele incumbir cuando se presentan partes diametralmente opuestas, en apreciaciones y criterios, se ha convertido ya en un serio problema socio político, en donde reinan las pasiones más que las razones. Se impone así el detrimento de las sociedades, en su forma mas explicita, el daño.

Es difícil decir quién hace el mayor daño: los enemigos con sus peores intenciones o los amigos con las mejores. Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere. El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos.

Aristóteles hace en su libro de la Ética de Nicómaco una reflexión sobre la amistad. Dice “Sin amigos nadie querría vivir, aunque poseyera los demás bienes, porque la prosperidad no sirve de nada si se está privado de la posibilidad de hacer el bien, la cual se ejercita, sobre todo, respecto de los amigos. Asimismo, en los infortunios se considera a los amigos como único refugio”.defiende que algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud. Para ser amigos se debe evitar el daño humano. Es una forma consciente de vivir en sociedad. Si alguien daña a otra persona, esta dañando a la sociedad misma, esta violando todos los derechos sociales. Ante esta necesidad hay que cuidarse de los excesos en el actuar y en el sentir.

El daño humano se refleja en la Ley misma. El hombre la ha creado para evitarlo, porque la ley reconoce el fin justo y útil, pero puede acontecer que en ciertas circunstancias se tornen injustas en algunas consecuencias. Solamente la ley tiene el poder y la obligación de limitar las actividades del ser humano mientras estén dentro de los límites de lo correcto y de la defensa de la integridad del hombre.

Por lo tanto el hombre debe saber de antemano que es lo que puede hacer y lo que no, fijándose a través de la ley si va a producir el daño o no. El daño puede ser material, intelectual o daño ideal.

Frente al daño se encuentra el castigo, este es una forma clave de control social, con la explícita función de corregir el comportamiento de los individuos. El no cumplimiento de la Ley conlleva un daño social. El análisis sobre los problemas del daño, la responsabilidad y la reparación varía con cada horizonte de época. Hoy debe verse el daño humano como el resultado de una convergencia de elementos como el hecho, la causalidad y la culpa y de este, la indemnización que merece la victima ante el injusto sufrido con el fin de concretar el ideal de justicia humana.

No se puede hacer daño al hombre, su condición de ser integro e irrepetible lo determina en su exigencia de merecer respeto y acatamiento. Es una forma de vida más racional y de más sentido social. El hombre debe vivir dignamente y ser valorado para evitarle dañar la sociedad.

INTELIGENCIA DEL HOMBRE

Entre los primates, el hombre (género homo), que aparece hace tres millones de años se distingue por su posición bípeda, su inteligencia, su lenguaje y su capacidad de producir herramientas, es decir de crear cultura. Mientras que otros animales eligieron el camino de la integración y conocimiento total de su medio ambiente, el hombre eligió el camino de la cultura. La cultura, es una herramienta que acumula y almacena cada uno de los pequeños avances y nuevos conocimientos que van realizando los diferentes individuos, para que luego todos juntos puedan ser transmitidos y utilizados por otro.

En su conciencia del universo, el hombre se cree algo especial, algo separado y superior a la naturaleza y a el resto de todas las criaturas. Sin embargo el hombre, es un animal más, de características prácticamente iguales a sus parientes cercanos los primates y también del resto de animales y seres vivos. La extrema inteligencia de la que el hombre se cree propietario no es superior a la inteligencia del resto de animales, sino que, simplemente ha avanzado por un camino diferente.

El Diccionario de la Lengua Española trae dos acepciones: Facultad de comprender, capacidad mayor o menor de saber o aprender. Conjunto de todas las funciones que tienen por objeto el conocimiento (sensación, asociación, memoria, imaginación, entendimiento, razón, conciencia).
La inteligencia es la capacidad de relacionar conocimientos que poseemos para resolver una determinada situación. Si indagamos un poco en la etimología de la propia palabra encontramos en su origen latino inteligere, compuesta de intus (entre) y legere (escoger). Por lo que podemos deducir que ser inteligente es saber elegir la mejor opción entre las que se nos brinda para resolver un problema.

La historia de la inteligencia humana se explica como el empeño del cerebro en buscar formas de comunicarse consigo mismo. Cuando el primer humano trazó la primera línea, precipitó una revolución en la conciencia humana. Una vez que los seres humanos se dieron cuenta de que eran capaces de exteriorizar sus imágenes mentales, la evolución fue más rápida.

La inteligencia humana no tiene limites , es casi infinito su potencial, diferentes textos y expositores plantean el poder que tiene sobre la manera de enfrentar las situaciones de la vida. Con su inteligencia el hombre toma todas las vivencias cotidianas y las representa en forma de mapas mentales que le facilitan su comportamiento en condiciones futuras.

Podemos construir la visión de nuestro mundo, nuestros sueños , las ganas de hacer las cosas, la actitud mental positiva. Por medio de la inteligencia estamos en capacidad de entender, motivar y ayudar a otros. Nos conduce a la sensibilidad humana entendida como la capacidad de darse cuenta y poder diferenciar entre los individuos y sus estados de ánimo, intenciones, motivaciones y temperamento y estar prontos a ayudarlos.

La primera diferencia fundamental entre el hombre y el resto de los animales se ha cifrado en su inteligencia; por ella se definía al hombre como animal racional. Hasta hace bien poco la racionalidad parecía un refugio seguro para señalar la diferencia y la supremacía del hombre. Sin embargo, con el desarrollo tecnológico, esta diferencia y supremacía se ha visto atacada, al surgir la denominada Inteligencia Artificial. No faltan voces abundantes que señalan que el oficio de pensar ya no es exclusivo de los humanos.

Es tal el entusiasmo que suscita en muchos la Inteligencia Artificial, que se discute seriamente si los artefactos que poseen propiedades antes atribuidas en exclusiva al hombre deben ser considerados personas o no, con tratamiento y derechos equivalentes. También se ha propuesto considerar a las máquinas pensantes como una suerte de hermanos que hemos fabricado, o incluso como hijos mentales.

Una bienvenida a nuestros hermanos que han sido engendrados por el dualismo hombre-máquina. Que se queden entre nosotros para el bien de la humanidad.

DIOS DEL UNIVERSO

Señor: Soy criatura de la ciencia, más no de la fe. Creo en la conciencia que forja el conocimiento. Creo en su avance.

Señor: Si tú perteneces a la conciencia del universo, porque eres su hacedor, dadme un momento para comprenderte y aceptarte.

Señor: Si eres eterno y haz sido el autor del universo, dadme un momento de la vida para entenderte y difundir tu obra.

Señor: Si perteneces al infinito y les haz dado a los hombres la finitud te pido humildemente tu presencia infinita para que todos los humanos seamos parte de ti.

Señor: la vida es inmensa y es grande porque tenemos conciencia de ti. Muéstranos tu presencia y deja ver tu infinita sabiduría.

Señor: Somos impotentes ante las fuerzas del universo y si tú las haz creado, nos rendimos ante ti. Por eso te pedimos tu manifestación para que la mente humana tenga la mente del universo y de su hacedor.

Señor: Te pedimos tu asistencia, desde cualquier punto del universo en donde te encuentres, para que este género homo tome conciencia de que el universo existe, y en este la vida, que hoy permite la búsqueda de la comprensión del infinito y de tu autoría.

CIENCIA DE LA VIDA

La ciencia se estructura en lo que se llama el método científico cuyo soporte es la observación, la experimentación y la comprobación. La vida hace parte de la ciencia y ésta trata de comprenderla desde su observación y desde sus manifestaciones.

La comprobación de los actos del hombre es la determinante de su paso por el tiempo. La verdadera ciencia de la vida consiste en aprovechar al máximo el día presente, el día de hoy, olvidando el pasado y dejando en paz el futuro.

Hay personas que complican a diario su quehacer y cargan sacos pequeños de penas, trabajos y alegrías de un solo día, el día de hoy. Otras cargan un saco pesado, abrumador, el del pasado: son esas gentes que vuelven y vuelven a recordar las penas pasadas, los fracasos que tuvieron, las heridas que sufrieron. Se empeñan en rascar las heridas y así siempre están sangrando y nunca se curan.

El presente es el momento que registra la historia del hombre y hace parte de su libertad individual. La historicidad es, junto a la libertad, una de las características esenciales de la persona humana, de su modo de vivir. Esta instalación del hombre en el tiempo define su condición de vivo, concepto afectado de temporalidad. La vida del hombre parece tener un final que es la muerte.

El hombre pierde la esperanza cuando el futuro personal ha desaparecido porque ha dejado de ser interesante; la vida entonces se estanca y paraliza como aquellas películas antiguas de celuloide que al romperse dejaban proyectada en la pantalla la imagen fija del fotograma que había quedado atrapado.

La esperanza es, pues, el futuro anticipado en el presente, que dinamiza los resortes vitales ya que el hombre entiende que no cualquier modo de vivir es adecuado si quiere tener disponible el futuro que anhela. El futuro no es para él un regalo, ni un feliz hallazgo casual, ni un triste e ineludible destino, sino una tarea; el hombre es constructor de su propio futuro.

La ciencia de la vida está en el vivir mismo, es atreverse a inventar cada día la propia historia, la historia personal. Teniendo en cuenta también que nosotros nos jugamos mucho en ello: también a nosotros, nunca mejor dicho, nos va la vida en ello.

Vivir es aprender a hacer un uso lúcido y consciente de nuestra libertad. Para ello es condición previa una decisión: la de elegir la vida que se desea llevar, la decisión tener una vida propia, personal. Vivir es tener una historia que contar, y contarla: la vida humana tiene estructura argumental. Y siguiendo con la analogía de la vida como relato, habría que resaltar la importancia del estilo, del modo de contar esa historia.
Hoy estamos atentos a los movimientos, al devenir permanente de la vida, a la intensidad, el ritmo, el tono con que se desliza por nosotros la vida. Debemos impulsar nuestra vida a partir de la premisa: Bástale a cada día su afán. Así en realidad la vida consta de un solo día. Cada noche podríamos decir que nos morimos por unas horas cuando dormimos, para resucitar nuevamente al despertar por la mañana.
Lo único que tengo, lo único de lo que soy dueño, es de este día de hoy, por tanto lo voy a vivir y disfrutar como si fuera el único día que voy a tener. Un día es una vida entera en miniatura. Mira a este día porque es la vida, la mismísima vida de la vida.

En su breve curso están todas las verdades y realidades de la existencia, la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor de las realizaciones. Todos pueden vivir, pacientemente, de modo amable y sano hasta que el sol se ponga y esto es realmente lo que la vida significa.

No corras por la vida tan rápido que olvides, no solamente donde has estado sino hacia donde vas. La vida no se mide por los descansos que tomamos sino por los momentos que nos roban el aliento. Esta es la ciencia de la vida.

LA ACCION DEL HOMO

En el paso por la vida se recoge lo que se siembra. La acción humana es la condición determinante del trascender del hombre, y en todo momento sus manifestaciones producen un efecto que es posible evaluar. Frente a una actitud de bondad transmite generosamente lo que recibe. Es capaz de remediar la sequía producida por la tormenta humana que vive en función de hacer el daño.

El hombre se hace consciente de realizar una conducta y lo hace, desde su voluntad, cuando la transforma en actuación que pretende alcanzar precisos fines y objetivos. La acción del Homo es una respuesta consciente del ego ante los estímulos y las circunstancias del ambiente; es una reflexiva acomodación a aquella disposición del universo que está influyendo en su misma vida.

A veces se me ocurre pensar que el hombre cada vez se parece más a estos relojes de cuerda que andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que se repita una vez más la necesidad de construir un mundo mejor, lejos de enajenaciones y de dañinas intenciones.

La naturaleza del ser humano se apuntala en su cultura y a través de ésta se desarrolla a sí mismo. En su medio cotidiano busca transformar la naturaleza y para ello requiere convivir o interactuar con sus semejantes. Así participa en la configuración del mundo.

La acción del homo es toda actividad emprendida por un humano con miras a un fin, el encuentro de un resultado práctico. Aristóteles determina una actividad muy propia del hombre: la teorética o contemplativa, la que se dirige al conocimiento, no a la acción. La vida teorética, la vida contemplativa, es la más feliz y su virtud, la sabiduría, la máxima virtud. De todos modos una vida puramente contemplativa no es dable al hombre, quien se encuentra siempre requerido por cuestiones mundanas, lo que no impide que dicha vida permanezca como un ideal y ni que intentemos vivir según lo mejor que hay en nosotros.

Sí le queda al hombre el afán de buscar un camino que le permita comprender su propia existencia y la de los demás con el fin de articular procesos de conducción humana en aras del progreso social.

La acción del homo, en el momento actual, esta determinada por el desarrollo científico y tecnológico, que la circunscriben y la moldean, haciendo de aquella algo que se puede manipular. Entonces el hombre es un objeto que se puede manejar desde los intereses de la ciencia y la tecnología.

Sólo cuando se es consciente de esta situación el ser humano puede soltar aquellas ataduras que le impiden su recto uso de decisión y su capacidad de creación de ambientes propios que le produzcan felicidad.

Somos frágiles ante el actuar, somos débiles ante el mundo de la técnica, somos instrumentos de los procesos que se estructuran en intereses particulares. Es el momento de tomar conciencia para que la acción del homo sea propia y no dependiente de formas mezquinas de comportamiento que sólo engendran incertidumbre en la vida que nos corresponde.

Vale la pena combatir las estructuras que se tejen para la manipulación de nuestra mente y para el sometimiento ante intereses oscuros que comprometen la existencia misma de la sociedad mundial.

La acción del homo debe ser la huella digital del pensamiento humano, estructurada en la valentía en el actuar y en la decisión propia.

TRASCENDER DEL HOMBRE

El ascenso del hombre, en su proceso histórico, está marcado por una lenta y paciente forma de evolución. Sus elementos constitutivos, primero fueron biológicos, y a través de su recorrido por el tiempo ha plasmado, en etapas sucesivas, su modo de ser actual.

Lo primero que manifiesta es su condición para el mantenimiento de su especie, su reproducción y su conservación. En el desarrollo de su integralidad hacia lo psíquico y lo social ha logrado construir cultura y civilización.

Articula entonces sus tres elementos constitutivos: lo biológico, lo psíquico y lo social y así llega a su misma comprensión holística. Hoy el hombre es un complejo de la naturaleza configurado por aciertos y desaciertos. Se dirige hacia un futuro incierto pero siempre busca una esperanza porque tiene hambre de elevación.

El vuelo que pretende realizar, al final de sus días, le da ilusiones y formas de combatir su angustia existencial. Dentro de sus congéneres apenas hace lo que de ellos aprende, pero sólo algunos logran escaparse de la manada. Son los que buscan elevarse y trepar las cumbres de la vida.

El miedo al hondazo de las crisis otea el horizonte humano y le produce nubarrones de incertidumbre y de queja. Los procesos que desarrolla durante la existencia se presentan como reacción a situaciones de adversidad.

El trascender del hombre se refiere al reto de ir más allá del límite de su existencia. Es su dimensión trascendental y es aquí en donde adquiere el sentido de ir allende lo natural tanto en el conocimiento como en la vida plena y cabal. Adquiere entonces un carácter de finalidad que ha de cumplirse como lo más importante, lo esencial, por lo que se convierte en el fundamento de la acción y el sentido de todo lo que hace.

Los hombres que tienen hambre de elevación buscan trascender, buscan pasar de un lugar a otro distinto pero de más categorización, es el ascenso de más alta calidad, a un lugar más sutil. Así logra subir de nivel, de estar en situaciones más altas y que además es de cualidad distinta a la que deja atrás.

Es el hombre el que tiene la capacidad de volar por el universo, de acercarlo en sus partes y de comprenderlo. Al trascender en su conciencia, trasciende en el mundo y en su misma sociedad. Debe configurar la dimensión de su existencia a partir de la práctica de combatir la mediocridad y la unidimensionalidad.
Ante lo temporal, el hombre puede asumir dos actitudes fundamentales: puede vivir en el tiempo y para el tiempo, o bien, puede vivir en el tiempo para el logro de su trascender universal.

No existe el hombre en abstracto, sino este o aquel humano que vive para el tiempo o que vive para la posteridad. Por lo demás, cada ser humano es inefable y el hombre existe como existe cada hombre en particular, con todas las diversas modalidades.