SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

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28 de noviembre de 2012

CRITICA CONSTRUCTIVA


El valor de la crítica constructiva se fundamenta en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a todas y cada una de las personas involucradas en circunstancias o ambientes determinados, con actitud de respeto y sentido de colaboración.

De forma natural el hombre busca comunicar sus pensamientos e influir en los demás con su opinión para lograr cambios en la familia, la sociedad, el trabajo o la escuela, sin embargo, corremos el riesgo de sujetarnos únicamente a nuestro particular punto de vista e intereses, sin atender a las necesidades o propósitos que tienen los demás

A través de la crítica constructiva se desarrollan otros valores: lealtad, honestidad, sencillez, respeto, amistad... Con esta referencia sería absurdo cerrar nuestro entendimiento y pasar por alto la importancia de vivir este valor, pues nadie puede jactarse de tener un buen juicio crítico, si no ha logrado establecer un equilibrio entre la manera como acepta las críticas y la forma e intención con que las expresa.

Cada vez que una persona desea expresar su opinión o inconformidad con rectitud de intención, tiene que aclarar que es “una crítica constructiva”, para evitar malos entendidos y lograr una mejor disposición de su interlocutor. A veces somos tan susceptibles, que sin la aclaración pertinente nos sentimos agredidos. Si fuésemos más sencillos y maduros, encontraríamos en cada crítica –positiva o negativa- una oportunidad para cambiar y mejorar nuestra forma de vida. En realidad, aún de las críticas más acres deberíamos tener la serenidad, paciencia y madurez para obtener lo mejor de ella, aún si hiere nuestro amor propio.

Ahora bien, es muy común que nuestra tendencia a criticar se propague sin ton ni son y convertimos a la crítica en una forma de oposición y rechazo a todo aquello que no nos gusta; observamos y manifestamos inconformidad casi de todo: el modo de vestir, las opiniones, la forma de gobierno, las normas de vialidad, la conducta del vecino y muy pocas veces, hacemos un juicio objetivo y valiente sobre nuestro comportamiento y modo de pensar.

Lo primero será reconocer que frecuentemente hablamos sin fundamento, nos quedamos con unas cuantas palabras del noticiero o del diario, cotejando nuestra pobre información con los comentarios que escuchamos en la oficina o con los amigos, hacemos conjeturas y emprendemos el vuelo aprobando o desaprobando todo tema de actualidad: iniciativas de ley, la política económica, los eventos sociales, sucesos de carácter internacional y hasta las nuevas disposiciones en materia de educación o de salud... ¡Con qué facilidad nos erigimos en autoridades competentes!

Es claro que las decisiones de índole social o política a veces muy distantes del común de las personas, pero esto no justifica la critica mal intencionada. En todo lugar existen medios, asociaciones y grupos de personas con el afán de crear una sociedad más justa y llena de oportunidades para todos. ¿Por qué no participar o tomar la iniciativa en nuestras manos? Tal vez no todos tenemos el valor de asumir una responsabilidad más grande, de mayor trascendencia.

Pero la crítica más dura y severa la realizamos hacia las personas que conocemos y los lugares donde asistimos: nos disgusta el sistema de trabajo que se lleva en la empresa, y por ende, quienes la encabezan; calificamos la aptitud de nuestros colegas con comparaciones absurdas; señalamos con firmeza los defectos, costumbres y hábitos de nuestros conocidos y amigos; nos disgustamos porque en casa las cosas no se hacen a nuestro gusto. ¿Acaso hacemos un bien expresando opiniones negativas?

Para concretar propósitos que nos lleven a ejercitar el valor de la crítica realmente constructiva debemos evaluar con sencillez y valentía nuestro modo de ser, esto significa ser autocríticos.

·        Evalúa las situaciones, escucha a las personas y pregunta. De esta manera tendrás los elementos necesarios para formar un juicio correcto y dar una acertada opinión.
·        Antes de criticar a las personas en cualquier aspecto, examínate con el mismo rigor y criterio, no sea que tengas los mismos defectos.
·        Haz el propósito de descubrir lo bueno que tienen las personas, las instituciones y las circunstancias. Si no tienes algo positivo que decir, lo mejor es callar.
·        Examina tus intenciones, sentimientos y estado de ánimo antes de pronunciar palabra. 
·        Aprende a informarte con profundidad y acostúmbrate a hablar de los hechos, evitando hacer interpretaciones y suposiciones superfluas.
·        Acepta con madurez todo tipo de críticas y comentarios respecto a tu persona y modo de trabajar, centrando tu atención en la oportunidad de mejora.

Cualquier crítica debe formularse responsablemente a través de la reflexión, considerando las implicaciones que podría tener; el respeto que debemos a las personas se manifiesta protegiendo su buen nombre y reputación, además de procurar su mejora individual. De esta manera actuamos en justicia y todo nuestro actuar se convierte en actitud de servicio e interés por el prójimo.

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20 de noviembre de 2012

CORRUPCIÓN DE LA SABIDURÍA


El hombre en su construcción de humanismo y de ciencia ha generado la necesidad de hacer cultura y desarrollar valores. La concepción de la racionalidad de su conducta le ha determinado, en el tiempo, una forma más amena de acercarse a su semejante. En cada avance observa que obtiene recompensas para incrementar su bienestar y calidad de vida.
En forma permanente y desde el punto de vista social, se somete a la decisión de las mayorías, cuando en la defensa de las buenas costumbres, tiene que actuar y proceder. Esta condición le produce, con cada vivencia cotidiana, la sabiduría.

La sabiduría es el conocimiento profundo que se adquiere a través del estudio o de la experiencia. Se estructura en la prudencia, cuidado en el comportamiento y modo de conducirse en la vida.

Se aprende a ser sabio cuando se aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no se tiene nada que decir. La sabiduría conduce por el camino de la verdad, por el respeto de la integridad. La característica más fehaciente de la sabiduría es la serenidad en el actuar, es el compromiso con los demás.

De manera muy general se puede decir, a la luz de lo humano, que la sabiduría se adquiere a través de una educación progresiva, mira a una comprensión profunda y penetrante de lo real, y lleva a un saber hacer, a un saber vivir.

En la Grecia antigua, a los ojos de los siete Sabios, la sabiduría es un arte de vivir lleno de equilibrio, la capacidad de pronunciarse con sagacidad sobre los problemas tanto de la vida cotidiana como de la política. Platón redujo la sabiduría al ámbito intelectual: a través de la contemplación permite el conocimiento intuitivo de las ideas, en particular el bien y lo bello.
Pero el hombre ha desarrollado también el poder de la corrupción y ha puesto toda su capacidad en aras de atacar en forma vehemente la sabiduría. Ha logrado romper la barrera de lo útil a la especie humana, visto desde sus buenas costumbres, mediante la degradación, el abuso de poder, la mala conducta.

La corrupción es la acción social ilícita o ilegítima encubierta y deliberada con arreglo a intereses particulares, realizada por vía de cualquier cuota de poder en espacios normativos institucionalizados y estructurados, afectando deberes de función intereses colectivos y/o la moral social. La corrupción consiste en un acuerdo inmoral entre un corruptor y un corrupto, o entre corruptos aliados en perjuicio de otros, que beneficia a algunos en sus propósitos particulares, por encima de la ley en el plano político.

La sabiduría ha sido atacada por la corrupción, ha sido inundada por un conjunto de cosas caóticas, de estrategias nefastas a la condición humana. No puede el hombre salir avante en su universo cuando es capaz de someter su sabiduría a intereses ocultos cargados de ignominia y de actos que demeritan la esencia del ser humano mismo.

La sabiduría debe ponerse como estrategia de erradicación de los fenómenos que producen confusión en el quehacer de lo humano. 

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24 de octubre de 2012

DISEMINACIÓN


La posición humana frente a los fenómenos de la naturaleza siempre ha sido de temor e impotencia, por eso el hombre ha recurrido a buscar instancias superiores a quienes pedirles protección.
El desarrollo científico ha cambiado esta concepción. Hoy la ciencia le da seguridad al hombre. Ante las amenazas cotidianas existe tecnología para hacer frente a aquellas y así garantiza su supervivencia y la diseminación de la vida por todo el universo. Este parece ser el destino del hombre, sembrar y  sembrar vida en todos los confines.
El paso frecuente hacia nueva metodologías le van generando mejores condiciones de vida, que le producen confianza y que, hasta los límites actuales, se ha transformado en la “arrogancia del hombre”. Frente a esta posición el hombre se cree capaz de desafiar la naturaleza.
Somos frágiles, por nuestra misma condición de vida, a la transformación del universo. Este lo hace a partir de inmensas explosiones con liberación de cantidades infinitas de energía y cualquier aumento de la temperatura compromete nuestro equilibrio.
La gestación del hombre se ha realizado a partir de fragmentos universales derivados de la muerte de una estrella, que se han condesado, en un determinado momento, para producir vida. Es la relación vida-energía-universo.
Pertenecemos a uno de los ciclos galácticos de la Vía Láctea, y estamos articulados de una manera consciente. A través de nuestra conciencia podemos comprender este ciclo. Esto se logra por medio de un proceso gradual, que desde lo científico, se puede obtener la aproximación a la verdad.
La permanencia de la vida en la tierra dependerá de la forma de manejo de la arrogancia del hombre. Desde la concepción futurista, se puede afirmar que la explosión demográfica, producto de la acción de sembrar vida, multiplica la arrogancia en una proporción geométrica y toda esta fuerza unida podrá ser la causante de la aniquilación de la vida en la parte del universo que conocemos: nuestra querida tierra.
El hombre se describe y se determina por la forma como decide ascender en su proceso de la existencia. Su mundo sensible lo sitúa en la realización de actos irracionales y demenciales. Su mundo inteligible lo sitúa en el deber de cumplir para sí mismo y para sus congéneres; los hace racional, crítico y conceptual y por eso puede adoptar una posición de defensa de lo humano y de la perpetuación de la vida en el planeta.

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9 de octubre de 2012

LA RESPONSABILIDAD


La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.
Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido.
La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza. Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido.
La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencias.
¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a ella, podemos convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano familiar, amistoso, profesional o personal.
Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos dejar de confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante una convención decide pasarse un rato con una mujer que recién conoció y la esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque el esposo no tuvo la capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es fácil caer en la tentación del capricho y del bienestar inmediato. El esposo puede preferir el gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de que a largo plazo, su matrimonio es más importante.
El origen de la irresponsabilidad se da en la falta de prioridades correctamente ordenadas. Por ejemplo, el carpintero no fue a pintar la puerta porque llegó su "compadre" y decidieron tomarse unas cervezas en lugar de ir a cumplir el compromiso de pintar una puerta. El carpintero tiene mal ordenadas sus prioridades, pues tomarse una cerveza es algo sin importancia que bien puede esperar, pero este hombre (y tal vez su familia), depende de su trabajo.
La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la irresponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente alguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la irresponsabilidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una persona en cualquier tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es fundamental, pues es una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo porque la otra persona cumple.
El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero significa perder el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser la separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó mal los recursos públicos puede ser la cárcel.
La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir en sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en su nivel más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley hará que se cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil (y difícil de vivir), que es la del plano moral.
Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona nos deja plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en ella. La pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquier tipo: el chico que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo malas notas en la escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse, el novio que sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos plantados. Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependiendo de nuestra propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relación.
Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones. Ser responsable también es tratar de que todos nuestros actos sean realizados de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento del deber en todos los sentidos.
Los valores son los cimientos de nuestra convivencia social y personal. La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de nuestras relaciones. La responsabilidad vale, porque es difícil de alcanzar.

24 de septiembre de 2012

LA HONESTIDAD

Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).

Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.
La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.

 No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.

LO QUE NO ES HONESTIDAD


·        No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.
·        No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.
·        No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.

Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria.

Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz de la transparencia y la verdad.

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17 de septiembre de 2012

LA PUNTUALIDAD


El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado. El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.

En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el director del centro de estudios, hacemos hasta lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde estarán personas que no frecuentamos y conocemos poco, o la persona –según nosotros- representa poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué mas da...?

Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario.

Otro factor que obstaculiza la vivencia de este valor, y es poco visible, se da precisamente en nuestro interior: imaginamos, recordamos, recreamos y supuestamente pensamos cosas diversas a la hora del baño, mientras descansamos un poco en el sofá, cuando pasamos al supermercado a comprar "sólo lo que hace falta", en el pequeño receso que nos damos en la oficina o entre clases... pero en realidad el tiempo pasa tan de prisa, que cuando "despertamos" y por equivocación observamos la hora, es poco lo que se puede hacer para remediar el descuido.

Un aspecto importante de la puntualidad, es concentrarse en la actividad que estamos realizando, procurando mantener nuestra atención para no divagar y aprovechar mejor el tiempo. Para corregir esto, es de gran utilidad programar la alarma de nuestro reloj o computadora (ordenador), pedirle a un familiar o compañero que nos recuerde la hora (algunas veces para no ser molesto y dependiente), etc., porque es necesario poner un remedio inmediato, de otra forma, imposible.

Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten "distinguirse" por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿falta de seguridad y de carácter? Por otra parte algunos lo han dicho: "si quieren, que me esperen", "para qué llegar a tiempo, si...", "no pasa nada...", "es lo mismo siempre". Estas y otras actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades.

Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en ellos, ¿no es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez que alguien se retrasa de forma extraordinaria, llama la atención y es sujeto de toda credibilidad por su responsabilidad, constancia y sinceridad, pues seguramente algún contratiempo importante ocurrió.

Podemos pensar que el hacerse de una agenda y solicitar ayuda, basta para corregir nuestra situación y por supuesto que nos facilita un poco la vida, pero además de encontrar las causa que provocan nuestra impuntualidad (los ya mencionados: interés, importancia, distracción), se necesita voluntad para cortar a tiempo nuestras actividades, desde el descanso y el trabajo, hasta la reunión de amigos, lo cual supone un esfuerzo extra -sacrificio si se quiere llamar-, de otra manera poco a poco nos alejamos del objetivo.

La cuestión no es decir "quiero ser puntual desde mañana", lo cual sería retrasar una vez más algo, es hoy, en este momento y poniendo los medios que hagan falta para lograrlo: agenda, recordatorios, alarmas.


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5 de septiembre de 2012

PATENTAR O NO EL GENOMA HUMANO


Recientemente se ha producido un debate mundial, de amplias repercusiones políticas,  científicas y económicas, sobre el  Proyecto Genoma Humano, debate en el que han  intervenido personas con tanto poder como el Presidente de los EE.UU. y el Primer
Ministro británico. En síntesis, estos son los hechos:

El Proyecto Genoma humano pretender conocer y describir la totalidad de los genes  que configuran nuestra especie, no sólo como forma de adquirir un conocimiento  teórico sobre nuestra constitución física y psicológica, sino también como medio para  desarrollar terapias adecuadas en el tratamiento y prevención de enfermedades  relacionadas directamente con la acción de los genes.

En principio, este proyecto fue iniciado por un consorcio público internacional de  investigadores financiado por diversos gobiernos. Sin embargo, y dada la importancia  económica del mismo, pronto se interesaron en él compañías privadas de los sectores  farmacéutico y tecnológico. El fin último que buscaban estas compañías era obtener  descubrimientos científicos con el objetivo de patentarlos, obligando así a las  empresas que quisieran comercializar los productos obtenidos mediante tales  investigaciones a abonar una tasa por la utilización de la propiedad intelectual sobre el  descubrimiento, propiedad que corresponde a la compañía que financió las investigaciones.

En esa carrera por ser los primeros en obtener la secuenciación completa del genoma humano, ha sido una empresa privada -Celera Genomics- quien ha culminado antes esa investigación. Su anuncio de que ya habían obtenido los resultados del genoma cuando al consorcio público aún le restan varios meses de investigación, provocó de inmediato la intervención de dirigentes políticos internacionales, anunciando legislaciones restrictivas al derecho de patente en cuestiones relativas al genoma humano. Para muchos, esta decisión es completamente lógica y se fundamenta en principios morales.

Para otros, en cambio, vulnera ciertos derechos individuales y, además, puede tener graves repercusiones en el futuro sobre numerosos proyectos de investigación médica actualmente en marcha.

Resumimos a continuación los argumentos de cada una de las dos posiciones al respecto:

Para los partidarios de la gestión pública, el genoma humano no puede pertenecer a ninguna empresa privada, puesto que debe ser considerado como un bien común de la humanidad, sobre el cual quede prohibida cualquier operación con fines económicos. Se oponen, así, al derecho de patente sobre estos descubrimientos científicos. En este caso, deberán ser los gobiernos y la comunidad científica mundial  -a través de organizaciones internacionales como la ONU o la Organización Mundial de la Salud- los que gestionen este patrimonio de la Humanidad.

Los defensores de la investigación privada están de acuerdo en que no deben establecerse discriminaciones en el uso de los descubrimientos por motivos políticos, raciales o de desigualdad económica entre países pobres y ricos. En ese sentido, coinciden con los partidarios de la gestión pública. Ahora bien, el hecho de que el  Genoma humano sea considerado como un bien de la Humanidad no debe entrañar la prohibición legislativa de cobrar ciertas patentes industriales sobre su uso, patentes que podrían ser pagadas, en algunos casos, por dinero público, siempre y cuando se pudiera producir alguna discriminación por la carencia de recursos económicos para acceder a los productos obtenidos mediante la investigación.

Algunas de las cuestiones que se debaten y de los argumentos que se utilizan en pro y en contra de las respectivas posturas son:

·        ¿Quién debe financiar la investigación de interés general para la Humanidad? Según algunos, deben ser los Estados quienes asuman esta responsabilidad. Ahora bien, como se ha demostrado en este caso y también en otros semejantes, se obtienen antes los resultados mediante la gestión de las empresas privadas, puesto que el móvil económico que las inspira se suma a los móviles altruistas. Esta mayor eficacia tiene efectos beneficiosos para la Humanidad en general y debe ser, por tanto, compensada, ya que la empresa ha debido invertir sumas millonarias en el proyecto científico.
·        Los defensores de las empresas privadas de investigación argumentan que, si se prohíben las patentes en determinados campos, todas ellas abandonarán de inmediato sus proyectos de investigación en curso, con lo cual se produciría un daño irreparable, ya que el descubrimiento de las causas y de los tratamientos de enfermedades sufriría un gran retraso. Ponen como ejemplo los numerosos descubrimientos científicos que han obtenido las empresas privadas, descubrimientos que hubieran sido imposibles con una gestión pública de los recursos.
·        Los partidarios de lo público frente a lo privado argumentan que estas empresas obtienen grandísimos beneficios en otras parcelas de su gestión, con lo cual tienen asegurado su mantenimiento económico. Eso sí, reconocen que dichas empresas deberían obtener ayudas públicas o beneficios fiscales significativos como forma de financiar  investigaciones de interés general para la Humanidad. Sin embargo, los dueños de estas empresas argumentan que estas medidas no serían suficientes para mantener los gastos actuales de sus investigaciones.
·        Los políticos argumentan que los Estados no pueden correr con todas las cargas económicas de la investigación científica, ya que tales recursos deberían restarse de otros gastos de interés general, por lo que se necesita la investigación privada. Tratan de encontrar, pues, un difícil equilibrio que contente a unos y otros, a través de medidas legislativas que garanticen simultáneamente los intereses públicos y privados al respecto.
·        Muchos pensadores y científicos han señalado que, de permitirse las patentes, se quiera o no acabarán produciéndose discriminaciones por motivos económicos o políticos en cuanto al acceso al uso de tales tecnologías. Proponen que se celebren conferencias internacionales sobre el tema, con el fin de alcanzar acuerdos de aplicación mundial.

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26 de agosto de 2012

DIFICULTADES DE LA DEMOCRACIA


En las librerías suelen haber estantes repletos de libros sobre democracia. A propósito de la Maestría en Filosofía y Letras que actualmente estoy cursando en la Universidad de Caldas, se han convertido estos espacios en los más visitados por mí. Allí encontré un texto de obligada lectura para aquellos interesados en saber en qué país estamos y de qué manera estamos gobernados. Se trata del libro Dificultades de la Democracia, de Iván Darío Arango.

Arango, filósofo, es uno de los académicos colombianos que se ha dedicado a investigar sobre la democracia. Es profesor de la Universidad de Antioquia, doctor de la Escuela de Altos Estudios en París y miembro destacado de Amigos de Raymon Aron. Ha publicado varios textos, de los que se destaca Críticos y lectores de Rousseau. Es un investigador reconocido en el mundo por su estudio juicioso de la obra del gran inspirador del principio de la soberanía popular. Rousseau fue el primero que estableció la forma democrática de la legitimidad política.

Dificultades de la Democracia fue publicado por la Editorial Universidad de Antioquia, una casa editorial que, valga la cuña, nada tiene que envidiarle a las grandes editoriales.

El libro de Arango hay que leerlo con detenimiento para deleitarse y comprender las bases éticas y morales de la democracia. En él, desarrolla un propósito que en nuestra democracia se requiere debatir y defender: el pluralismo de los valores, en una época contaminada por el modernismo e individualismo económico.

Pese a sus imperfecciones, no hay otro modelo más acertado que el de la democracia. Algunos déspotas han llegado al poder mediante el voto para abusar y reprimir la libertad de opinar y atentar contra el pluralismo, como el caso de Chávez. “Es la democracia -sostiene el autor-, el tribunal por excelencia, el encargado de establecer la legitimidad de los programas o de los proyectos políticos enfrentados y concebidos para la vida en comunidad”.

Se queja, por ejemplo, de que el lenguaje moral en nuestra democracia tiene una ambigüedad innegable, porque sus ideas se usan en un sentido vulgar antes de ser definidas. Pero cuando se definen, se reducen a fórmulas que se repiten sin pensar en su significado. A mi juicio, todos hablamos de honestidad, desde los más corruptos hasta los más honrados, sin pensar la importancia de su contenido. Algunos cambios han surgido gracias a la democracia. Por ejemplo, antes el sistema de honores y el concepto de moral eran sólo reservados a unos pocos privilegiados. A los reyes se les atribuía el don de la divinidad, que ahora está en desuso.

Advierte Arango, refiriéndose a Colombia, que tenemos grandes dificultades en el aprendizaje de la democracia, porque nuestra herencia colonial nos impide avanzar en el valor de la igualdad y construir un mínimo sentimiento de identidad entre sectores sociales, por encima de otras lealtades tradicionales.

Finalmente Arango, a quien hubiese querido tener como mi profesor de filosofía política en la maestría, señala tres elementos propios de nuestra cultura que nos apartan de una sociedad democrática pluralista. La religión, que está al lado de las jerarquías y no de la igualdad. La política, que está del lado de la concentración del poder y no del esquema moderno que reconoce el valor de la oposición. Y, finalmente, las costumbres, que están del lado del honor y su expresión exterior y no de la dignidad de la persona.

Oscar Tulio Lizcano
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/D/dificultades_de_la_democracia/dificultades_de_la_democracia.asp?CodSeccion=219

18 de agosto de 2012

ILUSTRACION Y ROMANTICISMO


Con la Ilustración, los seres humanos decidieron -por primera vez en la historia- tomar las riendas de su destino y convertir el bienestar de la humanidad en el objetivo último de todos sus actos. En la base de este proyecto ilustrado -escribe Tzvetan Todorov- subyacen tres ideas axiales: la autonomía, la finalidad humana de nuestros actos y la universalidad. La autonomía significa que lo que debe guiar la vida de los hombres ya no es la autoridad del pasado, sino su proyecto de futuro; en consecuencia, la voluntad libre prevalece sobre la tradición.

La finalidad humana de nuestros actos comporta que el objetivo de estas acciones humanas liberadas se halle en la tierra y ya no apunte a Dios; por lo que, suceda lo que suceda después de la muerte, el hombre debe dar sentido a su existencia terrenal: la búsqueda de la felicidad sustituye a la búsqueda de la redención, razón por la que el Estado no está al servicio del designio divino, sino que su objetivo es el bienestar de los ciudadanos. Y la universalidad implica que todos los seres humanos poseen derechos inalienables por el mero hecho de serlo; bien entendido que la exigencia de igualdad, hoy tan profundamente sentida, deriva de esta idea de universalidad.

Ahora bien, pese a que la fe en el progreso ilimitado de la humanidad pudo tentar a algunos pensadores de la Ilustración, lo cierto es que prevaleció la idea de que el rasgo distintivo de la especie humana no es el avance hacia el progreso, sino sólo la perfectibilidad, es decir, la capacidad de hacerse mejor y de mejorar el mundo. De ahí que los problemas sociales carezcan de soluciones definitivas y se replanteen continuamente bajo formas distintas.

En este tejer y destejer de la historia, el Romanticismo constituye una reacción frente a la Ilustración y es, en cierto sentido, una involución. Si Auguste Comte sostuvo que, a lo largo de la historia, la humanidad ha pasado -primero- de la teología a la metafísica, y -más tarde- de la metafísica a la ciencia, lo cierto es que, con el Romanticismo, retornó a la mística.

En efecto, el Romanticismo es una inmersión en el entorno, la naturaleza, y en el pasado, la historia, con la pretensión de integrar ética y estética mediante la apelación a la fantasía, y con un fuerte gusto por lo infinito como sentimiento cuasi-religioso. El Romanticismo significa, por tanto, una continuación de la religión con medios estéticos, lo que implica, a su vez, un abandono de la razón y provoca una actitud vital superadora de la estructura del mundo, lo que lleva a la conclusión de que la razón política y el sentido de la realidad no son suficientes para poder vivir.

Juan José López
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20120818/54338235096/juan-jose-lopez-burniol-ilustracion-romanticismo.html

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11 de agosto de 2012

TRIBUNAL DE ETICA


Nos dice el DRAE en su cuarta acepción que ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. Para moral también en su cuarta acepción, dice que es: la ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. Para malo nos dice que es el que carece de bondad que debe tener según su naturaleza o destino; siendo maldad la cualidad de malo.

“Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit.”
(Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro); frase de Tito Macio Plauto que transformó Hobbes en: “El hombre es un lobo para el hombre”.

He visto a mis mayores hacer tratos de compraventa; una vez se llegaba al acuerdo, se estrechaban las manos al tiempo que decían: “Trato hecho”. Esto era sagrado, palabra de honor. No se necesitaba notario alguno que diese fe del acuerdo. Después, invitaban a los presentes a una ronda. Hoy, ni habiendo una escritura pública ante notario, es respeta la palabra dada; no hay trato de honor. La honestidad va como puta por rastrojo.

De igual modo que está la traición y la alta traición; está la maldad y la maldad suprema.
No es lo mismo que te pise sin querer a que te dé un pisotón con mala leche.

Nuestro sistema jurídico, se basa en el derecho positivo; lo que está escrito en los Códigos es Ley, si no lo está, no lo es. El Iusnaturalismo o Derecho Natural, es solo una contemplación filosófica y entra dentro de la asignatura: Filosofía del Derecho.
La Ética, es una de las más importantes ramas de la filosofía.

El concepto de moral, es variable ya que se adecua a cada momento histórico. Hasta no hace tanto, la esclavitud por la cual una persona era propiedad de otra, era aceptada moralmente cuando sabemos que es una aberración. La Ética es invariable. La Lógica es su compañera de viaje.

Le decía yo a una entrañable amiga de la bondad de un cura que hubo en mi pueblo, ella me lanzó esta pregunta: ¿Es bueno porque es buena persona o es bueno por ser cura? Tras un momento de reflexión, no tuve más remedio que contestar: Por ser buena persona. “El hábito no hace al monje”, que reza el refrán.

Dice el DRAE en su segunda acepción que conciencia es el conocimiento interior del bien y del mal. Para honor nos dice en la primera acepción: Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo.

En nuestro ordenamiento jurídico tenemos tribunales para todas las actividades de nuestro cotidiano devenir. Pero nos falta el más importante:

EL TRIBUNAL DE ÉTICA

Hablábamos más arriba del derecho positivo; está hecho por las personas y destinado a las personas. Pero si es el hombre un lobo para el hombre, los legisladores hacen leyes que les beneficien aunque con ellas perjudiquen a la inmensa mayoría de la población. Es lo que es, no lo que debería ser.

“Si así lo hicierais, que Dios y la Patria o lo premien, si no, os lo demanden”. Esto es lo que contesta el militar que toma el juramento a la bandera. Bonitas palabras, ¿no?
“Hecha la ley hecha la trampa”, dicho popular.

“Si usted debe al banco 6.000 €, usted tiene un problema. Si usted debe al banco 6.000.000.000 de €, el banco tiene un problema”. 
“Lo que está a la luz no necesita candil”, decía mi abuela Gertrudis.

Volveré a traer a mi idolatrado Jean-Jacques Rousseau y su “Contrato social”.
Cuando los dirigentes no cumplen el contrato establecido con el pueblo, ¿quién los juzga?, ¿en qué tribunal?

No, por favor, no me diga usted que las urnas. Con el grado de manipulación de las gentes que tenemos, el paso por las urnas es una pantomima; es simplemente cumplir un trámite para dar visos de legalidad al latrocinio.

Decíamos antes de la moral que es variable y se adapta a cada momento histórico; la esclavitud actual, es aceptada por la mayoría de las gentes. Será moral, pero no ético. La dictadura del capital está moralmente aceptada por muchos.

22 de julio de 2012

LA MANIPULACIÓN GENETICA


El hombre se ha pasado la vida corrigiendo los hábitos de la naturaleza para hacerla a su agrado, para que le sirva de mas ayuda y que la pueda modelar a su agrado; ha transformado plantas para hacerlas mas útiles para sus cultivos, ha domesticado animales para que les pudieran ayudar con las faenas del campo. 

En definitiva, que el hombre ha modelado la naturaleza que le rodeaba hasta el punto que nos puede asustar y todo. Pero ya estamos acostumbrados a ver pajaritos enjaulados o peces con acuarios, perritos en las casas, y ya no nos producen ningún tipo de sorpresa.

Podría decirse que el hombre empezó de verdad cuando empezó a dominarlo todo, porque primero tenia necesidad, y luego ya porque tenia ganas o curiosidad sin limites. Por esto no es extraño que a veces cuando algún científico ha rebasado la barrera ética y se ha adentrado en su propia curiosidad personal, si la sociedad se ha enterado de esto se ha producido una disparidad de opiniones de todos los gustos y colores.

Algunos piensan que los avances están bien, sobretodo la gente llana del pueblo, pero casi siempre la organización moral es la única o una de las pocas que se oponen a estos avances. Pero como una persona de la organización moral tiene mas poder que un centenar del pueblo llano pues siempre sale venciendo la organización moral.

Hay veces que la organización moral se guía no en lo moralmente bueno o aceptable, sino que se malinterpreta el conocimiento científico y hace que un propósito que podría servir de mucho en el mundo sea rechazado con el consecuente daño que se hace a todas las personas.

Vamos a dejar un poco de la cuestión de la organización moral para hablar un poco de la sociedad de hoy en DIA, de cómo se alimenta, costumbres, que utiliza para hacerse la vida mas fácil, etc.

La industria biotecnológica esta lanzando al mercado productos que tienen parecer perfecto, pero son artificiales. Las consecuencias para el planeta y la salud humana son imprevisibles. Ahora se pueden producir tomates más maduros que los anteriores modificados genéticamente, y que maduran mas lentamente que lo normal.

Tendríamos que pensar que pasaría si estos tipos de alimentos fuesen tóxicos para los seres humanos, podrían haber consecuencias terroríficas sobre el planeta. Cuando la artificialidad esta en el tomate, no en la hamburguesa, no es mucha más grande la parte de alimentos agrícolas que diariamente se consumen, frutas, verduras, etc...

Hay que preguntarse si lo verdaderamente toxico no es la hamburguesa a la cual esta destinada la salsa del tomate transgénico. Sea como sea biólogos filósofos y juristas han de continuar reflexionando juntos y sacando conclusiones a la sociedad.

La responsabilidad realmente del científico no es solo dar una investigación transparente, sino también transmitir, con constancia y insistencia la importancia de su investigación científica. Esta será la única forma de conseguir evitar el sensacionalismo de los medios de comunicación y las consecuencias para la sociedad.

“Conflictos ya viejos como los creados por las técnicas de reproducción asistida se presentan casi cuando uno se plantea aquellos que generan los nuevos conocimientos sobre el genoma humano” este comentario de James Peris viene a reflejar el inminente peligro que hay al aceptar los avances y que sean usados con un fin distinto al que se había planteado anteriormente.

Hay veces que se necesita cambiar esas ideas que nos impiden el desarrollo de una manera plena y no limitada. Cuando un modelo no nos sirve para explicar una cosa tenemos que cambiarlo por otro que si que nos sirva para explicar tal motivo, por eso, si no modificamos las ideas éticas puede ser una causa injustificada de que no podamos alcanzar un pleno desarrollo solo por la mera causa de que no sea aceptable moralmente, cuantas cosas se han hecho sin que fueran moralmente aceptables, por ejemplo, en una guerra se matan a personas civiles que no han hecho nada, esto no es moralmente aceptable.

Pero en cambio la ONU estuvo bombardeando durante varias semanas varias poblaciones, matando a gente indefensa que no había hecho nada, recurriendo al camino de la fuerza, que tenia que ser el ultimo camino, como los animales, recurren a la ley del mas fuerte para ver quien se lleva la mejor parte. Y viniendo otra vez al tema principal, en cambio se permite matar a miles de gente inocente y no se permite clonar a seres, con la repercusión favorable que podría tener en la humanidad al poder volver a tener especies extinguidas de animales que murieron hace tiempo y se conserva algún ejemplar en algún bote, y en cambio esto no es aceptado.


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13 de julio de 2012

EL FIN DE TODO


El fin significa que todo ha llegado a término y que de ahí sólo se espera un nuevo comienzo. Todos los fenómenos del universo andan en esa dirección e inevitablemente tienden a retornar a su inicio. Las leyes que los sustentan son las responsables de aquel eterno retorno y esto nos acerca al concepto de infinito.

Cuando la vida de una estrella masiva, estas son mayores que el sol que nos alumbra, llega a su fin ocurre una gran explosión conocida como supernova, cuya espectacular onda expansiva puede viajar hasta una velocidad de 35 millones de kilómetros por hora y el resplandor resultante equivale a la luz emitida por miles de millones de estrellas en conjunto. A diferencia de otras estrellas, menos masivas, menos grandes, como nuestro sol, que al terminar de consumir el hidrógeno, se convierten en gigantes rojas.

En la muerte de una estrella sus restos siembran el espacio con material para formar una nueva generación de objetos celestes. En este mismo proceso, cuando la vida del hombre llega a su fin ocurre una parálisis de los procesos materiales y energéticos orgánicos y esto significa el fin de todo. En la muerte del hombre sus restos siembran la tierra con sus elementos constituyentes y con las obras realizadas en beneficio del ser humano.

La memoria acumulada del individuo también colapsa y se diluye en el infinito. Nada queda de toda su construcción, sólo permanece en el recuerdo de sus seres queridos, y el mismo individuo permanece en la conciencia de todos mientras estos tengan vida y conciencia, pero al final también colapsan y con esto los recuerdos ya no son.

Ante la incógnita del universo el hombre se pregunta sobre su destino, al final de su tiempo y busca una respuesta que le permita resolver su inquietud. Le preocupa el fin de todo su proceso. Hoy sabe que sus progenitores son las mismas estrellas, que cuando llegan a término esparcen su material para que se produzcan nuevos cuerpos.

El hombre está hecho para que esparza la vida por el universo, para que lo siembre de conciencia y de permanente movimiento inteligente. El fin estará determinado cuando haya cumplido dicho cometido. La vida viajará por  los confines del cosmos irradiando materia y energía y haciendo uso de la memoria de la especie humana, la cual es eterna.

El fin del hombre se plasma en su propia conciencia, desde su finitud puede proyectarse hasta los confines del universo. A partir de esta concepción puedo decir que tenemos una misión que cumplir cuando aún estemos vivos, llevar la vida a otras dimensiones lejanas ajenas a condiciones para su mantenimiento. Pero será el hombre quien debe cumplir con este reto de hacer las condiciones para que la vida se mantenga y pueda tomar conciencia de la magnitud de ese océano cósmico en que se desarrolla.
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24 de junio de 2012

ÉTICA Y POLÍTICA


El hombre es un ser libre, con capacidad de autodeterminación, es decir, capaz de obrar luego de una libre elección. Esta elección se lleva a cabo como resultado de un conocimiento que define el carácter de una conducta, ya que está vinculado con una conciencia moral que aprueba o desaprueba un determinado acto.
Tanto la moral, como el derecho y los usos sociales, forman parte de un todo mayor: la ética. Hablar de ética es hablar del bien y del mal. La ética no es una abstracción, es el otro. Cada acto está obrando directa o indirectamente sobre una vida: "Nunca se roba algo, se le roba a alguien".
La moral hace referencia a aquellas pautas interiorizadas por el individuo quien se las autoimpone no como obligación sino como necesidad, por el simple hecho de provenir o formar parte de "lo bueno".
El derecho es el conjunto de normas emanadas por un órgano competente. Las mismas constituyen una prescripción, o sea la imposición de la voluntad de la autoridad normativa sobre la voluntad del sujeto o destinatario.
Los usos sociales recogen comportamientos deseables y aprobados por una comunidad, es decir costumbres sociales. Son normas consuetudinarias.
El hombre, por naturaleza tiene la capacidad de perfeccionarse y de superarse día a día, por lo que tiende a alcanzar la plenitud. Para llegar a tan preciada meta como lo es la plenitud, es necesario vivir en sociedad; el ser humano necesita de los demás para construir un mundo o ambiente propicio en el cual alcanzar la plenitud, causa esencial de la felicidad.
Es por ello que el hombre necesita de la sociedad política, pues nada es pleno si no se comparte, confronta y comunica a los demás, ya que el bien es expansivo, comunicativo: "De nada sirve la sabiduría si no se la comunica mediante la educación".
El hombre se reúne en sociedad para el logro de un bien común a todos. El bien común no es el bien individual, no es la suma de la porción de felicidad de cada individuo integrante de una comunidad, pero tampoco es un bien que nada deba a las partes. Es la integración sociológica de todo lo que hay de virtud y riqueza en las vidas individuales, y que tiende a perfeccionar la vida y la libertad de persona de cada ser. No es utilidad solamente, sino fin bueno es sí mismo, sujeto a la justicia y a la bondad. Es el fin último de la vida social.
La política es la ciencia social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes de una comunidad. El bien común no es sólo la tarea del poder político sino también razón de ser de la autoridad política.
Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Será bueno todo aquello que beneficie, tienda, acreciente o promueva el bien común. Será malo todo aquello que tienda a perjudicarlo, disuadirlo, disminuirlo, etc.
Es deber de todo estado democrático promover el bien general. El bienestar general se logra por medio de una auténtica justicia social cuya finalidad es obtener una más justa distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales. Hace falta la presencia de un estado capaz de generar este equilibrio.
Un estado que no elimine la responsabilidad de las personas, de las comunidades y de las organizaciones intermedias. Un estado que no convierta en dependientes a los ciudadanos y en pupilas a las comunidades y organizaciones intermedias. Un estado que no les quite sus obligaciones. Esa orientación de la intervención estatal ha sido nefasta para la sociedad civil, la ha hecho débil. Pero tampoco sirve un estado ausente, que deje la suerte de sus habitantes al juego de la oferta y demanda. Ni un estado indiferente a los problemas sociales. El estado debe intervenir para asegurar el mínimo de bienestar para todos. Sin demagogias.
En resumen, la naturaleza de un estado o de la sociedad política, es la búsqueda del bien común. El estado se desnaturaliza, es decir pierde su esencia, cuando se corrompe. Corromper, entre otras acepciones posibles, es alterar la forma de alguna cosa; así el estado corrupto ya no tiende al bien común sino que se desvirtúa transformándose al provecho de unos pocos.
Según Aristóteles, definiendo las formas de gobierno, hay monarquía, aristocracia o democracia cuando el rey, una minoría o una mayoría gobiernan para el conjunto. Estas serían las formas naturales. En cambio hay tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una minoría o una mayoría gobiernan para sí mismos.
http://www.mflor.mx/materias/temas/eticaypolitica/eticaypolitica.htm

9 de junio de 2012

LA ÉTICA EN LA COMUNICACIÓN

Karl Apel, afirma que somos una comunidad ilimitada de comunicación o de comunicadores. La comunicación tiene una sustancia ética, pues se sostiene en la idea de que nosotros hablamos, es decir, nosotros nos comunicamos con otros comunicadores/perceptores semejantes. Respetar al otro es lo que da sentido a la comunicación política. Todo lo que se aleja del respeto al otro, que lo utiliza, lo manipula, lo engaña o le miente, generará frustración, violencia e infelicidad.

En la sociedad mundial, globalizada, la comunicación se ha convertido en el centro de la actividad humana. Desde el Twiter se envían decenas de millones de mensajes diariamente en todo el mundo. Las nuevas tecnologías de comunicación e información, las páginas WEB, Youtube, los canales de televisión locales, las cientos de emisoras de radio, los Blogs y el Facebook pueden servir para comunicar o para incomunicar.

La política hoy está unida consustancialmente a la comunicación.  Luchar por el poder es comunicar y gobernar es, también, comunicar. Lo que hace la diferencia es la ética, la moral o la virtud. Se puede asumir la comunicación política desde la demagogia –las diversas formas de mentir en política- o desde la búsqueda de la verdad y una comunicación transparente que considere al semejante un fin en sí mismo y no un medio para conseguir algo.

En esta idea, reside la diferencia entre las ideas democráticas y las totalitarias. Es la persona humana un fin en sí mismo y, por ende, no puede ser engañada o utilizada para conseguir un fin oculto, sustentado en el doble lenguaje o el engaño como método. O la persona se debe subordinar a las leyes de la historia –la lucha de clases o la supremacía de una raza, un pueblo o un país- que inexorablemente nos llevarán a un “nueva sociedad”. Desde ese punto de vista, la demagogia, la manipulación, la mentira y el engaño, son un camino válido, en la medida que -así piensa el totalitario- estamos facilitando la destrucción de una sociedad para construir una nueva.

El tema de la ética en la comunicación comienza en la antigüedad con Platón que sostenía que el lenguaje sirve para comunicar a otros algo sobre las cosas. Las ideas de Platón fueron, en su formulación, algo ingenuas. Al afirmar esta idea, él creía que se transmitía ese algo con buena intención. Platón creía que las personas en la medida que conocieran la realidad, lejos de la apariencia, podrían comunicar con la verdad.

Por ello, la tarea del sabio o el político era la de educar y comunicar la verdad una vez descubierta. El hombre educado, en posesión de la verdad, debía actuar rectamente. Aristóteles entendió que se puede conocer la verdad pero sin embargo se puede no decirla. En otras palabras se puede conocer la verdad pero sin embargo se puede mentir o afirmar falacias en función del objetivo del poder.

Desde la antigüedad hacia adelante se ha discutido sobre el tema de la mentira y la verdad en política. Pasando por alto a pensadores como San Agustín que dedicaron abundantes estudios sobre la mentira, podemos llegar a uno de los filósofos esenciales en la fundación de la modernidad: Emmanuel Kant.  

Kant, es un pensador liberal, creador de la tesis del imperativo categórico por la cual –luego de arduas trabajos de investigación- sostiene que se debe actuar en función de una actuación por la cual nuestros actos responden a leyes universales. ¿Son tus actos leyes universales? Si son leyes universales puedes actuar en consonancia con ellas. ¿Es una ley universal que todos los gobernantes roben? Si no es una ley universal, simplemente no debes robar. Este axioma moral, Kant lo llama el imperativo categórico.

Actúa, entonces, como si tus actos fueran leyes universales. En el otro lado del mundo, Confucio -500 AC., el Kant de China- formuló una proposición parecida y que todos repetimos sin saber que Confucio es el autor y que tiene más de dos milenios de vigencia: No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti.

En circunstancias que el mundo se está transformando aceleradamente, caen las barreras nacionales, se integran los países y los bloques regionales, existe un mercado mundial y un incesante intercambio comercial, posible por la revolución científica y tecnológica incesante, es fundamental una ética comunicativa que le dé un sentido a la política y a la comunicación. Sin una ética comunicativa, es imposible entenderse, comunicarse, aceptarse mutuamente, respetarse. La ausencia de una ética comunicativa genera una visión parcializada de la realidad por la cual, el otro está equivocado o se mueven en las apariencias, y por ende, puedo imponer mi mensaje, manipulando.

En Kant encontramos las ideas claves. Tres de ellas son razón-razonabilidad, libertad y voluntad. La comunicación tiene que basarse en el respeto al otro como ser razonable que se atreve a pensar. Se puede apelar a lo emocional con el fin de lograr una comunicación eficaz pero se tiene que buscar argumentar, fundamentar, razonar. De lo contrario la comunicación se sustentará sólo en las emociones que pueden ser fácilmente manipuladas.

La comunicación, así mismo, es posible en una sociedad libre y con seres humanos libres. La libertad es una conquista de la modernidad y no como afirman los totalitarios, un prejuicio o un obstáculo para sus fines. La libertad implica hacer uso de la razón para elaborar mensajes, pero éstos se sustentan en una moral y en una fuerza de voluntad para expresarlos y no deslizarse hacia las fáciles inclinaciones personales que deshonran/pervierten la comunicación.

La comunicación política tiene que sustentarse en una moral consistente, fundamentada en la razón y en la capacidad humana para razonar y no en la simple emoción. La voluntad implica la capacidad de las personas para actuar en correspondencia con la razón y, por tanto, ejercer una disciplina y una acción valerosa, virtuosa.

Confucio y los filósofos taoístas, de la misma forma que Aristóteles, promovían la búsqueda de la armonía en relación con uno mismo, con los demás y con la naturaleza. Aristóteles proponía como moral, alejarse de los extremos, encontrando en el centro, en el medio –no como eclecticismo- el camino para la solución de los asuntos humanos.

La comunicación moderna, tiene que apelar a la búsqueda de la armonía en la sociedad, alejándose de toda forma de extremismo manipulador, que impida el entendimiento entre las gentes. Comunicar es establecer relaciones entre las personas, informando de algo sobre las cosas  a los demás. Ese algo, debe tener un valor y no debe ser un algo deleznable, injusto, destructivo que impida una mayor armonía entre las personas.

http://www.sjl.pe/noticias/noticia.asp?id=2531