SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

31 de enero de 2012

CONCEPTOS ÉTICOS Y MORALES


Ética: es una de las principales ramas de la filosofía.   La ética   es la rama de la filosofía en la cual el ser humano realiza actos de manera consciente y libre, son actos que realiza con un control racional no solo ve lo bueno del acto si no también determina si fue éticamente malo. Su principal objeto de estudio es la moral y la acción humana.

Bioética: estudio de conducta humana por medio de las ciencias y atención de la salud es decir que la bioética no se ve limitada tan solo por el ámbito médico, sino que incluye los problemas éticos relacionados con la vida en general, por ejemplo el medio ambiente o el buen trato a los animales.

La bioética surge por tanto como un intento de establecer un puente entre ciencia experimental y humanidades.
 
Moral: conjunto de normas que   se han establecido desde nuestros antepasados hasta nuestros tiempos, es decir conjunto de creencias y valores que dictan normas y costumbres que guían en el actuar de las personas que permite distinguir entre el bien y el mal.
 
Dilema moral: Un dilema moral es una narración breve en la que se plantea una situación problemática que presenta un conflicto de valores, ya que el problema moral que exponen tiene varias soluciones posibles que entran en conflicto unas con otras.

Autonomía: es utilizada en el momento de emitir el sufragio debido a que nadie tomara la decisión por nosotros. También cuando decidimos la carrera a estudiar.
 
No maleficencia: se puede ejemplificar cuando un paciente llega al consultorio con mucho dolor y se le suministra un medicamento para luego hacerle los exámenes correspondientes.

Beneficencia: cuando un paciente necesita que, aunque no exista un tratamiento con finalidad curativa, se intente dar una solución integral a sus problemas, tanto físicos como psicoemocionales, sociales y espirituales.

24 de enero de 2012

LOS MAYAS YA NO EXISTEN


A través de la historia del hombre, en cada una de sus civilizaciones, se generan mitos y creencias que sacuden a su gente, y cuando estas demuestran su grado de desarrollo astronómico, científico, político y social, sus pensamientos se transmiten a las siguientes generaciones produciendo temores, miedo y terror.

Hoy se sabe que la altura de las grandes pirámides de las culturas antiguas se debe a la búsqueda de facilidades para mirar el horizonte profundo y la bóveda celeste. Los misterios y enigmas de esta bóveda han generado las más complejas inquietudes filosóficas sobre nuestro origen, el destino y la vida más allá de la muerte.

Los mayas, única cultura de América que desarrolló una escritura jeroglífica, tuvieron el logro intelectual más destacado de la América precolombina. A través de aquella expresaban su pensamiento permitiendo conocer cómo registraban el universo cotidiano, el mundo de lo intangible, lo invisible y lo mágico.

Gracias a su escritura en el momento actual sabemos de la obsesión de los mayas con el tiempo, según se ve en sus complejos calendarios y en su predicción de eventos celestes y su incidencia en la tierra misma. Su pensamiento se hizo fehaciente tratando de explicar, mediante mediciones matemáticas y astronómicas, el transcurso del tiempo hacia el futuro.

Este es el caso de la denominada “cuenta larga”, un sistema de calendario de cómputo del tiempo, que tiene bases históricas, astronómicas, mitológicas y matemáticas. En este sistema, el comienzo de la era actual, el 13 de agosto de 3114 A.C. y el final 21 de diciembre de 2012, se genera un período de 5126 años al final del cual se espera el paso a una nueva era, generada desde el pensamiento y la creencia maya.

Nuestro mundo actual que aprovecha todas las coyunturas para generar miedos y terrores ha desarrollado una pauta publicitaria y enfermiza de que ya estamos próximos a viajar al “más allá” y que ya no hay salvación. Yo, personalmente estoy empacando mi maleta, porque esas terroríficas afirmaciones tratan de manipularme de que ya no hay nada que hacer.

Los mayas pensaban que el mundo había sido creado y destruido en varias ocasiones y que la próxima sería en el 2012. Eso pensaban ellos, nosotros debemos pensar en que es posible construir una nueva era estructurada en la cultura de la paz, la justicia y la comprensión del hombre mismo.

Esta fecha, 21 de diciembre de 2012 es asociada por un cúmulo de fanáticos, perdón de profetas, con varios eventos celestes catastróficos que de acuerdo con las leyes naturales no tienen explicación.

Sólo sé que cada período de la historia del hombre está marcado por reflexiones profundas sobre el momento actual y las nuevas generaciones se plantean el nuevo modelo que les permita trazar el nuevo horizonte del mundo. Los mayas ya existieron y dejaron su pensamiento, nosotros debemos construir el propio. Dejemos miedos y temores. Adelante que todavía tenemos una misión sobre la tierra.

www.catedraderamiro.blogspot.com

20 de enero de 2012

LA ESTAFA


El modelo social y moral en el que hemos vivido en los últimos cuarenta años, desde los setenta, era insostenible, y así ha quedado claro con la crisis, por así llamarla, de estos últimos años. Hablamos de crisis y hay quien todavía piensa que se trata de eso, de un ajuste tras el cual todo volverá al mismo ritmo de antes. No es así, y los responsables políticos y las élites intelectuales lo saben.

El modelo es insostenible, primero, porque en los años setenta se quebraron los consensos morales que lo sostenían: el Estado del Bienestar de los años 50 y 60 se basaba en una familia estable, una distribución de roles muy clara entre mujeres y varones, una natalidad alta, una idea nacional basada en la solidaridad y la cohesión, una vida laboral continuada y sin rupturas.

Todo eso saltó por los aires en los setenta. Muchos de los que vivimos esos años vimos cómo aquel mundo se derrumbaba y bastantes contribuimos a que así ocurriera. La cultura oficial actual, la que se enseña en las escuelas y se difunde desde las instituciones estatales, es heredera de aquel movimiento. Esa cultura subvencionada sigue intentando subvertir un orden que pasó a mejor vida hace más de treinta años. A medida que pasa el tiempo, su estupidez, como es lógico, resulta cada vez más insondable.

Otro factor de la crisis fue la globalización, que no es sólo un hecho económico. La globalización es también una nueva forma de situarse ante la vida. Los papeles sociales que antes nos venían dictados son ahora, si es que han sobrevivido, una decisión personal. Disfrutamos de una libertad casi ilimitada y somos, más que nunca, lo que decidimos ser. Como se ha dicho, todos los norteamericanos nacidos después de la legalización del aborto en 1973 son fruto no de un hecho natural, sino de una decisión consciente y, se quiera o no, deliberadamente tomada.

Esa situación, que desde entonces no ha dejado de ampliarse a todos los países y a todos los campos de la vida, hace imposible un Estado del Bienestar concebido como un seguro que nos garantiza ante cualquier riesgo, ante cualquier eventualidad. Ese seguro universal respaldado por el Estado es una ficción y, como se ha dicho más arriba, los responsables políticos e intelectuales lo saben. Por eso la propuesta del ministro de Hacienda de poner a los responsables de este engaño monumental ante las consecuencias de sus actos va en la buena dirección, por mucho que resulte difícil de poner en práctica.

No pueden seguir en la vida pública quienes comprometen gastos imposibles de pagar sabiendo que lo son, prometiendo un bienestar y una seguridad que no van a existir e impidiendo con ello, además, cualquier posible crecimiento. Estamos ante una estafa que nos costará, si es que no nos ha costado ya, los esfuerzos y los ahorros de toda nuestra vida. Si eso no merece alguna clase de sanción social, es difícil imaginar que algo lo merezca. Se requiere por tanto algo de imaginación.

JOSE MARIA MARCO
http://www.larazon.es/noticia/1671-la-estafa-por-jose-maria-marco

13 de enero de 2012

NEUROÉTICA Y NEUROPOLÍTICA. SUGERENCIAS PARA LA EDUCACIÓN MORAL

Adela Cortina (1947) es una de nuestras pensadoras actuales de mayor solidez intelectual. Catedrática de Ética y Filosofía Política, directora de la Fundación Étnor y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ha publicado títulos tan destacados como Ética de la razón cordial y Las fronteras de la persona. El presente volumen, en la estela de los anteriores, continúa discutiendo cuestiones de ética y moral. Versa sobre dos novísimas ciencias humanas: la neuroética y la neuropolítica; qué son, qué problemas suscitan y cómo afectarán sus descubrimientos a la moralidad de la humanidad futura lo explica la autora con el rigor expositivo, la empatía psicológica y la mesura que la caracterizan como filósofa.

Si en el siglo XX cobró auge la genética, al inicio del XXI destacan las neurociencias: las disciplinas que estudian el cerebro y postulan que gracias a los nuevos conocimientos sabremos más de nosotros mismos. Pero las neurociencias, envanecidas con su propio saber, suelen declarar obsoletos saberes anteriores avalados ya por presupuestos ontológicos emocionales, ya por la vieja y simple razón. Entienden que nuestros saberes -desde la psicología hasta la economía- tienen bases cerebrales; lo mismo que nuestros juicios y obligaciones morales, incluso nuestros prejuicios e ilusiones.

La neuroética desempeñaría el papel de árbitro en el campo de las neurociencias, y se pregunta, por ejemplo, si de verdad habría que revisar nuestros imperativos morales al considerarlos dependientes de estímulos cerebrales. Las cuestiones de las que se ocupa no son baladíes: ¿Es nuestro sentido del bien y del mal algo connatural al ser humano? ¿Las buenas y las malas acciones, lo que consideramos moral e inmoral, está ya condicionado en el cerebro humano por ciertas sensaciones de placer o displacer? En suma, ¿del "es" cerebral se sigue un "debe" moral? ¿Existirá en el futuro una ética universal cifrada sólo en la lectura de los mapas cerebrales, comunes a cualquier ser humano civilizado?

Por su parte, la neuropolítica se plantea cuestiones tales como si "el mejor sistema de gobierno posible", la democracia, es la forma política exigida por nuestras bases cerebrales; si tales elementos nos preparan de manera innata para asumir unas formas políticas antes que otras, o si ello es fruto de la experiencia y el aprendizaje. Asimismo se cuestiona si los electores son libres para elegir a sus gobiernos. A raíz de cuestión tan espinosa, Adela Cortina reserva los últimos capítulos del libro para discutir diversas teorías modernas acerca de la libertad, el eterno conflicto sobre el determinismo de la voluntad.

¿Hasta qué punto somos libres para decidir y responder de nuestras acciones? Con todo, al sentido común no le cabe duda de que el ser humano es libre y responsable de sus actos; ni tampoco tendrá que dudarlo la educación cívica, que debería desempeñar un papel insustituible en nuestras sociedades modernas; proclamar la dignidad del ser humano y la universalidad de los inviolables derechos que lo amparan sería su principal tarea; que el fundamento de tales derechos pueda sustentarse sobre pilares ontológicos o neurológicos, apelando a viejas o nuevas éticas, en nada exime de su defensa y difusión.

LUIS FERNANDO MORENO CLAROS
http://www.elpais.com/articulo/portada/Neuroetica/neuropolitica/Sugerencias/educacion/moral/elpepuculbab/201

8 de enero de 2012

PRINCIPIOS PARA LA INFORMACION


Los eventos que suceden a la humanidad están cargados de diferentes facetas. En el momento de dar a conocer un suceso cualquiera es necesario:
Informar lo que pasa, ateniéndonos estrictamente a los hechos, que son sagrados.
Analizar e interpretar la realidad desde una mirada objetiva y profesional, sin segundas intenciones ni otro interés que el meramente periodístico.
Opinar conforme a principios basados en una línea editorial que exalta ante todo el diálogo, la concordia y la libertad en todos los órdenes, dentro de valores universales como la democracia republicana y el Estado de Derecho.
Dar lugar al más amplio abanico de opiniones e ideas, siempre y cuando se expresen con respeto y no incurran en provocaciones ni agravios.
Rectificarnos rápido ante el error, sin vergüenza ni temor por sus eventuales consecuencias. Ser constantemente autocríticos, revisar diariamente nuestro trabajo sin indulgencia, porque es fácil caer en el error y la superficialidad, y de ese riesgo no estamos exentos.
Procurar sorprender todos los días al lector con un diario novedoso, inteligente, profundo y cercano, que trate los temas con altura y sencillez a la vez.
Preguntar. Preguntar una y otra vez hasta entender y así poder explicar el significado de las cosas de la manera más comprensible posible.
Ponernos en el lugar de quien nos lee, estar allí donde él no puede estar para defender sus derechos, así como recordarle sus obligaciones.
Ser optimistas, transmisores de buenos ejemplos, reparar en aquellos casos aleccionadores que sirven de modelo y estimulan a la sociedad, porque en los diarios inevitablemente cargamos contenidos duros y descorazonadores que agrietan el ánimo del lector.
Contar historias. Tener siempre presente que nuestro papel es el de contarle algo a alguien, y que nuestras páginas deben referirse básicamente a las personas, con sus problemas, alegrías, angustias y vivencias cotidianas.
http://www.lanacion.com.ar/1438488-diez-principios-para-un-aniversario

3 de enero de 2012

DECADENCIA DE LAS NACIONES


El planeta tierra ha sido dividido por el hombre en unidades geográficas, en donde habitan los humanos, que han dado lugar a las naciones. Estas se han construido, a través de la historia, como estrategia para el desarrollo de los pueblos. Cada nación ha generado su manera particular de gobernarse y de defenderse del ataque de las demás. Es una forma propia que debe respetarse.

Las naciones están conformadas por individuos que siempre buscan enfrentarse con otros como una forma de resolver los problemas.  Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. Aquí el pesimista es siempre una parte del problema. El optimista es una parte de la respuesta. Los incentivos individuales estimulan a las personas a actuar en forma de grupos. Esta es la explicación del trabajo político que se hace en las naciones del mundo.

Arnold J. Toynbee dice: “Una nación permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales, y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios”.

En la preocupación por los asuntos nimios del manejo de las naciones, como la orientación del poder para asuntos particulares, se da paso al inicio de la decadencia de aquellas. Hay muchas razones para la declinación y caída de una nación, la crisis del cumplimiento de la ley, la pérdida de la disciplina económica y la creciente burocracia.

La historia brinda abundantes ilustraciones de las consecuencias desastrosas del colapso de la ley y el orden. En la antigua Grecia, los primeros síntomas de desorden fueron una pérdida general del respeto por la tradición y la degradación de los jóvenes.

Entre los primeros síntomas estuvieron la declinación del arte y el entretenimiento. Los filósofos y expertos distorsionaron el medio de comunicación. La retórica se volvió combativa e intolerante; los intelectuales comenzaron a ridiculizar y a atacar todas las instituciones tradicionales de la sociedad helénica.

Nuevos pensadores de la sociedad propiciaban un "cambio fundamental" y pedían que se le diera a la juventud una "voz en la sociedad". Sin pautas tradicionales, los jóvenes se volvieron desenfrenados e indisciplinados, destruyendo el viejo orden. Lentamente, Grecia degeneró hacia una nación desacreditada y anárquica. Los romanos conquistaron Grecia en 146 a.C. Al colocar todo bajo la autoridad militar, lograron restablecer el orden y restituir el gobierno de la ley.

Las naciones empiezan su decadencia cuando se empecinan en mantener el orden al margen de las tendencias de las nuevas generaciones. Cada generación tiene su propia forma de pensamiento y a esto hay que apuntar. La organización de los estados deberá ser estructurada a partir de la articulación de las buenas costumbres y el cumplimiento de la ley, legadas de las generaciones anteriores, con la dimensión de la vida y del pensamiento de las nuevas.

En la decadencia de las naciones influyen la declinación de la educación, el debilitamiento de los fundamentos culturales, la pérdida del respeto por la tradición y el marginamiento de los jóvenes del manejo del Estado.

Las naciones deben apuntar el pensamiento de las nuevas generaciones, su modo de actuar y de comportarse y desarrollar estrategias para que en el momento en que tomen las riendas del poder, hayan asimilado la responsabilidad de construir un orden social moral, lejos de la corrupción y la trampa.