SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

28 de abril de 2012

ÉTICA Y POLÍTICA


Recurrentemente he sostenido que alcanzaremos mejores niveles de vida cuando entendamos que el relacionamiento de la sociedad debe estar impregnado de reglas morales estrictas.

Deslindemos: ética es la reflexión sobre el fenómeno moral. Las reglas, las normas, el contenido de la acción humana, refieren a la moral. Referirnos a la ética y la política no debe ser un mero ejercicio de retórica; debe ser un presupuesto a todo intento de respuesta a las incertidumbres e inseguridades que nos acechan.

Y vaya que hay incertidumbres e inseguridades. Porque no olvidemos además, que la política se confunde con el interés general. Un hombre político es un hombre que pertenece a todos, es un hombre que cumple un mandato. No sólo es responsable de lo que dice o hace; sus abstenciones o silencios le comprometen tanto como sus actos y palabras.

La política como "arte" del gobierno, es un elemento necesario del Estado. Sin política no puede haber vida social institucionalizada, ni es posible la convivencia civilizada bajo el Derecho. Su existencia, unida a la ética y a la idea de objetivos vinculados con el bien común, marca el comienzo de la reflexión sobre la ciudad, la República, el Estado. De allí que la política es una actividad indispensable, noble y elevada.

Sin duda ética y política están y deben estarlo, unidos en forma incontestable y la crisis de hoy en lo que refiere a los políticos y a la Política (en términos generales), es una crisis que deriva del alejamiento, del abandono de la regla moral, de la conducta moral y de la reflexión ética aplicable a la Política.

Los políticos que no están animados por el sentimiento del interés público y buscan en la política un refugio y hacen de ella un oficio cuando debería de ser un deber, tienen que ser radiados.

Siempre desde la democracia ateniense hasta nuestros días, el juicio hacia los políticos ha estado lindando la censura y se les imputa todo tipo de desventuras. En la actualidad se manifiesta con otra virulencia, por la difusión, la información generalizada y el fenómeno de las encuestas de opinión. Y desde ya que el juicio negativo en la mayoría de las veces en cuanto a la honestidad de los políticos, es injusto.

Si algo sucede es el reflejo del estado de la sociedad en su conjunto, en un momento de decadencia moral y de relajamiento de los controles éticos y del valor de la conciencia de la propia dignidad. Y esto no refiere solo a la actividad política, sino también en la actividad privada, profesionales, obreros, en la sociedad en general. La corrupción, fenómeno social generalizado, solo puede combatirse por medio de la revalorización ética y la lucha institucional y jurídico penal contra ella, pero sobre todo por la participación de todos los ciudadanos de una manera activa, en la política.

El hombre político siempre está obligado a rendir cuentas y tiene al público por clientela… pero lamentablemente parece que no son tiempos donde las actitudes de respeto y sensibilidad, primen. También este tema tiene que ver con el ejercicio de la función dependiendo el lado del mostrador en que se encuentre el político gobernante.

¿Por qué hoy se hacen cosas como gobernantes que otrora no se hacían? ¿Cómo es posible que lo que se fustigaba en la oposición se aplica cuando se es gobierno? ¿Quién devuelve el tiempo miserablemente perdido? ¿No hay allí falta de ética en el ejercicio de la función?

Sería buena cosa comenzar a estar imbuidos de estos conceptos, vinculados a la ética y al decoro: enaltecen el espíritu, fortifican el alma, darían luz a una sociedad pacata necesitada de robustecer la menoscabada dignidad.

ANÍBAL DURÁN HONTOU
http://www.elpais.com.uy/120428/predit-638521/editorial/etica-y-politica/

20 de abril de 2012

HACIA UNA ÉTICA MUNDIAL


El teólogo católico, aunque debiera decir mejor ecuménico, Hans Küng, llega a Colombia a lanzar un mensaje de tolerancia y paz que merece ser escuchado con atención en “la era del terrorismo”. Desde el 11 de septiembre de 2001 Estados Unidos ha enfrentado los actos terroristas de una ínfima minoría con un asalto a Irak, que era de los pocos regímenes laicos de Medio Oriente, y contra una religión que cobija más de mil millones de seres en el planeta. Huntington ha hablado del “choque de civilizaciones” para comprometernos a todos en una cruzada contra el Islam que, según él, incuba el odio. Odio contra odio parece ser la respuesta que encuentran adecuada los dirigentes norteamericanos y aquellos que se escudan en la misma lucha para imponerse sobre sociedades paralizadas por el miedo.
Küng, por el contrario, nos habla de la posibilidad de una ética mundial, basada en los preceptos de las grandes religiones del mundo que comparten entre ellas y que tienen que ver con la conservación de la vida, de la familia, de la propiedad y del respeto por las personas. Esa ética nos puede acercar a la tolerancia sobre la base de las reglas que siguen la mayor parte de las personas del mundo adscritas a religiones que en el fondo no son tan diferentes entre sí.
Küng se opone a la conservatización de su propia Iglesia, que dice no tiene por qué defender los dogmas de la Edad Media sino  traer a la vida moderna reglas de convivencia y tolerancia que surgieron con el cristianismo primitivo. La Iglesia Católica, por el contrario,  recrea la noción de que es la única dueña de la verdad y de la salvación,   reimpone la liturgia en latín para que los fieles no puedan entenderla y desanda  los pasos que diera en el pasado para establecer un diálogo constructivo con el judaísmo y el Islam.
La tarea de desarrollar una ética que le sirva de sustento a la economía y la globalización es otra de las tareas titánicas que se ha impuesto Küng. Para él, la globalización es inevitable y hay que aprovechar de ella los desarrollos productivos y técnicos que promueve. Sorprende el diestro manejo que ha logrado hacer este especial  teólogo de la economía para criticar las posiciones ultraliberales en el sentido de que la libertad de los poderosos tiende aplastar las libertades de los demás. “La ilimitada libertad del más fuerte a costa del más débil”.
Küng plantea, como alternativa al ultraliberalismo de Friedman, el ordoliberalismo que surgió en Alemania de los escombros de la guerra, liderado por Ludwig Erhard, que combinaba la libertad del mercado con la defensa de un orden social, basado en un principio ético de justicia. Uno de sus exponentes, Müller-Armack, lo exponía así: “El sentido de la economía social de mercado es unir el principio de libertad de mercado con el de equilibrio social”.
El Estado opera acá para mantener la competencia funcionando a favor de las mayorías y lo hace reprimiendo y castigando conductas monopolistas y antisociales de las empresas, entre ellas a que se produzca una negociación colectiva entre trabajadores y empresas, a la vez que las políticas económicas actúan de manera contra cíclica para impedir que el orden espontáneo del mercado conduzca a una crisis financiera y económica. Con ese modelo de economía política, Alemania prosperó y mantuvo una gran estabilidad política y social después de la guerra sin crear dependencia dentro de la población.
La propuesta de Küng es entonces una síntesis que por un lado introduce el marco de la economía social (no capitalista) de mercado, dos conceptos que deben equilibrarse mutuamente: la libertad económica del individuo limitada por la justicia social y las exigencias del bien común. Todo ello resulta en un programa que afirma no sólo “la confianza en la auto dirección y las fuerzas auto correctoras del mercado y la competencia sino también el equilibrio social y la función ordenadora del Estado”.

http://www.catedraderamiro.blogspot.com

16 de abril de 2012

COLAPSO


El mundo en su acelerado desarrollo y en su afán de producir cosas, en una cantidad tal, que el aquel no los necesita, está bordeando los límites de su desarrollo. Vamos ineludiblemente hacia un momento en donde la congestión, la velocidad y el malgasto de los recursos, se confunden con el mantenimiento de la vida misma.

Las circunstancias actuales nos exigen un momento para la reflexión porque tenemos el deber de disminuirle el ritmo al mundo, antes de que entremos en el campo del caos. Todo tiene una velocidad media que conserva y produce armonía. Es lo justo a tiempo.

La civilización humana desbocada es producto del exceso en el consumo de la energía universal. En el momento vivimos una realidad al borde del colapso. Estamos progresando con una intensidad que rompe todas las barreras de lo humano. Nos estamos gastando los recursos que corresponden a las generaciones que nos han de suceder y aún no hemos tomado conciencia de la magnitud del daño que hacemos al mundo y a la sociedad.

El colapso es la consecuencia del exceso en la vida, es producido por la disminución brusca o paralización de todo el proceso de avance del hombre. El conjunto de las acciones irracionales irán frenando del desarrollo de los modelos que producen bienestar y progreso social. Los elementos, productos del desenfreno, se van acumulando hasta que llegan al límite y esto generará el retorno al punto original en donde se producirá una expansión sin control destruyendo todo el orden social.

El egoísmo creciente de la gente, la degeneración moral de la sociedad, el rápido crecimiento del interés en uno mismo, la crueldad y la violencia, el desarrollo de estructuras egoístas y eminentemente utilitaristas destruyen la condición de lo humano y vuelcan todos los procesos de la destrucción del hombre. Es el colapso de la vida conciente, de la vida de familia, de la vida de la sociedad.

Frente a la idea del colapso que se avecina es necesario defender la idea de que el mundo es una opción de vida y de regocijo. De esta concepción es posible construir una realidad que sea igual para todo ser vivo y para todo el conjunto de la vida. Si todos somos individuales, cada uno de nosotros crearíamos nuestra propia realidad independientemente de las consecuencias en el desarrollo social. Pero la realidad es que hacemos parte de una comunidad humana y que nuestro trabajo debe ser colectivo.

La teoría del colapso se construye desde la comprensión de la realidad desde otro ángulo, cual es de no aislar a los seres vivos como transformadores de la naturaleza y como gestores de comunidad dentro de unos índices de mesura y de prudencia frente al progreso.

El absurdo de una clase productora de excesos conduce, en forma perenne al colapso de la humanidad, al colapso de la vida en el planeta tierra y a la desaparición de la especie humana, que hoy tiene como esencia sembrar el universo de vida y compartir la energía de este para los procesos de la transformación de situaciones caóticas en modelos de humanización del ser.

Como humanos es el momento de participar  en la acción de una marcha hacia atrás que evite la destrucción del hombre. Es posible desacelerar el desarrollo tecnológico y científico y desarrollar una base ética que permita la fundamentación racional de la conducta del hombre. Hoy el mundo se aproxima al holocausto nuclear, el manejo desmesurado del poder vuelve irascible al hombre y desde su arrogancia destruye la vida y estropea la condición del ser desde el respeto colectivo y la conciencia social.

http://www.catedraderamiro.blogspot.com

13 de abril de 2012

¿ES EL ISLAM RELIGION DE PAZ?


Se nos ha dicho que los actos de los terroristas islámicos son una aberración de la verdadera fe musulmana. Se ha dicho que los “los terroristas son para el Islam lo que el Ku Klux Klan es para el cristianismo” ¿Es verdaderamente este el caso, o están los terroristas actuando dentro de los límites de una cosmovisión islámica y una interpretación del Corán creída por muchos de sus clérigos?

Empecemos con la palabra “Islam”. Es una palabra árabe que está etimológicamente relacionada a la palabra hebrea “Shalom” que se traduce “paz”. En el mundo occidental, el entendimiento de “paz” difiere en gran manera de una persona del medio oriente. Para el oriente, la paz lleva la implicación de “tener la pie en el cuello del enemigo”, o sea “rendirse”, “sumisión”. Para el musulmán, la paz solo puede venir cuando hay una rendición y sumisión a Allah.

La palabra Islam, literalmente significa: 1. Paz. 2. El camino para alcanzar la paz. 3. Sumisión. La palabra, en su sentido religioso, significa: completa sumisión a la voluntad de Dios. Afirma el Corán en (Sura 2: 136) “Decid: Creemos en Dios y en lo que se nos ha revelado, en lo que se reveló a Abraham, Isaac, Jacob y las tribus, en lo que Moisés, Jesús y los Profetas recibieron de su Señor. No hacemos distinción entre ninguno de ellos y nos sometemos a Él”, que cada uno de los profetas predicaba el Islam. Según el significado de la palabra Islam, El Corán tiene razón, porque es verdad todos los Profetas predicaron la Paz, la sumisión y la rendición a Dios. Sin embargo, ninguno predicó las doctrinas de Muhammad. Por lo tanto, yo creo que todos los seguidores de la doctrina de Muhammad, deben de llamarse Muhammadanos, no musulmanes, porque la palabra musulmán, es muy amplia, y se aplica a todo aquel que esta sometido o hace la voluntad de Dios, entre ellos, judíos y cristianos.

El mundo occidental, muy ignorante de la segunda religión más grande del mundo “El Islam”, ingenuos sobre las intensiones del Islam e ignorantes de su historia. La misma raíz del Islam está en la conquista militar, y el fruto que vemos hoy viene de esta raíz. El Islam, desde su mismo principio, fue propagado por “el filo de la espada”. La historia del Islam está repleta de violencia y guerra, desde su nacimiento hasta el día presente.

Cuando los musulmanes invadieron España, se necesitaron siete siglos para sacarlos. Los turcos otomanos masacraron a un millón y medio de ármenos entre los años 1915-1916 (un hecho todavía ignorado por mucho del mundo occidental). En el Sudán, más de dos millones de cristianos han sido masacrados y muchos más vendidos como esclavos, todo bajo la dirección del General Umar Bashir (musulmán). En Indonesia, los musulmanes han matado a más de 300.000 católicos desde 1975. El genocidio y la persecución actual de los cristianos en Irak, Irán, Egipto, Pakistán, Nigeria…en el nombre del Islam y los musulmanes.

Yo no estoy ignorando las Cruzadas, los conquistadores españoles u otros acontecimientos hechos en el nombre de Cristo. Yo estoy bien consciente de los abusos del cristianismo en los siglos pasados y los encuentro bien repugnante. Pero yo no encuentro la conquista por la espada como el modus operandos estándar del cristianismo. Diferente a Muhammad, Jesús y sus seguidores no iniciaron la propagación de su fe por la fuerza militar.

¿Qué enseña el Islam con su concepto del Jihad?
Se pueden encontrar muchos mandatos en el Corán exhortando a sus creyentes a defender y propagar su fe. El carácter de esta defensa está determinado por como se interpreta la doctrina del Jihad (lucha por la fe), lo cual es discutido en muchos versículos del Corán. En un sentido es entendido como la lucha del individuo con su propia naturaleza para seguir los preceptos de Allah, pero no se puede negar que también se llama a una lucha literal por su fe.

La doctrina del Jihad (guerra santa) en el Islam, divide al mundo en dos reinos, el que se habita en paz y el que se habita en guerra y hace que el creyente siga empujando la pared que hay entre los dos hasta que todo el mundo sea convertido al Islam. El que cae en la batalla se le promete entrada inmediata al Paraíso.

Déjeme citar del Corán. Al leer sus mandamientos es bien fácil ver la justificación de los terroristas islámicos a sus acciones. (Sura 9: 123) “Oh creyentes, hagan guerra contra los infieles que moran entre vosotros. Que ellos encuentren firmeza en vosotros”. (Sura 48:16) “Seréis llamados a pelear contra una nación poderosa, pelead hasta que ellos abracen el Islam”. (Sura 9:29) “Pelead contra aquellos que no creen…aunque sean Pueblo del Libro, hasta que estén dispuestos a pagar el tributo en reconocimiento de su estado de sumisión”. (Sura 9:5) “Pelead y matad al pagano en donde sea que te lo encuentres. Tomadlos, citadlos y esperadlos por todas partes”.

¿Es el Islam una religión de paz?

Las acciones de Muhammad, su historia y las palabras del Corán dicen otra cosa. Por lo tanto, la respuesta verdadera al terrorismo islámico no se encuentra en las armas físicas de guerra. Este es un sistema religioso que seguirá produciendo seguidores, quienes fielmente pelean el Jihad contra los infieles. Ellos no entrarán en el juego de “no te metas con nosotros y nosotros no nos meteremos contigo”. Va contra su religión.

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=21919