SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

25 de julio de 2014

4 SIGNOS QUE PREDICEN UN DIVORCIO

“Sabes con quién te casas, pero no de quién te divorcias”, me dijo un amigo el otro día, “la relación con mi ex se degradó a niveles horribles, lo peor es que no nos dimos cuenta de cómo fue ocurriendo”. Después de que terminara de contarme su historia, me quedé pensando si acaso se puede predecir un divorcio o una separación. Según John Gottman, terapeuta y autor experto en relaciones, sí.

1. No paran de juzgarse mutuamente. Juzgamos todo el tiempo y sin darnos cuenta, pero cuando se trata de la persona con la que compartimos la vida diaria, el juicio va minando la confianza, el amor y las ganas de estar juntos. Criticar y juzgar sistemáticamente a la pareja convierte a la relación en campo de batalla y lugar de maltrato. Por ejemplo, si el otro se equivoca y le decimos: “Eres un inútil, nunca ayudas en nada”, no estamos poniendo el énfasis en la acción sino en la persona. En su lugar, podríamos decir: “Me molesta cuando no cooperas en la casa y dejas todo botado”.

2. Viven a la defensiva. Cuando se vive con la guardia arriba, es porque se está dispuesto a desenvainar la espada, y esas circunstancias están muy lejos del amor. El problema, según Gottman, es que una vez que entramos en una dinámica defensiva, pasamos todo lo que dice nuestra pareja a través del filtro de la agresión, la culpamos de todo lo que nos pasa y no nos hacemos responsables de la parte que nos corresponde.

3. Se maltratan en privado y en público. La forma de hacerlo suele ser muy hiriente porque se recurre a gestos ambiguos, como hacer “bromas”, exponer la intimidad del otro de manera humillante o poner los ojos en blanco y bufar cuando el otro trata de solucionar algo. Si es tu caso, trata de ver por qué lo haces (o permites que tu pareja lo haga) y vean qué es lo que provoca que se agredan de manera pasiva. Aunque parezcan “detalles” pequeños, producen heridas muy profundas, a veces irreparables.

4. Rompen la comunicación. Es como si nos quitaran el suministro de los servicios básicos y no hubiera forma de reactivarlos; uno de los dos rompe definitivamente la comunicación cuando se siente rebasado por las circunstancias. Según Gottman, suelen ser los hombres quienes lo hacen más, porque las mujeres quieren hablar y hablar hasta el agotamiento. Optar por el silencio no resuelve nada, sólo deja en claro que ya no se quiere estar en esa relación.

No hay relaciones sin conflicto; de hecho, es un elemento indispensable en una relación sana, ya que revela rasgos que a veces es necesario transformar. Lo que destruye a una pareja es la forma en que manejan el conflicto, las actitudes que se toman y de cómo éstas van obstaculizando el camino hacia la solución, el cambio o la compasión. Es normal que las parejas caigan en alguno de estos comportamientos negativos, pero ocurre de manera aislada y no es el estado permanente de la relación. Dice Gottman que, ante el conflicto de pareja, una proporción saludable es 5 a 1: cinco reacciones positivas por una negativa.

 Luza Alvarado
https://es-us.mujer.yahoo.com/blogs/pasionaria/4-signos-que-predicen-un-divorcio-173833876.html?linkId=9004540

17 de julio de 2014

NUESTRA TIERRA VIVE

Hoy estamos acostumbrados a ver nuestra tierra flotando en el universo, conocemos su forma y su apariencia y la tenemos grabada en nuestro cerebro. Las naves espaciales, producto del desarrollo científico y tecnológico, nos han entregado este regalo. La imagen de la madre tierra, bella, frágil y bailando alrededor del sol hace parte de nuestra memoria cotidiana.

La imagen fantasmal de la tierra vista desde el espacio se ha convertido en un verdadero ícono de todos los medios de comunicación y esta empieza a crear conciencia universal sobre el único apartamento que tenemos en el universo, al menos por ahora.

Esta conciencia subliminal de nuestro planeta ha empezado a generar una conceptualización alrededor del equilibrio que se presenta en el sistema solar. Estoy hablando de una capacidad de entender la vida en este vasto océano de colores verde y azul que nos cobijan.

Desde el verde de las plantas que se agrupan en la forma de frondosas selvas, hasta el azul que cubre el vaivén de los océanos y el blanco de las nubes, en un firmamento también azul, la tierra parece ser un ser vivo, encargada de proteger todas las formas de vida animal y vegetal.

Devereux en su teoría GAIA dice: “El mayor organismo vivo que hay en la tierra es la tierra misma”. Tiene la capacidad de autorregularse como estrategia de protección de todas las formas vivas.

El mundo actual se mueve en forma dicotómica. La primera forma se analiza desde una visión del mundo desde lo “económico” la cual defiende que debemos explotar el planeta en aras del “progreso”. Es necesario crecer desmesuradamente, habitar el planeta de una manera caótica. Es necesario generar riqueza a partir de la explotación de los recursos no renovables. Es significativo producir en forma masiva y promover el consumismo.

La visión contraria dice “que lo que es demasiado caro” es no cambiar nuestra forma de proceder, porque el tejido de la vida en la tierra corre un peligro obvio, se percibe un desastre en potencia.

Los pueblos primitivos veneraban la tierra y a partir de su sensibilidad religiosa le rendían culto, la consideraban la madre de la vida. Hoy la tecnología y el desarrollo científico le han permitido al hombre el dominio de la naturaleza y entonces se ha sustituido la veneración de la tierra por la estrategia de la explotación irracional de sus recursos.

Estamos entrando en el camino del no retorno, porque hemos abandonado el manto tutelar que nos tiende nuestro planeta y nos hemos dedicado a su saqueo. Apenas empezamos a comprender que hemos dañado la tierra y que esta se manifiesta, en sentido pesimista, con los desastres del cambio climático que empezamos a vivir.


Esta es la obra del hombre construida sobre el afán de la sobre explotación y la obtención de riqueza desmesurada, destructiva de la conciencia humana.