SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

27 de octubre de 2015

RETO DE LOS AÑOS

Van pasando los años y ya no alcanzamos a contarlos, solo sé que tenemos menos tiempo para vivir pero que todavía nos quedan verdaderos retos. Al comienzo de la vida tenemos una bolsa llena de caramelos y queremos comerlos de una vez. Cuando empiezan a escasear detenemos la velocidad de ingestión y comenzamos a saborearlos en una forma pausada y de máxima degustación.

El hombre va tejiendo su quehacer cotidiano y deja su obra, buena o dañina, en la edad dorada de la juventud, otros la llaman la tercera edad, término que acuño como el que más se aproxima al momento que vivimos, los que  nacimos hacia la mitad del siglo XX.

Al final llegamos a la misma concepción de Mario Andrade (Poeta, novelista, y ensayista Brasileño). Un alto para que hagamos realidad aquella concepción.

“Ya no tengo tiempo para  reuniones interminables, en las que se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se conseguira nada.
Ya no tengo tiempo para soportar personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para perderlo con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan ‘egos’ inflados.
No tolero a los manipuladores ni a los aprovechados.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus puestos, sus talentos y sus éxitos.
Detesto, si soy testigo, los efectos que genera la lucha por un cargo importante.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos, si acaso...
Mi tiempo es escaso como para discutir  títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Con pocos caramelos en la bolsa...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reírse de sus errores.
Que no se vanaglorie con sus triunfos.
Que no se considere elegida antes de tiempo.
Que no eluda sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee únicamente caminar al lado de la verdad y de la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena vivirla.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas …
Gente a quien los duros golpes de la vida, le han enseñado a crecer con suaves caricias a su alma.
Sí… tengo prisa… para vivir con la intensidad que nada mas que la madurez puede dar.
Pretendo no mal emplear ni tan solo uno de los caramelos que me quedan.
Estoy seguro que serán más exquisitos que los que me he comido hasta ahora.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres estimados, y con mi conciencia.  
Deseo que la tuya sea la misma, porque, de cualquier manera, también llegaras..."

4 de octubre de 2015

LA RISA y LA SONRISA

Por: Henry Gallo Flórez

Hay risas de amor y de dolor, igual que las sonrisas, que son el espejo del alma del humano. Cuando la tristeza embarga el ánimo, se ríe en medio del llanto. Pero cuando la felicidad es quien domina el espíritu en el alma humana, se ríe a carcajadas y se despeja y explota la garganta y la boca se muestra en su esplendor.

Reír es fuente de vida, es el gozo o el dolor que aflora, en un momento que emociona el ánimo de quien sintiendo placer lo reconoce o grita en medio de la risa, cuando siente el dolor punzante de la desesperación en la miseria que se acompaña con tragedia.

Ríe también el desquiciado, que ha perdido su conciencia y con mueca risueña demuestra en su amargura, que requiere de compasión o de ternura. La locura, se apodera de su mente, y en los momentos tristes enarbola una sonrisa transfigurada en gesto de dolor. Es el paciente de la miseria, ser incomprendido, que arrastra su final.

En los actos heroicos, el valiente se ríe del destino y enfrenta la realidad con estoicismo. Si muere, generaliza su sonrisa, ya sea en el campo de batalla o en el cadalso que le otorga su enemigo.
Pero la más ecuánime sonrisa es del ser amado, cuando nos mira y nos regala en ella su cariño, su amor, su comprensión o su deseo.

Vivimos pues en un mundo de sonrisas, buenas o malas, nos da lo mismo, porque ver reír la gente cuando ama o cuando llora, nos demuestra que son seres con corazón, que en sus conciencias se encuentra la humana convicción, que los hace distintos a los demás seres que pueblan este mundo.
Los animales, como los simios también ríen, pero no por convicción, sino por animalismo. Su sonrisa es sarcástica o bufa y no deja entrever sus pensamientos, ni su racionalidad, pues aparentemente carecen de ella. Son gritos lastimeros, llenos de angustia y no de sentimientos.

Qué decir de la risa de los niños o de la sonrisa del bebe cuando nos mira. Es el alma del humano mismo, aunque ésta en la razón no exista. La risa de los niños es algo bello, es la candidez llevada a la máxima expresión. Sus risas suenan como canticos en las aleluyas de los monasterios y de los templos que elevan las plegarias, pero que no reciben respuestas a sus ruegos, pero les dejan a los fieles la ilusión y el anhelo de suplir sus sueños.

Pero la más bella sonrisa, es aquella de la madre al ver a sus retoños cada día y al contemplar su obra dejada para que en ella se prolongue la existencia y sus genes lleguen a  nuevas vidas.

La sonrisa es la compensación a los dolores, a la fatiga y a la lucha inclemente, a la laboriosidad en nuestras vidas. Sin ella el mundo sería triste y acabaría muy pronto nuestras vidas, porque no habría compensación por nuestras obras, ni se reconocería con ella el cariño, el amor y la ternura.

La risa se convierte en risotada, como en aquel verso al payaso Garrid, cuando el poeta expresa con dolor en su obra - Reír Llorando -, que “hay que aprender a reír llorando y también a llorar a carcajadas”.


Envigado, septiembre 24 de 2015.