SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

25 de abril de 2015

AGNOSTICISMO Y ATEISMO

El agnosticismo es aquella postura filosófica o personal que, a grandes rasgos, considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende o va más allá de lo experimentado o experimentable. Mientras que el ateísmo niega la existencia de un dios como ente sobrenatural en el que se concentra lo divino y permite creer en eventos sobrenaturales que trascienden lo experimentable, el agnosticismo es una doctrina basada en las observaciones y experiencias, y por lo tanto declara como inaccesible todo fenómeno que escape de la experimentación o reproducibilidad.

El término 'agnosticismo' fue acuñado por el profesor T.H. Huxley en una reunión de la Metaphysical Society en 1876. El definió a un agnóstico como alguien que niega tanto el ateísmo ("fuerte") como el teísmo, y cree que la cuestión de si existe un poder superior es indeterminable e irresoluble. Otra forma de decirlo es que un agnóstico es alguien que cree que no sabemos ni podemos saber con certeza si Dios existe.

La palabra agnóstico es de origen griego. A diferencia de los Gnósticos, los agnósticos consideran cuestionable la existencia y evidencias de un Dios como entidad suprema. No suponen hablar de ninguna verdad como absoluta por no poder ser demostrada. Suponen ciertos conocimientos por considerar que el humano no va más allá de su propia existencia. Alegan que para saber si una verdad es absoluta se debería conocer la eternidad de posibilidades y no seria posible ya que el cerebro humano posee límites.

Es una tendencia que suelen tener los gnósticos luego de comprender que tomar ciertos conocimientos como hechos o verdades seria idóneo. Pero si lo toman en cuenta como simples pautas de suposición para comprender otras circunstancias y poder llevar a cabo diferentes comunicaciones, para el progreso y aprendizaje.

 Últimamente, la creencia en una realidad indetectable y trascendente ha acabado en la fe antes que en la razón. Las iglesias han convencido a la mayor parte de la raza humana de creer en lo increíble, darle crédito a lo inverosímil, racionalizar lo irracional. Un ateo es alguien que no puede creer en algo que no tiene base racional, que es nada más que una fantasía y una delusión arrastrada desde la infancia ignorante y supersticiosa de la raza humana.


Cuando se es miembro de alguna religión, no se es libre de usar el propio juicio. Se espera que se aplace el juicio por el de otros que aseguran tener autoridad sobrenatural. Y desde el momento en que ellos no ofrecen evidencia para avalar lo que dicen excepto su propia palabra, se te pide que evites usar tu propio intelecto en el proceso.