SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

24 de noviembre de 2016

TIEMPOS DE FANATISMO

Por: Yolanda Ruiz

Cuando en Estados Unidos la Presidencia la gana un hombre que monta su candidatura en la xenofobia, la mentira y el total irrespeto a las mujeres, la humanidad queda al borde de un abismo, si no es que ya comenzamos a caer. Los mensajes de odio están por todas partes: en las redes, las campañas políticas, los micrófonos de radio, las tertulias familiares, las calles y hasta en las iglesias.
El asunto se complica cuando los mensajes de fanatismo se convierten en hechos violentos que conocemos bien. El asesinato uno tras otro de líderes sociales y políticos en las zonas golpeadas por el conflicto es otro campanazo de alerta. Dicen que son decenas ya o que pasan de 100. Dicen que son los nuevos paras o los viejos que no se han ido, que son las bacrim o grupos sin nombre. Dicen que hay un ejército anti-restitución... Y mientras todos dicen vamos caminando en el túnel del tiempo hacia esos años 80 que todavía nos duelen a quienes tenemos memoria de ellos.

Es una sensación de déjà vu que genera pánico porque ya sabemos hasta dónde puede llegar. El fanatismo de una guerra que no hemos podido acabar del todo, nos dejó más de 200 mil muertos, sin contar con los miles que nos dejó la otra Violencia, así con mayúscula, la del fanatismo de liberales y conservadores. ¿Será que no aprendimos? ¿Tendremos más masacres con el ingrediente adicional de los fanáticos aplaudiendo el desangre desde las redes sociales?

El fanatismo quemó en la hoguera a mujeres acusadas de brujas, arrasó culturas milenarias. El fanatismo bombardea pueblos ajenos y se inmola en atentados. El fanatismo destruye con facilidad y sin remordimiento porque el otro es el enemigo. Para algunos se trata de querer negar a esos “indeseables” la voz, el espacio, la opinión, pero para otros el objetivo va más allá y llega a buscar el exterminio físico de quien es distinto.
El fanático justifica sus agresiones y condena las de los otros. Defiende a los suyos cuando los acusan de delitos, pero quiere que la justicia actúe contra los demás. El fanático no ve matices; es todo o nada porque siente que su pensamiento es la única verdad que existe y todo lo demás es error, delito o pecado. Por eso quiere imponer su visión a los demás.
El fanatismo todo lo explica y lo justifica desde la mirada política, ideológica o religiosa que se toma el cerebro del fanático que ni ve, ni oye ni entiende porque no quiere hacerlo. No necesita hacer ese esfuerzo. Alguien pensó por él y le dice qué hacer, qué sentir. Alguien que sí tiene clara su meta, su interés o su negocio y que lanza ideas sencillas cargadas de emociones fáciles de digerir y de asimilar.
El fanático no ve que la duda es la madre del entendimiento y del conocimiento. No se da cuenta de que dejar espacio abierto para escuchar, mirar, procesar nos puede llevar por caminos propios y mejores. El fanático no ve cuánto lo deshumaniza el hecho de cerrar su mente a reflexiones nuevas y distintas. El fanático pertenece a una masa y sabe siempre quiénes son los malos y los buenos. Por eso el diálogo no fluye y la agresividad es su mejor camino.
Por una vez sería bueno que cada quien dejara de señalar con el dedo a los demás como el origen de todos los males y se parara frente al espejo para ver si en esos ojos se oculta la mirada de un fanático listo para linchar a quien se aparte de su idea. Mi problema, por ejemplo, es que la terquedad me jala hacia los puntos medios y me demoro a veces en entender lo que creo correcto. Me pregunto si no tendré que deslizarme a alguna orilla para ver cómo se ve el panorama desde allí. ¿Sería más sencillo?

http://www.elespectador.com/opinion/tiempos-de-fanatismo

15 de noviembre de 2016

DE LA FILOSOFÍA DE MANOLO A LOS SABERES PRÁCTICOS

Por: Joaquín Robles Zabala. Docente Universitario

Vista a través del lente de la practicidad, como lo interpreta el alcalde de Cartagena, las humanidades y las ciencias sociales no sirven para un carajo.

El asunto parece un chiste, pero no lo es. El alcalde de Cartagena, Manuel Vicente Duque, o Manolo, como lo llaman sus cercanos, aseguró en una entrevista para un canal de televisión local que la filosofía no sirve para nada. En realidad, el alcalde no estaba diciendo nada nuevo, lo novedoso fue que lo dijo él como administrador de una de las ciudades más visitadas del país. Lo mismo le escuché decir a un profesor de las Universidad de Cartagena, filósofo por cierto, sobre la literatura: no sirve para un carajo. Las mismas afirmaciones las han hecho de la historia, la lingüística, los estudios de la comunicación y todas las disciplinadas afines a las humanidades.

Lo que estaba diciendo en realidad el alcalde es que este tipo de saberes no contribuyen para nada al mejoramiento del Producto Interno Bruto. No permiten crear un invento patentado que mejore la calidad de vida de los niños guajiros que mueren de hambre y sed, ni nos permite hacer del campo un lugar más productivo, ni nos da las pautas para que los animales se reproduzcan más y la desnutrición sea eliminada del territorio nacional.

La muestra de esto es que el mismo Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias, es una entidad encargada de promover la ciencia, la tecnología y la innovación. Y las investigaciones y publicaciones del área de las humanidades son vistas por este organismo como simples textos de la imaginación. Es decir, novelas, poemas y cuentos. En el fondo, son miradas como disciplinas conjeturales ante el peso enorme que se les atribuyen a las ciencias exactas o puras.

Vista a través de la lupa de la practicidad, como lo interpreta el alcalde de Cartagena y lo han interpretado muchos otros, las humanidades y las ciencias sociales no tendrían cabida  en un mundo donde es más importante el hacer que el saber pensar, y las tecnologías se  nos presentan como el farol que nos guía por un mundo totalitariamente pragmático.

Desde mucho antes de la década del 70, las facultades de ciencias humanas en Colombia han sido vistas como focos de insurrección. A ellas se les atribuyó la aparición de grupos guerrilleros. La Universidad Nacional de Colombia fue testigo de esa calificación de las humanidades, de ahí que durante largo tiempo estas fueran eliminadas de su pensum.

Sin embargo, lo curioso del asunto es que hasta mediados del siglo XX era inconcebible que un político con un alto cargo no supiera latín, griego y tuviera un conocimiento amplio de la historia universal. Tanto la geografía, la filosofía y las humanidades en general hacían parte de ese enorme abanico del conocimiento que debía ostentar un líder. Esto lo podemos rastrear desde Rafael Núñez, pasando por José Manuel Marroquín, Miguel Antonio Caro hasta llegar a Marco Fidel Suárez.

Hoy, nuestros líderes son incapaces de escribir sus propios discursos, y no es que carezcan del tiempo necesario para hacerlo sino porque carecen de los elementos lingüísticos básicos y del conocimiento necesario para poner por escrito sus propias ideas. De ahí que un eminente senador de la República presente sin sonrojarse un proyecto de desarrollo copiado literalmente de esa “web académica” que lleva por título “El Rincón del Vago”. De ahí que otro apruebe un proyecto sin saber de qué se trata y reconozca luego que no lo había leído, o que no lo comprendió en su totalidad.

Si nuestros dirigentes supieran que muchos de los males de la política nacional que nos afectan tienen su origen en la incapacidad para entender el mundo que nos rodea. Si supieran que la política tiene sus bases en la filosofía y en ese abanico de valores morales y éticos que sostienen la estructura de nuestra sociedad occidental como lo son la libertad, la equidad, la justicia y la solidaridad, tal vez mirarían con otros ojos a las humanidades y resolverían sin contratiempo las crisis sociales por las que atraviesa el país y nuestra región.

Asegurar que los saberes humanísticos no sirven para nada es mirar el conocimiento solo a través del lente mercantilista. Es como creer que la educación debe ser únicamente rentable y no un espacio de formación de los individuos para sacar adelante a una sociedad que busca su desarrollo. Fue Steve Jobs quien afirmó en una oportunidad que los trabajadores de las empresas deberían tener una formación humanística para evitar las crisis empresariales. Y agregó: “la innovación está en las humanidades”.

Sin embargo, la realidad empresarial está condicionada por lo estrictamente económico, y las universidades parecen haberlo entendido así. De ahí que Colciencias centré todas sus políticas en incentivar solo saberes técnicos y tecnológicos. Y esto se ha clavado como un dardo en el imaginario popular del conocimiento, donde las nuevas tecnologías son como la cerecita del ponqué y Platón, Aristóteles y Homero como el cuarto de San Alejo.

El concepto de formación integral  que tanta lata ha dado el Ministerio de Educación desde hace muchos años, y que han repetido como loros los funcionarios de las secretarías de educación distritales y departamentales solo tiene de integral el parágrafo que las enuncias porque la realidad es otra. La eliminación del pensum de asignaturas como la gramática, la historia y la geografía es una de las razones por las cuales los estudiantes salen del bachillerato a la universidad sin saber leer ni escribir. Es triste, pero es así de cruel. Por lo tanto, tienen mil y una dificultades para escribir un párrafo coherente y, por supuesto, para comprender lo que leen.

Por eso cuando se les habla de Homero solo pueden pensar en la serie de dibujos animados Los Simpson, y cuando se les hace referencia a un clásico de la música como Beethoven no puedan pensar en otra cosa que en un perro lanudo que protagonizó la película de 1992 dirigida por Brian Levant.

Es probable, como lo dejó ver el alcalde de Cartagena, que la lectura de Platón no tenga para los estudiantes una aplicación práctica en el sentido estricto del mercantilismo, pero no hay duda de que amplía sus conocimientos sobre el mundo, les permite unas competencias lingüísticas y argumentativas y les da las pautas necesarias para que no digan babosadas cuando la vida, el azar o lo que sea los lleve a ocupar un cargo público. Pero, sobre todo, para que no copien a pie juntillas esos “sesudos artículos” de “El Rincón del Vago” y los presenten como proyectos suyos.

http://www.semana.com/opinion/articulo/joaquin-robles-zabala-de-la-filosofia-de-manolo-a-los-saberes-practicos/504624


2 de septiembre de 2016

ECO DE LA EXISTENCIA

La vida es un presente que se extingue en el tiempo. Todos llevamos algo de afán para vivirla y comprenderla, y esto es el reflejo de la forma como la hemos conducido. Así como el eco nos devuelve las palabras que lanzamos, la vida nos devuelve lo que hemos sembrado en ella, lo bueno o lo malo.

Cuando hablamos cosas que hieren al humano estamos generando situaciones que se devuelven en algún momento de la existencia. El eco es la repetición de un sonido al chocar sus ondas sonoras contra una superficie sólida y regresar al lugar de la emisión con la fuerza y la tardanza suficientes para que se perciba como un sonido distinto del original, como sucede a veces en ciertas montañas, valles o plazas. Lo mismo ocurre con el acto humano. El ruido producido por el daño se expande socialmente y esto produce desacierto y desconfianza.

Por eso creo que la tardanza, en la acción solidaria hacia los demás, se refleja en una forma contraria que menoscaba a la vida misma y a la sociedad en la que militamos. La vida nos devuelve todo lo que decimos o hacemos. Por eso, nuestra vida es el reflejo de nuestro actuar.

Ante un mundo convulsionado se requiere poner más amor y dedicación para con los humanos. La violencia se ataca con sobredosis de amor y este debe ser sembrado en todos los rincones del mundo como estrategia de convivencia. Si deseamos felicidad habremos de darla a todos para que la vida nos la devuelva como el eco.

Cuando construyo bienestar y calidad de vida habré de encontrar algo que viene de rebote. La felicidad la devuelve la vida cuando damos más de lo que recibimos. Pero cuando busco la de los demás, haciendo el bien, la encuentro como el eco, de rebote, recojo lo que siembro.

Estaré alegre cuando busco la alegría de los que me rodean. Si quiero una sonrisa en mi alma, he de sonreír a quienes tengo a mi lado, cada día. La vida me devolverá lo que he dado, como el eco. Esto se aplica a todo en la vida: a la belleza, la verdad y la bondad. Por mucho que vayamos por el mundo buscando la belleza, no la encontraremos nunca si no la llevamos con nosotros.

En nuestras vidas, muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación para continuar un vuelo de victoria, debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor.
Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae. El eco de la vida es el bumerán que nos devuelve lo que sembramos durante ella, es el proceso de cosechar actos de inteligencia y de gratificación o de amarguras y sinsabores.

La vida nos da de regreso exactamente lo que le hemos dado. Nos devuelve todo lo que decimos y hacemos. Si no nos gusta lo que recibimos de regreso, debemos revisar bien lo que estamos dando.

3 de agosto de 2016

GENERACIÓN VIRTUAL

Asistimos hoy al desarrollo de un proceso tecnológico, de tal magnitud, que puede cambiar el curso del planeta y por ende de la vida. La inteligencia humana se ha apuntalado en la ciencia como estrategia de comprobación y de entendimiento de los fenómenos universales.

Nos encontramos al borde de una nueva revolución, la revolución del mundo virtual, apoyada en la red mundial de información, internet, y en todos sus derivados como las redes sociales, las simulaciones, la impresión 3D y la inteligencia artificial misma; un mundo consecuencia de la articulación de modelos derivados de la máquina inteligente.

Producto de la inteligencia natural, la del hombre mismo, en el presente tenemos una verdadera derivación configurada bajo  la forma de inteligencia artificial y ya tenemos frente a nosotros los primeros robots humanoides que piensan, resuelven problemas y adquieren experiencia de lo que hacen y determinan.

En forma simultánea los muchachos de la generación actual, la generación virtual, tienen mucha tecnología, ésta se encuentra en su ADN y ya no nacen con el pan bajo el brazo sino con la “tablet” debajo de él; por ello están tan absorbidos que al parecer tienen menos sexo que sus predecesores o generación anterior. Están tan embebidos en la máquina que ya no tienen tiempo para sentir a su semejante en forma directa; sólo la hacen a través de la tecnología.

La dependencia del teléfono móvil o celular es tan marcada que todo su accionar está determinado en la relación hombre-máquina, es por ello que la interacción con otras personas es más virtual que física. Las relaciones sociales se hacen a través de la pantalla, del mundo virtual.

El contacto entre ellos se hace por medio de la tecnología, no se acarician, no les preocupa el calor humano de quién está a su lado; sólo les interesa el mundo 3D, los emoticones, caritas con gestos humanos, la cámara web y a través de ellos expresan sus emociones y sentimientos.

Gracias a la tecnología, los jóvenes de la generación virtual se emancipan más tarde, por comodidad que les da aquella o por problemas económicos; ellos alargan al máximo la estancia en casa de sus padres, tardan más en casarse y apuestan a un estilo de vida más solitario. Utilizan múltiples canales y dispositivos para sus actividades.

Haciendo uso de la tecnología desarrollan una capacidad de hacer varias cosas a la vez, porque desde la pantalla digital se informan, obtienen conocimiento y datos que les permite la toma de decisiones rápidas.

Este colectivo ha hecho de las pantallas digitales su acceso de referencia para la socialización, el trabajo y el ocio, integrándolas completamente en su vida cotidiana. Son adictos al móvil, sienten la necesidad de una constante conectividad y no pueden estar un solo día alejado de dicha pantalla.

La tecnología ha dado lugar a una generación que actúa y decide con base en el rendimiento de la máquina inteligente, porque todo se encuentra en ella, todo se obtiene con la facilitad que ésta nos presenta.

La generación virtual representa el modelo para la conducción del mundo en la próxima etapa y sólo ella será la responsable del resultado final del comportamiento humano y de la continuidad de la vida en nuestro planeta.



25 de junio de 2016

LA PAZ

El hombre siempre ha sido el autor de la guerra y el responsable de la búsqueda de la paz; dos estados que se presentan en forma dicotómica y el triunfo de uno de ellos representan consecuencias para la humanidad.

La guerra es un estado de destrucción humano y del medio ambiente, generalmente se apuntala en la tecnología de la época en que se da y el vencedor termina haciendo ostentación de su poderío; este estado es el determinante de la irracionalidad y de la animalidad consciente.

A través de la historia de la humanidad siempre ha existido la guerra como una solución al deseo expansionista y de dominio sobre todo, todo ello, sustentado en la arrogancia del ser y en su condición de megalómano.

La experiencia que se tiene del fin de la guerra, determina un proceso de negociación previo, entre las partes en conflicto; en esta prima la razón y la solución, por consenso, para terminar esa fábrica de muerte y desolación.

Las ruinas y la destrucción de vidas dejadas por la guerra le dejan al hombre una reflexión: Para qué este infierno construido y para qué los objetivos logrados, desde el pisotear la dignidad humana, desunir el componente familiar y generar el caos social?

Aplicando la ley de la acción y reacción, a todo estado de guerra le sigue un estado de paz y este se logra cuando desde la conciencia racional se aprueba que el camino de la destrucción no conduce a nada porque sólo genera pánico, desánimo y huidas masivas hacia nuevos territorios.

Es aquí donde se hace necesario construir la paz, entendida ésta como la armonía y el equilibrio entre los hombres, no importa su credo, su poder, su color. Toda estrategia que se genere en función de la paz es benéfica, produce optimismo para el desarrollo del ámbito familiar y del social.

Cada una de las partes involucradas deben suspender sus niveles de arrogancia y de superioridad y deben también, buscar puntos e intereses comunes. Sin este logro nunca se podrá construir la paz. Como seres humanos somos frágiles ante el poder y los que lo ostentan se toman la autoridad para matar en forma masiva; esta es la maquinaria de la guerra.

La búsqueda de la paz implica concesiones, implica el perdón, implica la audacia en las soluciones desde lo humano, desde la razón. La paz consiste en la búsqueda permanente de soluciones racionales y humanas, en donde se respete el derecho a la vida, el derecho a disfrutar de la existencia.


La paz la hacen los hombres probos, los líderes que defienden la identidad de lo humano. Este estado permanente genera desarrollo social, genera bienestar y mejoramiento de la calidad de vida.

14 de mayo de 2016

EL PODER PARA QUÉ

Se llama modelo económico a la forma en la que se organiza la actividad económica de una sociedad, la producción de bienes y servicios y su distribución entre sus miembros. Cada modelo económico se caracteriza por su ordenamiento jurídico que especifica el régimen de propiedad y las condiciones de contratación entre particulares.

Es el Estado el que elabora e impone ese ordenamiento jurídico y se reserva para sí ciertos ámbitos y formas de actuación. El sistema económico sirve por tanto para determinar qué agentes y en qué condiciones podrán adoptar decisiones económicas.

En el último cuarto del Siglo XX se gestó en el mundo una nueva concepción que revolucionó la estrategia económica mundial. Los modelos de la economía mundial se estructuraban en la filosofía capitalista o en la filosofía comunista, y estos dos modelos habían empezado a desmoronarse.

Cuando los pueblos buscaban adaptarse a uno de aquellos comenzó a aparecer el fin de uno de ellos y el principio del fin del otro

La súbita caída del modelo comunista, construido sobre el principio socialista y sobre la dictadura del proletariado, sólo dejó una amarga experiencia como la de que no es posible una economía y un empresarismo con el manejo absolutista del Estado.

El derrumbe dejó la amargura de la farsa montada para el manejo del poder popular y mantener una creciente corrupción en sus estamentos burocráticos. El poder popular como sostén de la maldad del Estado.

La influencia comunista, producto del mandato predominante, implicó un gran problema: ¿Cómo podrían los países comunistas y los países capitalistas construir un mundo más justo, más digno, si los dos tipos de modelos hacían el mismo manejo ya mencionado?

El principio del fin del modelo capitalista lo determina el golpe dado al corazón de las finanzas del mundo occidental. El centro del movimiento de los grandes capitales, de la riqueza absoluta, del consumismo y del derroche. La recesión, la caída del valor de la moneda y el rechazo de los pueblos a este modelo de explotación y de pobreza, sólo dejan entrever el próximo descalabro de este exabrupto.

El engendro de la brecha entre pobres y ricos, el ahondamiento del estado de indigencia en las comunidades que viven bajo su techo, dejan una frustración y un resentimiento social. Así, asistimos al fin de este modelo capitalista, lleno de aciertos y de errores.

A partir de los modelos económicos enunciados se han desarrollado los conceptos de extrema izquierda y de extrema derecha. A partir de bandazos y de cambios de conceptos para el manejo de los pueblos, se ha abierto camino, en ambos bandos, la capacidad de soborno y la corrupción.

La extrema izquierda, el comunismo, y la extrema derecha, el capitalismo, se dan la mano por detrás. Ambos buscan los mismos fines y para ello utilizan las mismas herramientas y estrategias. Nos damos la mano por detrás en aras de los beneficios particulares, de los negocios oscuros y del silencio por lo que logramos.

La gran sociedad mundial actual reclama una nueva estrategia económica, más justa, más racional. El mundo gira hacia un modelo de economía social de mercado. Algo que recoja lo bueno de cada modelo, una estrategia que produzca soluciones justas y equitativas.

La economía social de mercado es un orden social, económico y político integrado, centrado en el hombre, en el que, la política económica y la política social son simultáneas. Construida sobre una base más justa, no habrá campo para la corrupción. Su objeto es el logro del Hombre más humano. Con menos angustias existenciales.




11 de febrero de 2016

EL DAÑO EN LO HUMANO

La sociedad es una construcción del hombre, porque este en su estado de indefensión tiene que recurrir a sus semejantes como estrategia de supervivencia. El agregado de seres humanos a cualquier comunidad tiene dos sentidos, el del compromiso para que sus pueblos se desarrollen o todo lo contrario.

Realizar actos en beneficio social conduce al deseo de una coexistencia y de una tolerancia. La polarización en que se suele incumbir cuando se presentan partes diametralmente opuestas, en apreciaciones y criterios, se ha convertido ya en un serio problema socio político, en donde reinan las pasiones más que las razones. Se impone así el detrimento de las sociedades, en su forma mas explicita, el daño.

Es difícil decir quién hace el mayor daño: los enemigos con sus peores intenciones o los amigos con las mejores. Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere.  El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos.

Aristóteles hace en su libro de la Ética de Nicómaco  una reflexión sobre la amistad. Dice “Sin amigos nadie querría vivir, aunque poseyera los demás bienes, porque la prosperidad no sirve de nada si se está privado de la posibilidad de hacer el bien, la cual se ejercita, sobre todo, respecto de los amigos. Asimismo, en los infortunios se considera a los amigos como único refugio”.defiende que algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud. Para ser amigos se debe evitar el daño humano. Es una forma conciente de vivir en sociedad. Si alguien daña a otra persona, esta dañando a la sociedad misma, esta violando todos los derechos sociales. Ante esta necesidad hay que cuidarse de los excesos en el actuar y en el sentir.

El daño humano se refleja en la Ley misma. El hombre la ha creado para evitarlo, porque la ley reconoce el fin justo y útil, pero puede acontecer que en ciertas circunstancias se tornen injustas en algunas consecuencias. Solamente la ley tiene el poder y la obligación de limitar las actividades del ser humano mientras estén dentro de los límites de lo correcto y de la defensa de la integridad del hombre.

Por lo tanto el hombre debe saber de antemano que es lo que puede hacer y lo que no, fijándose a través de la ley si va a producir el daño o no. El daño puede ser material, intelectual o daño ideal.

Frente al daño se encuentra el castigo, este es una forma clave de control social, con la explícita función de corregir el comportamiento de los individuos. El no cumplimiento de la Ley conlleva un daño social. El análisis sobre los problemas del daño, la responsabilidad y la reparación varía con cada horizonte de época. Hoy debe verse el daño humano como el resultado de una convergencia de elementos como el hecho, la causalidad y la culpa y de este, la indemnización que merece la victima ante el injusto sufrido con el fin de concretar el ideal de justicia humana.


No se puede hacer daño al hombre, su condición de ser integro e irrepetible lo determina en su exigencia de merecer respeto y acatamiento. Es una forma de vida más racional y de más sentido social. El hombre debe vivir dignamente y ser valorado para evitarle dañar la sociedad.