El proceso dinámico de la sociedad
produce un innumerable conjunto de eventos que identifican la verdadera
condición de lo humano. El conocimiento es un don que ha recibido el hombre
porque tiene capacidad de pensar y de relacionar los fenómenos de su entorno.
Cada vivencia le produce una
experiencia para su cotidianidad y esta la plasma en su memoria individual o
particular, que luego la delega al patrimonio de la humanidad, en la memoria de
la especie humana, la cual es eterna.
Vivimos haciendo parte de la naturaleza consciente y a ella nos direccionamos en pensamiento. A través de este el hombre
puede moldearla y ponerla a su alcance. Tiene sí, una misión de participación
colectiva en la defensa de la especie.
Cada ser lleva en su fondo personal una
capacidad de llegar a comprender el mundo. Todo paso hacia delante le deja una
satisfacción y un reto para construir su próxima etapa. Somos criaturas del
universo, hechas para la difusión y la conservación de la vida.
La vida es la interrupción de la
eternidad para comprender el universo. El acto de nacer es una interrupción de
aquella, también lo es el acto de morir. Aquí termina el ciclo y se empata
nuevamente en la eternidad. Es el proceso del antes y del después.
Hoy tenemos vida, tenemos conciencia,
tenemos un componente energético que nos hace presentes, que nos hace útiles.
Mañana ya no estaremos, entonces el universo ha decidido continuar con su
eternidad. Unas gracias a este por habernos permitido un momento para
entenderlo.
Después de nuestro ciclo ya nos hemos
mimetizado en la fuerza del universo mismo y ya no seremos más. Todos dentro de
la humanidad vamos en ascenso hacia estados de eternidad, todos inevitablemente
volveremos a coger el camino de la infinitud y de la nada.
La conciencia humana ya no será. En
algún momento todos seremos criatura del eterno retorno: llegamos, cumplimos y
luego nos vamos. Allá en ese cercano tiempo estaremos rindiendo nuestra energía
y nuestro ímpetu a las violentas fuerzas del universo.
La fuerza de nuestro pensamiento es la
fuerza de lo humano. Esta capacidad para comprender la vida y el universo es
única y por eso debemos rendir cuentas de nuestro paso por lo conciente.
Los invito a un momento de reflexión
sobre la existencia y el compromiso de construcción de espacios para el
beneficio de la especie humana. Todos hacemos parte de un engranaje que nos
circunscribe en el planeta tierra. Los planetas hacen parte de otro engranaje
alrededor de estrellas o soles. Somos seres de las manifestaciones universales.
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