Compartir es el proceso humano de distribución de
lo que se tiene. Es el proceso que permite al hombre realizar actos en común
con sus semejantes. La acumulación de experiencias y de cosas materiales le
produce un atiborramiento de elementos particulares que lo asfixian y que lo
esclavizan en su cotidianidad. Nuestro paso por la vida es la consecuencia de
un antes de nacer, la eternidad, y un después de morir, la eternidad.
En dicho paso nos encontramos como seres
conscientes y con capacidad de comprender el universo; y en esta comprensión
necesitamos de todos los avanzados en el conocimiento para poder caminar en la
vastedad del océano cósmico. El trayecto de la vida hace parte de aquel trascender
a lo largo de dicha vastedad. Tenemos un nivel de racionalidad que nos permite
comprender nuestra existencia y nuestra misión en esta débil comprensión del
tiempo.
Todo lo que permite al hombre trascender situaciones le genera una responsabilidad para con sus semejantes, dar de sí todo lo que tiene en aras del progreso de la humanidad. El progreso está determinado por el logro de mejores situaciones, en el recorrido de su vida, dentro de la sociedad a la cual pertenece y esto le exige el compromiso de compartir con todos los de su especie.
El hecho de compartir hace
referencia al disfrute en común de un momento de la vida. Representa una de las
máximas aspiraciones en el tiempo del regocijo. En sentido práctico hace
referencia al disfrute simultáneo o uso alternativo de las buenas acciones y de
la puesta en práctica de la validación de los actos humanos desde lo que es la
construcción de futuro.
La tendencia a compartir
constituye un valor porque el universo es de todos. Cada uno de los seres
humanos hace uso de su entorno y lo debe realizar responsablemente. Quién
comparte con su gente es generoso y bondadoso. Esto hace referencia a la
concesión, desde lo humano, de un uso de todo lo que nos brinda la naturaleza
y esto es susceptible de ser intercambiado
como un bien sin rival, que al final se traduce en la trascendencia del ser
hacia su perfección.
Compartir es el acto de participación recíproca en algo; lleva implícito
el valor de dar y de recibir, aceptar o acoger lo que otra persona ofrece. Para
una persona es importante recordar que para poder recibir es fundamental dar,
sobre todo dar desinteresadamente, con el propósito de propiciar las
condiciones que permitan crear prosperidad y bienestar, para así ayudar a
construir un modo de vida que les sea útil a todos.
Desde la concepción de dar y recibir se puede concluir que compartir es
la posesión en común, entre la gente, de modos de vida, de bienes y servicios.
Es ofrecer y aceptar a las personas. Manifestar y comprender ideas y
sentimientos. Ser solidarios con todas las personas, sin prejuicios; y sentirse
corresponsable de la paz y del bienestar de todas las personas.
La capacidad de compartir lleva al hombre a un mayor desenvolvimiento
social y de este modo permite ser empático y comprensivo con los demás. De
igual manera genera un interés en el entorno y minimiza emociones como el
egoísmo y la soledad.
El hombre tiene la necesidad de compartir su mundo con todos los seres
de su misma especie. Es una responsabilidad humana ineludible. Sólo cuando se
disfruta en común de la naturaleza se avanza en la construcción del modelo del
ser único que lleva en su conciencia la necesidad de ayudar a los demás.