El fin significa que todo ha llegado
a término y que de ahí sólo se espera un nuevo comienzo. Todos los fenómenos
del universo andan en esa dirección e inevitablemente tienden a retornar a su
inicio. Las leyes que los sustentan son las responsables de aquel eterno
retorno y esto nos acerca al concepto de infinito.
Cuando la vida de una estrella
masiva, estas son mayores que el sol que nos alumbra, llega a su fin ocurre una
gran explosión conocida como supernova, cuya espectacular onda expansiva puede
viajar hasta una velocidad de 35 millones de kilómetros por hora y el
resplandor resultante equivale a la luz emitida por miles de millones de
estrellas en conjunto. A diferencia de otras estrellas, menos masivas, menos
grandes, como nuestro sol, que al terminar de consumir el hidrógeno, se
convierten en gigantes rojas.
En la muerte de una estrella sus
restos siembran el espacio con material para formar una nueva generación de
objetos celestes. En este mismo proceso, cuando la vida del hombre llega a su
fin ocurre una parálisis de los procesos materiales y energéticos orgánicos y
esto significa el fin de todo. En la muerte del hombre sus restos siembran la
tierra con sus elementos constituyentes y con las obras realizadas en beneficio
del ser humano.
La memoria acumulada del individuo
también colapsa y se diluye en el infinito. Nada queda de toda su construcción,
sólo permanece en el recuerdo de sus seres queridos, y el mismo individuo
permanece en la conciencia de todos mientras estos tengan vida y conciencia,
pero al final también colapsan y con esto los recuerdos ya no son.
Ante la incógnita del universo el
hombre se pregunta sobre su destino, al final de su tiempo y busca una
respuesta que le permita resolver su inquietud. Le preocupa el fin de todo su
proceso. Hoy sabe que sus progenitores son las mismas estrellas, que cuando
llegan a término esparcen su material para que se produzcan nuevos cuerpos.
El hombre está hecho para que
esparza la vida por el universo, para que lo siembre de conciencia y de
permanente movimiento inteligente. El fin estará determinado cuando haya
cumplido dicho cometido. La vida viajará por
los confines del cosmos irradiando materia y energía y haciendo uso de la
memoria de la especie humana, la cual es eterna.
El fin del hombre se plasma en su
propia conciencia, desde su finitud puede proyectarse hasta los confines del
universo. A partir de esta concepción puedo decir que tenemos una misión que
cumplir cuando aún estemos vivos, llevar la vida a otras dimensiones lejanas
ajenas a condiciones para su mantenimiento. Pero será el hombre quien debe
cumplir con este reto de hacer las condiciones para que la vida se mantenga y
pueda tomar conciencia de la magnitud de ese océano cósmico en que se
desarrolla.
http://www.catedraderamiro.blogspot.com
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