El proceso existencial circunscribe
al hombre como criatura de conciencia universal. Hasta hoy es el único que
puede entender el mundo y ponerlo a su alcance. Cada vivencia de su ser le
permite trascender hacia estados de superación de su condición en el planeta,
llena de angustias y de inquietudes.
El mundo de lo sensible le ha
determinado situaciones de mito, creencias y de fe, pero el mundo de lo
inteligible lo ha hecho racional, crítico y conceptual. La dualidad conceptual
le permite comprender su entorno desde ambas posiciones.
La historia del hombre es la
historia de un desplazamiento continuo. Capacidad para ir de un sitio a otro.
Adaptación. El desplazamiento no se produce de forma inmotivada, implica
siempre una coerción que la provoca. La más primaria es la búsqueda de
alimentos, fenómenos naturales, violencia y dominación de unos sobre otros.
El hombre se describe ascendiendo
para alcanzar una posición de influencia, como la ha tenido en varios momentos
de su pasado, uniéndose con sus semejantes convocando estrategias de
conocimiento a través de la ciencia. Buscando soluciones comunes que le
permitan avanzar hacia estados superiores.
Los movimientos del hombre van cambiando
el modelo del universo. Dentro de la energía de cada movimiento se acumulan
estados potenciales para el desempeño de la raza humana.
En el ascenso de la especie humana
se determinan eras que caracterizan la condición de racionalidad para la
supervivencia. Se encuentra ante un sinnúmero de eventos impredecibles y
fortuitos que lo sitúan en la desconfianza y el pesimismo.
El hombre lleva en su afán, las
huellas de sus antepasados, las que imprime a cada uno de sus actos en forma
fehaciente. Por eso le interesa su semejante, por eso le duele el dolor ajeno.
Es extraño su camino hacia cosas
fútiles e innecesarias. El comportamiento está comprometido con la realización
de actos armónicos sociales. Es el proceso contrario al caos que nos presenta
el universo. Digo caos viéndolo desde la escala de lo humano, desde su finitud.
El hombre
tiene la facultad de desarrollar sabiduría y de disfrutar la que ya existe en
su naturaleza misma. La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la
virtud, en llevarlo a cabo. La comprensión del universo le presenta la
estrategia para su propia comprensión.
Los hombres son esa parte de la raza
humana con la que uno puede ser humano. Somos el proceso de una concepción
universal que ha engendrado en nuestra mente una capacidad de conceptualización
de los fenómenos cósmicos y estaremos algún día en capacidad de trascender el
mundo material a través de nuestra mente, a través de nuestra razón. Ese día
será el momento en que debemos entregar toda nuestra energía al universo, su
único dueño.
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