El esplendor que produce toda manifestación del universo
enciende, cada vez, la llama en el corazón de los humanos. El inmenso haz de luz
que deja la muerte de una estrella, mayor que nuestro sol, es apenas la lección
que recibimos de este gran fenómeno universal. En la vastedad del océano
cósmico apenas se hace imperceptible el fin de este gigante sideral. Nuestro
universo se manifiesta a través del nacimiento, crecimiento y muerte de
millones de soles y de cuerpos celestes. Es la energía la generadora del
movimiento universal.
Uno de los descubrimientos más grandes de la ciencia moderna
ha sido que las estrellas (como las personas) viven solamente un período de
vida cuantificable y luego mueren. A pesar de que las vidas de las
estrellas son enormemente mayores que el lapso de la vida humana, nosotros, los
humanos, podemos conocer acerca de la historia de la vida de las estrellas
estudiándolas en las diferentes etapas de su ciclo de vida, desde el nacimiento
hasta la muerte.
Para ello se hace lo mismo que haríamos si tuviéramos que
estudiar el ciclo de vida de los humanos en apenas dos o tres días, o bien, en
dos o tres horas. El truco sería examinar tantos humanos de diferentes tipos
como sea posible y luego deducir las etapas diferentes en nuestras
vidas. Por ejemplo, podríamos visitar una sala de maternidad, y ver
a los humanos justo antes o después de nacer. Podríamos, incluso, ver un
nacimiento en progreso. En el mismo hospital, podríamos ser testigos de
las etapas justo antes y después de la muerte.
La vida de los cuerpos celestes tiene manifestaciones
similares a la vida de los cuerpos del hombre.
El esplendor que produce toda manifestación del hombre
enciende llamas de solidaridad y de coexistencia. El haz de luz que deja la
muerte de un humano es la consecuencia de su paso por la tierra. En la
complejidad del mundo la vida es la expresión para su comprensión, es la expresión
para la construcción de otra forma de vida ideal. Es el paso de la vida real a
la vida ideal. Esta última es la que queda en los corazones de los hombres.
La muerte del hombre y de las especies vivas es el suceso
obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis o
equilibrio interno del sistema. Dada la degradación del ADN contenido en los
núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa. El
ADN es la estructura química de la vida y puede sacar copia de sí misma, esto
es la replicación.
La muerte se produce como consecuencia de una degradación
orgánica o como consecuencia de una voluntad consciente La muerte no es una
solución, es un cambio de estado. Según la teoría de la relatividad, la materia
se transforma en energía y la energía hace parte del universo. La muerte para
el hombre es la forma de entregarle la energía al universo y este se convierte
en el receptor eterno de aquella, y por ende del hombre. Nuestra tumba es el
universo.
No sirve al hombre empequeñecerse frente al cambio de
estado. Sí le sirve el comprender la consecuencia de aquel cambio. Este es el
gran paso entre la vida y la muerte. La energía se concentra en un cuerpo y un
día ese cuerpo se manifiesta entregando su energía al universo. Es el eterno
retorno, es la metamorfosis perenne: vida-universo, universo-vida.
Hacemos parte de la vida y de la muerte del universo. Somos
criaturas que caminamos durante los segundos que nos determina el universo.
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