El agnosticismo es aquella postura filosófica
o personal que, a grandes rasgos, considera inaccesible para el ser humano todo
conocimiento de lo divino y de lo que trasciende o va más allá de lo experimentado
o experimentable. Mientras que el ateísmo niega la existencia de un dios como
ente sobrenatural en el que se concentra lo divino y permite creer en eventos
sobrenaturales que trascienden lo experimentable, el agnosticismo es una
doctrina basada en las observaciones y experiencias, y por lo tanto declara
como inaccesible todo fenómeno que escape de la experimentación o
reproducibilidad.
El término 'agnosticismo' fue acuñado
por el profesor T.H. Huxley en una reunión de la Metaphysical Society
en 1876. El definió a un agnóstico como alguien que niega tanto el ateísmo
("fuerte") como el teísmo, y cree que la cuestión de si existe un
poder superior es indeterminable e irresoluble. Otra forma de decirlo es que un
agnóstico es alguien que cree que no sabemos ni podemos saber con certeza si
Dios existe.
La palabra agnóstico es de origen
griego. A diferencia de los Gnósticos, los agnósticos consideran cuestionable
la existencia y evidencias de un Dios como entidad suprema. No suponen hablar
de ninguna verdad como absoluta por no poder ser demostrada. Suponen ciertos
conocimientos por considerar que el humano no va más allá de su propia
existencia. Alegan que para saber si una verdad es absoluta se debería conocer
la eternidad de posibilidades y no seria posible ya que el cerebro humano posee
límites.
Es una tendencia que suelen tener los
gnósticos luego de comprender que tomar ciertos conocimientos como hechos o
verdades seria idóneo. Pero si lo toman en cuenta como simples pautas de
suposición para comprender otras circunstancias y poder llevar a cabo
diferentes comunicaciones, para el progreso y aprendizaje.
Últimamente, la creencia en una realidad
indetectable y trascendente ha acabado en la fe antes que en la razón. Las
iglesias han convencido a la mayor parte de la raza humana de creer en lo
increíble, darle crédito a lo inverosímil, racionalizar lo irracional. Un ateo
es alguien que no puede creer en algo que no tiene base racional, que es nada
más que una fantasía y una delusión arrastrada desde la infancia ignorante y
supersticiosa de la raza humana.
Cuando se es miembro de alguna
religión, no se es libre de usar el propio juicio. Se espera que se aplace el
juicio por el de otros que aseguran tener autoridad sobrenatural. Y desde el
momento en que ellos no ofrecen evidencia para avalar lo que dicen excepto su
propia palabra, se te pide que evites usar tu propio intelecto en el proceso.
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