El planeta
tierra ha sido dividido por el hombre en unidades geográficas, en donde habitan
los humanos, que han dado lugar a las naciones. Estas se han construido, a
través de la historia, como estrategia para el desarrollo de los pueblos. Cada
nación ha generado su manera particular de gobernarse y de defenderse del
ataque de las demás. Es una forma propia que debe respetarse.
Las naciones
están conformadas por individuos que siempre buscan enfrentarse con otros como
una forma de resolver los problemas. Enfrentarse, siempre enfrentarse, es
el modo de resolver el problema. Aquí el pesimista es siempre una parte del
problema. El optimista es una parte de la respuesta. Los incentivos
individuales estimulan a las personas a actuar en forma de grupos. Esta es la
explicación del trabajo político que se hace en las naciones del mundo.
Arnold
J. Toynbee dice: “Una nación permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales,
y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios”.
En la preocupación por los asuntos nimios del manejo de las
naciones, como la orientación del poder para asuntos particulares, se da paso
al inicio de la decadencia de aquellas. Hay muchas razones para la declinación
y caída de una nación, la crisis del cumplimiento de la ley, la pérdida de la
disciplina económica y la creciente burocracia.
La
historia brinda abundantes ilustraciones de las consecuencias desastrosas del
colapso de la ley y el orden. En la antigua Grecia, los primeros síntomas de
desorden fueron una pérdida general del respeto por la tradición y la
degradación de los jóvenes.
Entre
los primeros síntomas estuvieron la declinación del arte y el entretenimiento.
Los filósofos y expertos distorsionaron el medio de comunicación. La retórica
se volvió combativa e intolerante; los intelectuales comenzaron a ridiculizar y
a atacar todas las instituciones tradicionales de la sociedad helénica.
Nuevos
pensadores de la sociedad propiciaban un "cambio fundamental" y pedían
que se le diera a la juventud una "voz en la sociedad". Sin pautas
tradicionales, los jóvenes se volvieron desenfrenados e indisciplinados,
destruyendo el viejo orden. Lentamente, Grecia degeneró hacia una nación
desacreditada y anárquica. Los romanos conquistaron Grecia en 146 a .C. Al colocar todo bajo
la autoridad militar, lograron restablecer el orden y restituir el gobierno de
la ley.
Las
naciones empiezan su decadencia cuando se empecinan en mantener el orden al
margen de las tendencias de las nuevas generaciones. Cada generación tiene su
propia forma de pensamiento y a esto hay que apuntar. La organización de los
estados deberá ser estructurada a partir de la articulación de las buenas
costumbres y el cumplimiento de la ley, legadas de las generaciones anteriores,
con la dimensión de la vida y del pensamiento de las nuevas.
En
la decadencia de las naciones influyen la declinación de la educación, el
debilitamiento de los fundamentos culturales, la pérdida del respeto por la
tradición y el marginamiento de los jóvenes del manejo del Estado.
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