El hombre en su construcción de humanismo y de
ciencia ha generado la necesidad de hacer cultura y desarrollar valores. La
concepción de la racionalidad de su conducta le ha determinado, en el tiempo,
una forma más amena de acercarse a su semejante. En cada avance observa que
obtiene recompensas para incrementar su bienestar y calidad de vida.
En forma permanente y desde el punto de vista social,
se somete a la decisión de las mayorías, cuando en la defensa de las buenas
costumbres, tiene que actuar y proceder. Esta condición le produce, con cada
vivencia cotidiana, la sabiduría.
La sabiduría es el conocimiento profundo que se
adquiere a través del estudio o de la experiencia. Se estructura en la
prudencia, cuidado en el comportamiento y modo de conducirse en la vida.
Se aprende a ser sabio cuando se aprende a interrogar
razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar
cuando no se tiene nada que decir. La sabiduría conduce por el camino de la
verdad, por el respeto de la integridad. La característica más fehaciente de la
sabiduría es la serenidad en el actuar, es el compromiso con los demás.
De manera muy general se puede decir, a la luz de lo
humano, que la sabiduría se adquiere a través de una educación progresiva, mira
a una comprensión profunda y penetrante de lo real, y lleva a un saber hacer, a
un saber vivir.
En la
Grecia antigua, a los ojos de los siete Sabios, la sabiduría
es un arte de vivir lleno de equilibrio, la capacidad de pronunciarse con
sagacidad sobre los problemas tanto de la vida cotidiana como de la política.
Platón redujo la sabiduría al ámbito intelectual: a través de la contemplación
permite el conocimiento intuitivo de las ideas, en particular el bien y lo
bello.
Pero el hombre ha desarrollado también el poder de la
corrupción y ha puesto toda su capacidad en aras de atacar en forma vehemente
la sabiduría. Ha logrado romper la barrera de lo útil a la especie humana,
visto desde sus buenas costumbres, mediante la degradación, el abuso de poder,
la mala conducta.
La corrupción es la acción social ilícita o ilegítima
encubierta y deliberada con arreglo a intereses particulares, realizada por vía
de cualquier cuota de poder en espacios normativos institucionalizados y
estructurados, afectando deberes de función intereses colectivos y/o la moral
social. La corrupción consiste en un acuerdo inmoral entre un corruptor y un
corrupto, o entre corruptos aliados en perjuicio de otros, que beneficia a
algunos en sus propósitos particulares, por encima de la ley en el plano
político.
La sabiduría ha sido atacada por la corrupción, ha
sido inundada por un conjunto de cosas caóticas, de estrategias nefastas a la
condición humana. No puede el hombre salir avante en su universo cuando es
capaz de someter su sabiduría a intereses ocultos cargados de ignominia y de
actos que demeritan la esencia del ser humano mismo.
La sabiduría debe ponerse como estrategia de
erradicación de los fenómenos que producen confusión en el quehacer de lo
humano.
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