Es preocupante que a pesar del incremento de la escolaridad promedio en
nuestra población, cada día seamos testigos de actos que son manifestación de
un actuar pre convencional, infantil, que revela deficiencias graves en la
socialización básica y falta de la más mínima apropiación de una cultura cívica
que nos permita unas condiciones mínimas para vivir en sociedad y proteger el
hábitat, patrimonio de todos.
Preocupa al caminar por el centro
de nuestras principales ciudades, el nivel de basura en nuestros andenes,
calles, lotes sin construir y otros espacios públicos, generado por una
inadecuada disposición de estos residuos sólidos por establecimientos
comerciales y familias, a la vez, que por la ofensiva costumbre de tirar al
suelo papeles, botellas y elementos de desecho sin hacer el mínimo esfuerzo por
buscar un recipiente para su adecuada disposición.
Ciudadanos de todos los estratos, arrojan a la calle, desde automóviles
particulares y buses, todo tipo de basuras como si ésta fuera el lugar natural
de los mismos; estudiantes de educación básica, media y superior en sus
cafeterías, aprenden a convivir con la basura, el desaseo y los desperdicios
arrojados por ellos mismos como si esta situación fuera lo normal.
Definitivamente estamos fallando
todos los educadores, desde los padres de familia, donde se inicia la
socialización primaria, los planteles de educación básica y media, las
universidades y finalmente el Estado conductor de las políticas públicas. Da
pena al llevar a visitantes europeos y de otros países con mayor desarrollo a
algunos sitos de nuestras ciudades, el tener que caminar en medio de basuras y
del desaseo y el abandono.
Nos hemos acostumbrado a un mundo
altamente contaminado con los residuos generados por nosotros mismos sin pensar
que esos basureros callejeros además de afear la ciudad y mostrar nuestra falta
de cultura, son un caldo de cultivo de roedores y gérmenes que atentan contra
la salud pública. Igualmente es preocupante que quienes son los encargados de
recoger las basuras en muchos casos lo realizan de una manera tan poco técnica
que terminan repartiendo parte de lo recogido por las calles y espacios
públicos. Los habitantes de calle a quienes no hemos educado y los animales
domésticos callejeros, contribuyen al problema al romper las bolsas de basura y
regar mucho de este material de desecho alrededor de los sitos de disposición
provisional de las bolsas de basura.
Lo anterior nos lleva a la
necesidad de diseñar programas integrales para concientizar a los ciudadanos,
desde niños, de la importancia de una adecuada disposición de los residuos
sólidos en los núcleos urbanos, de una adecuada educación desde la infancia en
el respeto por el medio ambiente y por los congéneres, que no queremos ver
convertidas nuestras ciudades en basureros crecientes y de la creación de una
cultura del reciclaje que además de generar recursos para los grupos que laboran
en esta actividad, permitan la utilización posterior de mucho material,
produciendo dinero importante para la sociedad y evitando que al no de ser
reutilizado siga contaminando por largos períodos de tiempo.
Si los programas del Estado, no
se apoyan en las entidades educativas y en especial en preescolares y centros
de educación básica y media, no lograremos un cambio cultural positivo que
evite convertir a nuestras ciudades en desagradables basureros. Los niños y los
jóvenes con educación son los que deben cambiar esta situación.
José M. Maya M.
http://www.larepublica.co/promovamos-una-cultura-c%C3%ADvica-en-nuestras-ciudades_211536
No hay comentarios:
Publicar un comentario