El genetista
de la universidad de Harvard Eric
Lander nos ofrece una ordenada lista de problemas éticos
emparejados a los descubrimientos de la genética:
Mientras
que en algunos países el derecho constitucional al aborto es absoluto, la
elección nunca es fácil. Imagine que usted supiera, al comenzar el embarazo que
el niño, ciertamente:
a)
Morirá a los 9 meses de atrofia muscular espinal, una enfermedad genética
fatal.
b)
Sufriera durante toda su vida de fibrosis quística, una enfermedad crónica
dolorosa y muriese aproximadamente a la edad de 20 años.
c)
Sufriera la enfermedad de Huntington a la edad de 40 años y muriese cerca de
los 50.
d)
Sufriera de la enfermedad de Alzheimer alrededor de los 60 años.
e)
Fuese sordo congénito.
f)
Fuese enano, pero aparte de ello, sano.
g)
Estuviese predispuesto a una depresión maníaca grave, que podría controlarse
parcialmente con medicación.
¿Elegiría el
aborto? (suponga que usted es bastante joven como para esperar que podría tener
más hijos si lo deseara). Independientemente de su propia elección,
¿consideraría no ético que su pareja lo hiciera? ¿En qué principios se basan
sus opciones?
Lander ordena
las enfermedades en función de la edad a la que la enfermedad acabará con su
vida poniéndonos ante el dilema de cuántos años de vida consideraríamos que son
suficientes para entender que la vida merece la pena ser vivida. Parece que en
los casos a y b nadie diría que no es ético abortar. No creo que nadie quisiera
que su hijo viviera sólo 20 años de dolorosísima enfermedad. Sin embargo, el
caso c ya es problemático. La enfermedad de Huntington permite muchos años de
vida totalmente normal hasta que hace aparición… ¿unos 40 años es suficiente
vida para que consideremos que merece la pena vivir? Y en el caso d la cosa
mejora… ¿60 años hasta la llegada del Alzheimer? En mi opinión yo no abortaría
en estos dos últimos, más contando con el hecho de que en ese tiempo puedan
encontrarse curas para ambas enfermedades.
En los casos e
y f, también me parecería ético no abortar. Un niño sordo o enano puede tener
una vida plenamente digna. Y en el g, basándonos en los mismos de antes tampoco
abortaría con la esperanza de la mejora en la ciencia médica para tratar la
depresión. No obstante, en todos los casos antepondría la decisión de los
padres a cualquier regulación estatal. Creo que han de ser los padres los que
decidan desde sus creencias y opiniones más que desde una ley que, seguramente,
no tendría en cuenta el contexto social y familiar (las leyes suelen tener ese
grave problema) y no respetaría la libertad individual sobre estos temas.
Despenalizar el aborto no provoca necesariamente una patente de corso para que
todo el mundo aborte a discreción, sino que pone el peso de la difícil decisión
en los padres.
Empero, el
problema de mi débil argumentación es que está basada en la idea de vida digna, la cual es ambigua y
problemática donde las haya. ¿Qué entendemos por una vida digna de ser vivida?
Muchos podrían pensar que el hecho de vivir, aunque sean 20 años acompañados de
una dolorosa enfermedad, merece la pena. El hecho de sentir el amor de unos
padres o de contemplar un hermoso amanecer podrían valorarse como suficientes
para vivir. Por el otro lado, podría hacerse un cómputo felicidad/sufrimiento,
valorando que una persona con una enfermedad crónica viviría una vida terrible,
indigna, a todas luces, de ser vivida. El caso es que es imposible predecir la dignidad de una vida
desde la incertidumbre de alguien que ni siquiera ha nacido.
Esto convierte
una decisión ética de graves consecuencias en una azarosa apuesta. Dilema para
el que no se me ocurre solución clara.
http://vonneumannmachine.wordpress.com/2012/05/09/gen-etica-aborto-eugenesico/
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