La moral no es una jaula ni una
prisión que quita la libertad. El conjunto de reglas, prohibiciones y mandatos
que propone, sirve por el contrario para custodiar la libertad, para que el
hombre pueda alcanzar, como individuo y como comunidad, su plena realización.
Como las reglas de la salud tienen como fin el garantizar nuestro bienestar
físico, así las normas morales son las condiciones necesarias para conducir a
la persona al pleno desarrollo de sus capacidades de conocimiento y de amor.
Tomemos como
ejemplo las reglas establecidas por la justicia. Si se respetan, se sirve en
una sociedad ordenada y pacífica. Si, por el contrario, no son respetadas se
dan gravísimos abusos, como robos, homicidios, discordias, engaños, egoísmos de
todo tipo, etc.
Otro ejemplo
significativo lo ofrecen las normas para conservar el medio ambiente. Si son
respetadas, entonces el medio ambiente ayuda al hombre a vivir feliz. En caso
contrario pueden derivarse consecuencias tan graves que pongan en peligro la
misma existencia humana.
Las reglas,
como se ve, no obstaculizan sino que facilitan y favorecen la consecución de
los resultados que nosotros deseamos.
1. ¿Qué es la moral?
La moral es
el conjunto de las normas que enseñan al hombre cómo debe comportarse para
vivir según las buenas costumbres de la sociedad, y así realizarse así mismo y
alcanzar la plenitud de la vida del hombre.
2. ¿Es
posible resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral?
Se puede
resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral diciendo que la cosa más
importante, es más, la única cosa verdaderamente importante es vivir, crecer y
perseverar hasta el final haciendo el bien, observado las normas y participando
del crecimiento de lo humano del hombre, como centro de la racionalidad.
3. ¿Es difícil
practicar la moral?
La moral
es exigente y comprometida, porque nos propone un ideal altísimo, el de vivir
como seres humanos íntegros, capaces de inculcar los valores familiares, pero somos
ayudados en nuestro camino por la probidad en los actos del hombre. La dificultad
del empeño es después compensada por aquella gratificación, paz y alegría
interior que derivan de la conquista de todo gran ideal.
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