ORGANIZACIÓN SOCIAL. LA NORMA Y LA ÉTICA COMO CONSTANTES DEL HOMBRE
La especie humana está conformada por individuos que, por
ser seres sociales, han vivido y actuado siempre en grupo.
El hombre es un animal político porque necesita relacionarse
con los mismos de su especie para su supervivencia. Esta condición dio origen a
las relaciones sociales entre los individuos.
Desde los inicios de la humanidad, las actividades
fundamentales como la búsqueda de alimentos para sobrevivir, la construcción de
refugios para guarecerse o la invención de artefactos e instrumentos, requirió
la cooperación inteligente y el esfuerzo compartido de los individuos. Esa
actividad grupal cada vez más compleja generó la necesidad de organizarse
socialmente para garantizar la participación más productiva en aras del
objetivo de la sobre vivencia. Y la organización social condujo necesariamente
a establecer mecanismos de control y de sanción dirigidos a regular el
comportamiento colectivo.
Todo grupo social posee normas que regulan la conducta de
sus integrantes y mantienen las formas de conducta dentro de ciertos límites.
El mero hecho de vivir en comunidad supone que los seres humanos comparten
esquemas valorativos de la sociedad a la cual pertenecen.
Cada individuo se enfrenta a la necesidad de adaptarse a la
vida social y respetar las normas de la misma, lo cual supone cumplir con una
serie de deberes y obligaciones a la vez que poseer un conjunto de derechos y
privilegios. Las actitudes y comportamientos de los individuos están orientados
por las normas, ideales y valores generales de su grupo social.
Estas normas, ideales y valores rigen determinadas pautas
generales de comportamiento y expectativas que tienen relación con la tradición
del grupo social. Este proceso se interioriza en la conciencia del individuo de
manera imperceptible. Puesto que toda sociedad está interesada en preservar su
existencia y desenvolvimiento regular, demanda de los individuos una conciencia
ética de manera que cada individuo actúe como se espera que lo haga. Es así
como la ética adquiere importancia en la dinámica social.
EL HOMBRE COMO SER SOCIAL. ANARQUÍA Y DESPOTISMO.
El hombre es un animal político por excelencia. Su
comportamiento está determinado por las relaciones con sus semejantes y de
éstas depende su supervivencia. Las relaciones determinan al hombre en
permanente conflicto con sus semejantes. Los conflictos representan la dinámica
de las relaciones entre los individuos.
El hombre no vive aislado, requiere de otros para la
satisfacción de sus necesidades. La constante del hombre es la de resolver
problemas, necesidades y deseos. Toda su lucha se fundamenta en la búsqueda de
soluciones.
Estas relaciones se denominan: RELACIONES SOCIALES y son la
base de la configuración de los pueblos. Se dan bajo la forma de nexos de
solidaridad (amistad) o de nexos de oposición (enemistad) y de éstos depende la
dinámica social.
Las relaciones entre las personas configuran la base de los
grupos sociales. Cada individuo aporta su experiencia y conocimiento a la
solución de los problemas de su grupo.
Las relaciones sociales se someten a la tendencia
egocéntrica y a la desigualdad sico-física de las personas, estas dos condiciones
caracterizan su complejidad e influyen en la magnitud de ellas.
Mediante las relaciones, el individuo puede lograr cohesión
entre los grupos sociales o puede también generar el caos, porque la búsqueda
de objetivos es diferente. Cualquiera sea la condición, la tendencia del hombre
es la de lograr estados mejores de beneficio y satisfacción.
Cada grupo tiene en su interior una estructura que le da
forma. Cuando dentro de él operan los individuos en forma independiente y cada
uno decide su manejo, en forma propia y egoísta, se cae en el concepto de
ANARQUÍA, el manejo de todos. No hay autoridad ni poder. La anarquía propugna
el aniquilamiento de la organización social. Cada quién manda. Nadie es
responsable de nada.
Lalande la define así: “Desorden por ausencia de autoridad
organizadora”: "La doctrina metafísica sobre la pretensa libertad moral
debe ser históricamente considerada como un resultado pasajero de la anarquía
moderna".
Augusto Compte en su Catecismo positivista, dice que es una “doctrina política y cuyo
carácter común consiste en rechazar toda organización de Estado, que se imponga
de arriba al individuo”.
Contrario al caos, hay una forma absolutista de manejo, el
DESPOTISMO, gobierno de uno solo con el manejo absoluto del poder. Hay una
cabeza que imparte las normas y éstas se cumplen. Forma de manejo en el cual el
poder se ejerce de manera absoluta y arbitraria y la relación entre el
gobernador y el gobernado se puede comparar con la que existe entre el
caballero y el esclavo.
El despotismo es un manejo de una autoridad singular, una
sola persona o un grupo de personas estrechamente relacionadas, que gobiernan
con poder absoluto. Es el abuso del poder o fuerza en el trato con las demás
personas.
Las relaciones sociales dan origen al concepto de PODER. Los
pueblos primitivos cimentaban el poder en el ejercicio de la fuerza física. A
mayor fuerza más poder. Con la evolución del conocimiento, a través de la historia
del hombre, se generó un nuevo concepto de poder, el de la RAZÓN. Por medio de un
proceso complejo el individuo ha estructurado un sistema de poder, el
denominado: PODER CIVIL.
El poder es el dominio, facultad y jurisdicción que uno
tiene para mandar o ejecutar una cosa.
Es la suprema potestad directora y coactiva de una persona. El concepto de
poder está más relacionado con el manejo social de una colectividad que con el
manejo de la fuerza física. Es el poder civil quién se encarga del manejo de
las relaciones sociales.
Toda
acción humana de relación social constituye un poder, de otra manera, una forma
de ejercicio del poder. Decimos, también, se hace siempre lo que se puede
hacer. Es el poder que uno despliega el resultante de nuestra fuerza y de nuestras
posibilidades, las que tenemos y las que nos dan otras personas y las cosas
sobre las cuales pretendemos ejercer nuestro poder.
El poder
permite la conducción social. Regula las fuerzas caóticas supeditándolas a un
ordenamiento y a la determinación de responsabilidades a quiénes lo aplican.
Dentro de las relaciones sociales se perfilan convicciones comunes
en cuestiones de credos, gustos, dirección de la vida privada y otras que se
convierten en costumbres. La costumbre, definida como el hábito adquirido por
la repetición de actos de la misma especie, también como el conjunto de
cualidades o inclinaciones y usos que forman el carácter distintivo de una
persona, genera la NORMA.
La norma representa la línea de conducta en el individuo. Es
la regla que se debe seguir o a que se deben ajustar las conductas, tareas,
actividades y acciones del hombre. Como principio, puede decirse: El Hombre
debe cumplir las normas. La norma es la regla de obligado cumplimiento.
Su cumplimiento representa el aporte al orden social en que
se desenvuelve. La norma imprime un deber y conlleva una responsabilidad. Se
fundamenta en la determinación de una solución social.
Las normas sociales juegan un papel muy importante en la
creación de condiciones de convivencia pacífica y respeto a la libertad
individual en sociedades avanzadas y complejas.
La responsabilidad es la obligación de dar cuenta ante la
sociedad por las consecuencias de un hecho o un acto. La responsabilidad social es el
compromiso contraído por las acciones u omisiones de cualquier individuo o
grupo que generen un impacto en la sociedad; pudiendo recaer éstas en una
persona, organización, gobierno o empresa. Dichas acciones suelen traer consigo
una valoración positiva o negativa por parte de la comunidad.
La responsabilidad implica el cumplimiento de las
obligaciones o cuidado al hacer o decidir algo. Es la obligación de responder
ante ciertos actos o errores.
Ser responsable también es tratar de que todos nuestros
actos sean realizados de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento
del deber en todos los sentidos.
Los valores son la base de nuestra convivencia social y personal. La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de las relaciones personales. La responsabilidad es valiosa, porque es difícil de alcanzar.
Los valores son la base de nuestra convivencia social y personal. La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de las relaciones personales. La responsabilidad es valiosa, porque es difícil de alcanzar.
El primer paso para poseer la responsabilidad es percatarnos
de que todo lo que hagamos, todo compromiso, tiene una consecuencia, depende de
nosotros mismos, porque nosotros somos quienes decidimos.
El segundo paso es lograr de manera estable, que nuestros
actos correspondan a nuestras promesas; si prometemos “hacer lo correcto” y no
lo hacemos, entonces no tenemos responsabilidad.
El tercer paso es educar la responsabilidad e ir corrigiendo
lo que no hacemos bien y volver a empezar.
Los retos del mundo actual trascienden todas las fronteras.
La generación de conocimiento sitúa al hombre entre la creatividad y la
innovación.
Se requiere del conocimiento mutuo y de la propia identidad
en las relaciones de amor, respeto legal y moral y estima social. Es un deber
tratar igualitariamente a cada persona y demostrar solidaridad y estimar a los
demás en su particularidad.
El individuo debe asimilarla y propender por su estricto
cumplimiento. Una sociedad sin normas es una sociedad amorfa y débil, una
sociedad caótica y con falla en los derechos de las personas.
La norma tiene la fuerza de una obligación hacia el
mantenimiento del orden social. Se articula en la estructura de la sociedad
misma. Vale el hombre porque cumple a su gente, porque propende por su
bienestar. Vale ante la sociedad porque cumple las normas.
Cuando la norma se vuelve obsoleta, porque ya entorpece el
avance y el progreso aparece la desobediencia civil. Hay negación del
cumplimiento de la norma y se debe revisar la exigencia del cambio.
La fuerza de la norma se circunscribe a la aceptación por
consenso. Cuando aquella afecta a un conglomerado social se cae de peso y es
necesario su redefinición. El avance cambiante de la civilización exige la
revisión de aquella, de la obsolescencia que la aqueja.
La preocupación del hombre es su bienestar y ha aprendido
que lo puede lograr a través de la práctica de las costumbres sanas.
De cada acto humano puede hacerse una reflexión que mediante
la conciencia pueda ser determinado como agradable. La génesis de la norma se
fundamenta en el concepto anterior.
Una condición inherente a la persona es la adopción de
elementos que le sean agradables y le produzcan bienestar. Sobre ésta base
construye su propia forma de vida y construye esquemas de manejo que
circunscriben a un grupo en particular.
Los actos humanos son las manifestaciones de la relación del
hombre con su ambiente físico, psíquico y social. Cada uno de aquellos es
producto del ser mismo y por esos son de su entera responsabilidad. El hombre
tiene la capacidad de decidir cómo actúa y cómo no.
En la configuración de los grupos sociales se dan elementos
que identifican a cada uno de sus miembros, a través de sus relaciones sociales
se fijan objetivos útiles para el grupo. En la medida de su complejidad va
adoptando normas fundamentales que enmarcas su dinámica y comprometen su desarrollo.
Una norma puede ser sancionada o afianzada en dos sentidos:
cuando la autoridad superior la valida confirmándola o cuando aquella recibe mayor
eficacia por adición de castigos o de estímulos.
La norma es la base de una organización social. Debe ser
cumplida por cada uno de sus integrantes. Así quien la cumple se gratifica y
vive dentro de un ambiente de respeto y de acatamiento.
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