"Si
no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando
parte de ella" José María Vargas Villa
En esta entrega, comentaremos acerca de un comportamiento o un hábito negativo que no sólo compete a nuestra sociedad, es un fenómeno que perjudica a muchas instituciones y que cada vez genera más pesar y daño, se trata de la corrupción.
En esta entrega, comentaremos acerca de un comportamiento o un hábito negativo que no sólo compete a nuestra sociedad, es un fenómeno que perjudica a muchas instituciones y que cada vez genera más pesar y daño, se trata de la corrupción.
Comencemos por definirlo como el abuso del
poder público para obtener un beneficio propio. En diferentes dimensiones, la
corrupción incluye, extorsión, sobornos, patrocinio, influencias, fraude,
malversación, caciquismo, compadrazgo, comisiones, regalos, favores de dudosa procedencia,
nepotismo, favoritismo, impunidad, uso ilícito o venta de información
privilegiada, apropiación indebida o malversación de fondos, cleptomanía,
practicas subrepticias o predatorias de estado que no distingue entre lo público
y lo privado con objeto de conseguir una ventaja ilegítima.
Existen profundas raíces que provienen de lo religioso, en lo antropológico, en lo cultural, en lo histórico; no es afán de analizarlo en este espacio. Entre algunas de las causas indirectas de la corrupción encontramos: calidad de la burocracia, nivel de salarios del sector público, sistema legal o penal, controles institucionales, transparencia de reglas, leyes, reglamentos y procesos, ejemplos en estilos de liderazgo.
La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el tráfico de drogas, lavado de dinero, prostitución, crimen organizado. La corrupción no es sólo responsabilidad u originario del sector público, sino que incluye muy especialmente al sector privado.
Otros efectos negativos de la corrupción tienen impacto en el ámbito cultural, social, económico pues reduce la inversión como consecuencia reduce la tasa de crecimiento y desarrollo.
Distorsiona el gasto, las instituciones gastan menos en educación y salud y más en proyectos públicos, se incrementa la inversión pública en proyectos. Reduce el gasto para operación y mantenimiento, también reduce la productividad y la inversión publica de la infraestructura nacional. Decremento en los ingresos fiscales e impacta denegadamente la inversión extranjera directa.
Uno de los organismos internacionales que monitorea el nivel de corrupción y transparencia en 180 estados del mundo es Transparencia Internacional, con sede en Berlín, Alemania, que presenta un informe anual de todos los países y les da una puntuación de 1.0 a 10. De acuerdo con el informe de 2007, los países con el más alto nivel de transparencia, con un puntaje de 9.4 son Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda.
Existen profundas raíces que provienen de lo religioso, en lo antropológico, en lo cultural, en lo histórico; no es afán de analizarlo en este espacio. Entre algunas de las causas indirectas de la corrupción encontramos: calidad de la burocracia, nivel de salarios del sector público, sistema legal o penal, controles institucionales, transparencia de reglas, leyes, reglamentos y procesos, ejemplos en estilos de liderazgo.
La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el tráfico de drogas, lavado de dinero, prostitución, crimen organizado. La corrupción no es sólo responsabilidad u originario del sector público, sino que incluye muy especialmente al sector privado.
Otros efectos negativos de la corrupción tienen impacto en el ámbito cultural, social, económico pues reduce la inversión como consecuencia reduce la tasa de crecimiento y desarrollo.
Distorsiona el gasto, las instituciones gastan menos en educación y salud y más en proyectos públicos, se incrementa la inversión pública en proyectos. Reduce el gasto para operación y mantenimiento, también reduce la productividad y la inversión publica de la infraestructura nacional. Decremento en los ingresos fiscales e impacta denegadamente la inversión extranjera directa.
Uno de los organismos internacionales que monitorea el nivel de corrupción y transparencia en 180 estados del mundo es Transparencia Internacional, con sede en Berlín, Alemania, que presenta un informe anual de todos los países y les da una puntuación de 1.0 a 10. De acuerdo con el informe de 2007, los países con el más alto nivel de transparencia, con un puntaje de 9.4 son Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda.
Por otro lado, los estados con el nivel más
bajo son Haití con 1.6 de calificación, Irak, con 1.5 y Myanmar (Birmania) y
Somalia con 1.4. México
tiene puntuación de 3.3.
Se ha tratado de cuantificar el daño de la corrupción en México y diversas organizaciones calculan que representa entre el 9.5 y el 13 % del Producto Nacional Bruto.
Hace una década, la corrupción y los excesos de la burocracia se estimaron en más de siete mil millones de dólares.
En los últimos años, se han hecho importantes cambios para contrarrestar este fenómeno: en el año 2002, el 62 % de las compañías externaron pagos externos a burócratas.
En todos los niveles de gobierno, no han cesado los esfuerzos para introducir programas para simplificar trámites federales, estimular al sector privado, desalentar el crecimiento de la economía informal.
Podemos apreciar cambios en las últimas evaluaciones a corto y mediano plazo de organizaciones de transparencia. Los estilos gerenciales y burocráticos se han vuelto más competitivos. Algo verdaderamente importante es reconocer el problema de la corrupción como elemento que interfiere en su competitividad con efectos directos e indirectos.
Los estilos gerenciales y de liderazgo deben cambiar y mejorar aun más, todavía significa un importante reto denotar el concepto de eficiencia a todos los niveles de la burocracia y de los negocios.
El gobierno en todos sus niveles ha jugado un papel activo en sus intentos de reducir la corrupción pues alcanza a toda la población en todas sus cotas.
Es importante y necesario que formemos y hagamos formar conciencia en el bien ser, el bien hacer y el bien tener.
Terminar con motes y dichos como el "que no tranza, no avanza", de saber de casos de corrupción como hechos aparte y no como norma de comportamiento o convivencia o peor aún: como un caso de éxito o de ejemplo.
No nos debe de servir de consolación que existe corrupción en todo el mundo, en todos los gobiernos, organizaciones internacionales, fuerzas de seguridad, paraestatales, empresas, escuelas, o que existe una aceptación a valores como la irreverencia y la descomposición.
Es lamentable utilizar tiempo, recursos, creatividad, ingenio no para genera oportunidades o para generar riqueza en donde no la hay, o negocios, o patentes sino en mecanismos retrogradas, ideas corruptas.
Puede ser en nuestra sociedad un hábito, pero debe, tiene que ser un hábito el no permitirla, pues se necesitan dos partes: una que propone, diseña y otra que acepta.
Me refiero en este espacio para generar el compromiso de todos y cada uno de nosotros desde nuestra responsabilidad para generar esas prácticas, costumbres, rutinas, ejemplos, para desarraigar este terrible fenómeno.
Se ha tratado de cuantificar el daño de la corrupción en México y diversas organizaciones calculan que representa entre el 9.5 y el 13 % del Producto Nacional Bruto.
Hace una década, la corrupción y los excesos de la burocracia se estimaron en más de siete mil millones de dólares.
En los últimos años, se han hecho importantes cambios para contrarrestar este fenómeno: en el año 2002, el 62 % de las compañías externaron pagos externos a burócratas.
En todos los niveles de gobierno, no han cesado los esfuerzos para introducir programas para simplificar trámites federales, estimular al sector privado, desalentar el crecimiento de la economía informal.
Podemos apreciar cambios en las últimas evaluaciones a corto y mediano plazo de organizaciones de transparencia. Los estilos gerenciales y burocráticos se han vuelto más competitivos. Algo verdaderamente importante es reconocer el problema de la corrupción como elemento que interfiere en su competitividad con efectos directos e indirectos.
Los estilos gerenciales y de liderazgo deben cambiar y mejorar aun más, todavía significa un importante reto denotar el concepto de eficiencia a todos los niveles de la burocracia y de los negocios.
El gobierno en todos sus niveles ha jugado un papel activo en sus intentos de reducir la corrupción pues alcanza a toda la población en todas sus cotas.
Es importante y necesario que formemos y hagamos formar conciencia en el bien ser, el bien hacer y el bien tener.
Terminar con motes y dichos como el "que no tranza, no avanza", de saber de casos de corrupción como hechos aparte y no como norma de comportamiento o convivencia o peor aún: como un caso de éxito o de ejemplo.
No nos debe de servir de consolación que existe corrupción en todo el mundo, en todos los gobiernos, organizaciones internacionales, fuerzas de seguridad, paraestatales, empresas, escuelas, o que existe una aceptación a valores como la irreverencia y la descomposición.
Es lamentable utilizar tiempo, recursos, creatividad, ingenio no para genera oportunidades o para generar riqueza en donde no la hay, o negocios, o patentes sino en mecanismos retrogradas, ideas corruptas.
Puede ser en nuestra sociedad un hábito, pero debe, tiene que ser un hábito el no permitirla, pues se necesitan dos partes: una que propone, diseña y otra que acepta.
Me refiero en este espacio para generar el compromiso de todos y cada uno de nosotros desde nuestra responsabilidad para generar esas prácticas, costumbres, rutinas, ejemplos, para desarraigar este terrible fenómeno.
Julio Bonifaz
http://www.oem.com.mx/elheraldodechiapas/notas/s2709.htm
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