SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

16 de agosto de 2010

APRENDAMOS A VER LA VIDA

La vida es un regalo que nos brinda el universo. Somos el producto de la concepción que al final se torna inteligente. La vida consciente está llena de cosas sencillas que debemos disfrutar. Cada evento a nuestro alrededor es digno de reconocimiento. Por muy adverso que nos sea debemos tomarlo como estrategia de aprendizaje. Sólo el hombre puede llegar a estados superiores y avanzar hasta el pleno goce de la realidad.

En el desarrollo del proyecto de vida personal es necesario confrontar la vida que llevamos y sopesarla con la dignidad, la responsabilidad y la búsqueda de sentido. Debemos asumir el reto de construir una vida propia lejos de una enajenación.

Con frecuencia utilizamos el concepto de dignidad, pero en la forma común pasa desapercibido. El que hacer cotidiano del hombre lo absorbe en las cosas inmediatas y le quita un espacio para el análisis de su propia dignidad.

La dignidad del hombre se refiere al conjunto de cualidades por las cuales se hace merecer. Se refiere al realce o valor que tiene el hombre, tomando como punto de referencia los otros seres de la naturaleza.

El hombre es el ser integral por excelencia en donde convergen todos los estados de ánimo y estados de alta racionalidad. Es el ser especial de la naturaleza. Cada vez que hace una acción siempre propende porque gire en torno a sí mismo.

En la conciencia que tiene el hombre de su superioridad, frente a los demás seres de la naturaleza, sobresalen la inteligencia y su capacidad de dar significado a todo lo que le rodea. Por su capacidad racional inteligente ha aprehendido la naturaleza y así mismo ha logrado grandes avances en el campo de la ciencia y de la técnica, transformando su entorno y adaptándolo a sus necesidades.

Por su capacidad de dar significado asume la realidad, la interpreta y la proyecta conforme al sentido que le dé a su propia vida. Así la vida humana sólo es posible en la medida en que cada uno descubra y realice su vocación. Por esta misma capacidad significativa el hombre puede determinar el sentido de su existencia unido al de los otros seres humanos.

Puede además establecer relaciones valorativas con sus semejantes, orientadas desde la familia y la sociedad, las cuales hacen posible la expresión de su dimensión afectiva sobre la base del compromiso en la vivencia de solidaridad y de participación comunitaria.

La vida es única e irrepetible y el hombre hace parte de aquella premisa. Busquemos articular al hombre con la vida misma. Aprendamos a ver la vida. Somos parte de un momento del universo y sólo nos queda el reto de sentir aquel momento.

Conciencia, inteligencia y significado, como consecuencia del poder del hombre. Busquemos una estrategia finita que nos permita caminar firmemente en la construcción del esquema de vida que deseamos.

ANTIPARRAS DE LA DEMOCRACIA

En su proceso de desarrollo el hombre es un creador de cultura y un gestor de valores. Su capacidad de conocer y de concebir los fenómenos universales le ha dado la opción de construir modelos sociales para su avance y progreso. Como animal político tiene que vivir en función de los demás, y su lucha por la supervivencia está supeditada al trabajo en equipo que realice con todos los de su especie.

El determinismo, fundamentado en antecedentes y consecuentes, causas y efectos, le explica la forma como se dan los eventos durante su horizonte de temporalidad. El período que comprende su existencia está caracterizado por pasiones, ideas y creencias que son propias de la época, este es el horizonte de temporalidad.

En el proceso de la organización social, el hombre ha plasmado estructuras y modelos para la búsqueda de bienestar y de mejor calidad de vida. Una de aquellas está representada en la forma de manejo de la polis, la ciudad-estado. El manejo de los asuntos del Estado. Es la estructura denominada Democracia.

La palabra democracia proviene de los vocablos griegos demos, pueblo y kratos, autoridad o gobierno, frente al poder divino que decían encarnar y ejercer los monarcas de tiempos pasados, o a la predestinación que invocan ciertas doctrinas en favor de las minorías selectas.
La democracia propugna el concepto de la soberanía popular, o sea, el derecho del pueblo a gobernarse por si mismo, con finalidades que representan el interés de todo el pueblo. En este sentido, la última parte de la oración pronunciada por Abraham Lincoln en el campo de batalla de Gattysburg contiene una de las más simples y perfectas definiciones de la democracia “El gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo”.
La democracia presupone la igualdad de los hombres y su derecho igualitario tanto a ejercer la soberanía popular como a alcanzar los fines que de acuerdo con los conceptos esenciales de la filosofía liberal, tiene el hombre enunciados en el lema de libertad, igualdad y fraternidad.
Hay ciertos requisitos que cumplidos, dan sello de autenticidad a un régimen democrático y que, junto con un factor de orden educativo y moral constituyen los instrumentos políticos y jurídicos imprescindibles para el funcionamiento de una verdadera democracia; entre los que se encuentran:
El sufragio o voto popular a través del que se expresa la voluntad del pueblo. Al emitir su voto cada ciudadano pone en juego, voluntariamente, la parte que le toca en la soberanía popular. Así designa a sus representantes; a aquellos que, en el gobierno, actuarán por el. Un estatuto constitucional, establece y limita los derechos y atribuciones del individuo y del estado, y las relaciones del uno con el otro. La división de poderes dentro del estado.
Es un deber del hombre participar de las decisiones del Estado. Es un deber velar por la transparencia de los actos de los funcionarios públicos. Es un deber elegir a los más capacitados para el desempeño social. Es un deber ayudar en los fines del Estado.
Somos seres humanos, con capacidad de gobernarnos a sí mismos. Somos soberanos y para conservar dichas condiciones debemos votar a conciencia. Una invitación para cumplir con nuestra patria. El hombre como creador de valores deberá actuar buscando el progreso, la tolerancia, la transparencia, la honradez. Todos somos responsables de todos.

AGUJEROS NEGROS

El hombre con su capacidad para conocer el universo ha encontrado unos cuerpos especiales que le han llamado la atención, estos se llaman agujeros negros. Las observaciones hechas con el telescopio espacial Hubble han confirmado la existencia de agujeros negros. Según la física teórica, estos objetos son tan densos que nada puede escapar a su fuerza gravitatoria, ni siquiera la luz. En otros términos: son invisibles por definición. De todas formas, cuando cae algo hacia un agujero negro, antes de desaparecer del universo observable, se desintegra violentamente, emitiendo una radiación de gran energía.

El agujero negro tiene un horizonte de sucesos, el cual está configurado por una región a través de la cual se puede entrar. Una vez dentro ya no se puede escapar, ni siquiera la luz. Es la frontera de un agujero negro.

El término agujero negro tiene un origen muy reciente. Fue acuñado por el científico norteamericano John Wheeler como la descripción gráfica de una idea que se remonta a una época en la que había dos teorías sobre la luz: una de ellas suponía que la luz estaba formada por partículas y la otra por ondas. Hoy sabemos que ambas teorías son correctas, debido a la dualidad onda-corpúsculo de la mecánica quántica.

En la teoría de que la luz estaba formada por ondas, no quedaba claro como respondería esta ante la gravedad; pero si la luz estaba formada por partículas, se podría esperar que estas fueran afectadas por la gravedad de la misma forma que cualquier objeto material.

Primero se pensó que las partículas de luz viajaban a infinita velocidad, de tal manera que la gravedad no seria capaz de frenarla; pero un importante descubrimiento de Roemer, que la luz viaja a una velocidad finita, le hizo suponer que la gravedad afectaría a la luz, aunque sólo cuando la atracción gravitatoria fuera muy elevada, debido a la enorme velocidad de la luz.

En la comprensión del universo la luz sigue siendo el referente, todo gira en torno a la velocidad con que viaja la luz, unos 300.000 kilómetros por segundo. El hombre también representa un agujero humano porque tiene horizontes, todo gira alrededor de él. Su acción sobre los demás le permite moldear su comportamiento. Una vez moldeado puede interactuar con sus semejantes. Es el hombre social. El hombre que es capaz de dar una luz para la vida y hacer partícipes a sus semejantes en el compartir los momentos humanos. Si el universo es infinito para el hombre, su comportamiento dentro de las normas sociales, también es infinito para el mundo.

Que la comprensión de lo que son los agujeros negros sea la base de la comprensión de los agujeros humanos. En un agujero humano la luz de la esperanza no puede escapar.

AVANCE EXISTENCIAL

Aprender de la existencia conlleva situaciones de éxito y de fracaso. La condición humana circunscribe cada momento, de su actuar, en el desánimo o en la esperanza y construye un mundo fundamentado en lo que logra cotidianamente.

Existir es vivir, es estar en contacto consciente con el mundo. Los valores del hombre, como sujeto de cultura, imprimen carácter al comportamiento humano y le determinan su rumbo.

El ser humano en su ascenso a estados superiores, busca llegar a ser lo que verdaderamente le corresponde hacer. Esta condición le produce incertidumbre permanente frente a la vida misma porque en aquella búsqueda gasta su energía hasta el logro de aquella compensación.

El camino de la existencia marca el destino de las generaciones y exige a aquellas una cuenta constructiva en beneficio social. Se vive en permanente preocupación por el aumento del progreso humano y del desarrollo de los pueblos, pero se suprimen garantías del pensamiento en aras del avance del conocimiento.

Todo elemento que retarde la comprensión al hombre, le produce angustia existencial. Esta estigmatiza el desempeño de la acción y compromete el logro de su propio beneficio. El existencialismo postula que son los seres humanos, en forma individual, los que crean el significado y la esencia de sus vidas. La corriente, de manera general, destaca el hecho de la libertad y la temporalidad del hombre, de su existencia en el mundo más que de su supuesta esencia profunda.

Carente de futuro, de acción y de desempeño, el mismo hombre se hunde en su propio destino y llora desde allí. Sólo le queda la búsqueda de estrategias para suprimir todo aquello que le ata y le compromete su libertad para que pueda volar, libre desde su existencia, hacia caminos de comprensión y de vivencias gratificantes que le supriman su propia angustia existencial.

El danés Soren Kierkegaard, profundamente religioso y considerado como el padre del existencialismo, manifestaba que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó temor. Para Kierkegaard, el principal antecedente del existencialismo, la existencia es ante todo un existente: el existente humano. El temor enfrenta la carencia de estados de ánimo proactivos y este determina al hombre que sufre su propia depresión existencial.

Desde el portal de su conciencia, el hombre debe trascender a situaciones de comprensión de la existencia humana y ayudar, desde su capacidad, al manejo de la angustia existencial del la humanidad.

LA FUERZA VITAL

Porfirio Barba Jacob dice en su canción de la vida profunda que esta es clara, undívaga y abierta como un mar y que hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, como en abril el campo tiembla de pasión. Esta es la expresión poética para su época. La realidad de un sentimiento plasmada en unos versos sublimes y dicientes del amor y de la vida.

El hombre como producto del amor y de la vida ha sido concebido desde una fuerza determinada por la teoría de polaridades, que algunas culturas la llaman el Ying y el Yang.

Empédocles es el primer filósofo que propone la existencia de fuerzas que actúan sobre la materia haciendo que la unan o la separen, y produzcan un movimiento. Estas fuerzas son el amor y el odio. El amor es la fuerza que junta unos elementos con otros para producir criaturas, para producir una nueva vida; y el odio tiende a separar los distintos elementos para rechazar la unión de polaridades y por lo tanto evitar una nueva vida.

La fuerza de atracción o de polaridades; no es un ser separado de la sustancia material de las cosas. Es la propiedad inseparable de la materia, que va unida a ella toda la eternidad. La idea de una fuerza que no estuviese unida a la materia, que vagase libremente por encima de ella, sería absurda. Los seres vivos engendran a otros seres como estrategia de perpetuación de la especie.

No hay fuerza sin materia; no hay materia sin fuerza. Imaginemos los átomos, o sea las porciones más pequeñas en que puede concebirse dividido un cuerpo; imaginémoslos despojados de materia, de fuerza, y sin esa relación de atracción y repulsión mutuas que los contiene y da a los cuerpos la forma y el aspecto que presentan. El hombre como materia, necesita utilizar su fuerza vital para la conservación de su especie. Es la ley primigenia o instintiva la que opera.

La atracción hombre – mujer como expresión de una polaridad y de una fuerza electromagnética. El magnetismo no puede ser transmitido, sino únicamente excitado, activado, para que pueda modificar su entorno y producir lo que se llama el campo magnético. Las fuerzas magnéticas son inherentes a las moléculas imantadas o polarizadas. Lo mismo ocurre en la materia que posee el hombre. La unión de la polaridad del hombre con la de la mujer.
Toda sociedad organizada, desde una tribu indígena hasta la más moderna metrópoli, necesita alimentarse de diferentes formas de energía para sobrevivir. La primera energía es la vital y esta es la que mueve al mundo. Luego viene todo el proceso de culturización humana. El hombre es la única especie viva capaz de controlar su instinto por la razón.
Los hombres requieren energía para la reproducción de sus células y el funcionamiento de sus órganos vitales, pero en cantidades y calidades bien definidas. Los hombres requieren utilizar su energía vital para la perpetuación de la vida en la tierra y como estrategia para la comprensión del universo.
La unidad fundamental de la vida se llama ADN y tiene la capacidad de producir una copia de si misma. Este proceso se denomina replicación y es la base de la herencia y del material genético. Se basa en la separación de las dos cadenas complementarias del ADN (molécula madre) y la formación de dos nuevas cadenas (moléculas hijas) que entran en contacto, cada una de las cuales es complementaria de cada una de las cadenas de la molécula madre.
El hombre ha logrado investigar que la energía vital es la consecuencia del código genético que incita a las especies vivas a lograr una copia de si mismas. Es el proceso de la naturaleza el que opera.

Somos el producto del amor, expresado como aquella fuerza que une las polaridades y somos el producto del odio, expresado como aquella fuerza que desune las polaridades. Nuestro código genético es quien rige nuestro comportamiento frente a la energía vital.

Sólo que el hombre es el único capaz de controlar el instinto vital con su razón. Aquí se inicia el proceso de cultura del hombre y de construcción del hombre social.

La racionalidad como una consecuencia del crecimiento de la civilización humana dentro de unos patrones de sobriedad, equilibrio y justicia en la vida de las personas mismas.

LA ETERNIDAD

En algún momento de la existencia leí que la vida es un parpadeo entre dos eternidades y esto me causo un impacto. Antes de nacer y después de morir. Cuando veo pasar el tiempo de los humanos siento que cada vez estamos más cerca de la otra frontera de la eternidad.

El hombre con el trascender del tiempo se aproxima cada vez más a dar ese gran salto. La vida es el camino que une la frontera entre lo que antes no era y lo que después ya no es. Es el camino entre tener conciencia del universo y el perder esa conciencia. Si no existiese la vida inteligente el universo no existiese. Basta una conciencia humana para que el universo exista. Será esto la aproximación al concepto de eternidad?

Somos seres vivos y conscientes y hemos sido construidos para vivir unos 70 años. Este es el reto que nos da la vida para entender el universo y para entender su eternidad. Luego nos sumiremos en algo desconocido, pero que se intuye. Vamos inexorablemente hacia el fin del universo. Somos criaturas eternas con un momento de vida para disfrutar.

Después, ya no seremos, haremos parte de la nada y haremos parte del todo en el universo.

Existen dos concepciones para adentrarse en la comprensión de la eternidad, la que se fundamenta en la luz de la fe y la que se interpreta a la luz de la razón. Para esta última la eternidad es un espacio que no tiene principio ni tiene fin, es una perpetuidad y dentro de este se mueve el hombre bajo sus dos formas materia y espíritu.

La física moderna, de tendencia más bien eternalista, describe el comienzo físico del universo como una gran explosión, o Big Bang. La NASA ha sido capaz de verificar la época del origen del universo a partir de la reciente detección de la radiación de fondo emanada por el Big Bang. El tiempo, el espacio y la materia surgieron hace alrededor de 13 mil millones de años.

El concepto de eternidad (del latín aeternitas), relacionado con el de inmortalidad, se refiere popularmente, unas veces a una duración infinita y sin límites, y otras designa una existencia sin tiempo o fuera del tiempo. Es el trabajo de la ciencia en su objetividad, racionalidad y sistematicidad.

En ciertas religiones, la eternidad es la vida del alma después de la muerte. Primero fueron las religiones, después la ciencia. La búsqueda de la inmortalidad o del elixir de la eterna juventud existe desde que la humanidad es consciente de que es mortal. Las culturas primitivas consideraban que la sangre de los animales transmitía energía vital y por eso se la bebían. Los egipcios desarrollaron buena parte de su cultura en la creencia de que el faraón era un ser inmortal, de ahí la importancia que daban a la construcción de las pirámides y a todo el proceso de momificación.

Isaac Asimov trata el tema de eternidad, en su obra: El Fin de la Eternidad, novela de ciencia ficción. Trata el tema de una sociedad capaz de viajar a través del tiempo. La historia se desarrolla en un insólito mundo de hombres viajeros del tiempo llamados Eternos, organizados en extrañas jerarquías y rangos, que se reclutan entre las diferentes épocas de la historia humana a partir del siglo XXVII.

La Eternidad es un lugar y una organización que existe más allá del tiempo. Está compuesta de humanos que son reclutados de diferentes momentos de la historia de la humanidad, desde el siglo XXVII. Los Eternos tienen la capacidad de, por medios tecnológicos, entrar y salir en casi cualquier punto de la corriente temporal y viajar por ella, alterándola.

Los ensayos que se han hecho sobre la eternidad siempre nos dejan en esa incapacidad de comprender que hay más allá del universo y que sigue después de haber caminado entre las dos fronteras enunciadas.

El hombre es eterno por su pensamiento, porque es capaz de observar, verificar y comprobar. El hombre es inmortal durante su vida misma, pero un día el universo le reclama toda su energía y se la lleva para si. Que bella eternidad.

LA ESPERA DEL FUTURO

Desde que nace el hombre vive en pos de alcanzar el futuro. Parece que el presente no le es significativo y el pasado le produce nostalgia. Todos llevamos el tiempo en nuestro código genético.

Los segundos de la vida van marcando experiencias que producen aliento para llegar a algo mejor. Pero, que es lo mejor para el hombre? Desde cada punto de vista de ese alguien puede construirse una estructura vivencial propia para llegar a la anhelada meta.

El futuro desvive al hombre y hace que su dinámica traspase su propia lucha por la existencia. En cada momento plasma su éxito o su derrota y va acumulando experiencias que mas tarde transmitirá, como su legado, a sus congéneres.

Esta es la verdadera articulación de la realidad con lo incierto que nos transmite el futuro. Hacemos parte de un universo que se mueve por leyes naturales y nuestra vida apenas hace parte de aquellas. Sólo sé que las leyes universales moldean nuestras vidas y que ante ellas somos meros puntos de enorme fragilidad.

Vale el hombre por su capacidad de comprender el universo y el mundo que le rodea. Vale porque es capaz de entender y de asimilar su realidad. El futuro es algo fortuito que no podemos ordenar. Sólo fabricamos procesos ordenados para tratar de alcanzarlo, pero el azar nos lo arrebata. Otra de las fragilidades del hombre. Que gran pequeñez ante el océano cósmico.

Apenas somos capaces de convivir, en forma incierta y cambiante, con los nuestros. Estos nos producen conflictos, en forma permanente, y cambian nuestra forma de ser hacia un comportamiento errático y frustrante.

Ante estas situaciones trascendemos, en el tiempo, hacia estados de violencia y de caos. El desorden de nuestro mundo actual es una consecuencia de aquello. Se vive buscando el futuro, como algo ideal, pero la realidad es la forma de expresión violenta o la guerra misma.

Será que el futuro marca el camino ideal para la destrucción del hombre, porque con su comprensión ha logrado crear estrategias y tecnología para que al llegar a aquel momento pueda decir que el futuro sea un holocausto?

Creo que como vamos, estamos en lo cierto. El futuro será el holocausto de la humanidad y el líder de este será el hombre mismo. Qué capacidad la de este ser para enfrentar las leyes del universo. Qué capacidad para ser inmensamente bruto.

Viva el hombre y su holocausto y que después de aquel, en algún punto del universo, todos confluyamos para el gran juicio final.

LA DISCRECION

La mesura hace parte de la sabiduría del hombre, porque en cada uno de sus actos sabe plasmar lo que le conviene a los demás sin herirles y porque sabe que las heridas de los humanos producen grandes daños a la persona misma y también a la sociedad a la que pertenece. Hace parte de la sensatez y del tacto para actuar, hablar y opinar.

En cada horizonte de temporalidad aparecen los hombres sabios y los hombres necios. Todos hacen parte de la realidad social en aquel periodo de tiempo. Los sabios pertenecen al conjunto de los mesurados, de los que tienen reserva o cautela para no decir algo que se sabe o piensa. La mesura encierra la discreción, la moderación y la compostura.

La discreción es una cualidad escasa en el ser humano, pero es de gran significado para la coexistencia pacifica de la gente y de las comunidades. Lope de Vega aseguraba que “nunca el honor se perdió mientras duró el secreto”, pero, claro, difícilmente entenderá el indiscreto el significado de tan simple sentencia. Como tampoco asimilaría a Baltasar Gracián, cuando afirmaba que “la discreción en el hablar importa más que la elocuencia”, ni siquiera a Richelieu cuando aseguraba que “hay que escuchar mucho y hablar poco para gobernar bien un estado”.

Somos parte de un engranaje social que nos exige prudencia en el hablar, porque siempre hay más gente de la que se imagina escuchando y siempre suele ser la quien tiene menos que oírlo. El talento para ser discreto se logra a partir del saber, lo todo y decir, lo poco, en otras palabras, saber lo que se ha de decir de lo que se sabe.

La institución de situaciones trascendentales para la especie humana ha de ser manejada a partir de la discrecionalidad de los dirigentes. Cada momento esta determinado por la posibilidad de error o de acierto y es necesario echar mano de una buena dosis de cordura, como estrategia para evitar el daño social.

En la vida cotidiana, las relaciones entre las personas tienen un componente de comunicación, el cual debe estar alimentado de la información que solamente requiere cada una de las partes. Cuando se falta a la discreción se comunica todo sin medir las consecuencias. Es el gran error del necio mencionado inicialmente.

Me queda una reflexión sobre mi gente: tengo amigos que tienen además otros amigos y estos otros, tienen otros amigos, esta conciencia me genera la necesidad de la discreción. Cuando se es discreto se es mas humano. Se es más sobrio de pensamiento y de actuar. Es el reto de los hombres que procuran el bien para los demás, sin detrimento de su esencia y de su yo.

Ser discreto es un deber social, hace parte de la responsabilidad de la especie humana que construye el mundo del mañana y hace parte de la conciencia social.

Verdad que somos discretos?

EL RECONOCIMIENTO

Desde siempre, he considerado que el reconocimiento es uno de los factores más importantes para una persona, y más si se trata de alguien quien ha sido pieza fundamental en la conducción de la sociedad. Hay personas que, por su valor, congruencia y consistencia humana se convierten en ejemplares, y dan muestras de que sí pueden construirse proyectos anclados en ideales y esperanzas.
En el camino de la vida vamos trascendiendo situaciones y etapas que se van dejando como experiencias y legados para la construcción de nuevos paradigmas y expectativas. El reconocimiento hace parte de aquellos y representa uno de los factores que motiva a una persona a sentirse bien con todo lo que realiza, a seguir con su ruta, y en definitiva a sentirse a gusto con las cosa y con su obra.
El reconocimiento es la distinción de una persona, entre las demás, por sus rasgos o características. Es la expresión de una gratitud que se siente por algún beneficio que la persona ha hecho con respecto a la comunidad. Representa una herramienta estratégica que trae consigo fuertes cambios positivos en el individuo y en la comunidad misma.
Reconocer el comportamiento y desempeño de los humanos de bien se traduce en tangibles y positivos efectos al ampliar los niveles de satisfacción y desempeño así como mejorar la disposición y productividad para multiplicar acciones benéficas de la organización social a todos los niveles.
La gente que se siente apreciada posee una actitud positiva, mayor confianza en sí mismos y habilidad por contribuir y colaborar y con suficiente autoestima, son potencialmente sus mejores conductores o líderes sociales.
Hay gente que tiene la habilidad de hacerse querer por casi todo el mundo. Son personas con un magnetismo especial para atraer a los demás, un encanto natural que provoca irremediablemente simpatía y cariño a su paso. El secreto de estas personas es que saben relacionarse con seguridad, tienen el don de la empatía, su acatamiento es alto, conectan fácilmente con los demás y hacen que la gente a su alrededor se sienta bien
Interesarse sinceramente por los demás, darles el debido reconocimiento, es el primer paso para ganarnos su cariño. Sólo si somos conscientes de los sentimientos ajenos, seremos capaces de extraer lo mejor de las personas que conocemos. El ser humano que siente que no se le reconoce en su labor y en su paso por la vida es un ser que falla en su gestión social.
El complemento del accionar humano es su reconocimiento. Se reconoce al hombre por sus actos en beneficio social, por su estrategia de coexistencia con los demás, por sus aportes al desarrollo social. Se reconoce porque es capaz de transmitir cariño en todo su entorno, porque es capaz de regar ideales y pasiones.
Un momento para el reconocimiento de la especie humana, la que ha logrado construir el sendero actual de nuestro mundo, buscando estrategias más humanas, más conscientes.

EL DAÑO HUMANO

La sociedad es una construcción del hombre, porque este en su estado de indefensión tiene que recurrir a sus semejantes como estrategia de supervivencia. El agregado de seres humanos a cualquier comunidad tiene dos sentidos, el del compromiso para que sus pueblos se desarrollen o todo lo contrario.

Realizar actos en beneficio social conduce al deseo de una coexistencia y de una tolerancia. La polarización en que se suele incumbir cuando se presentan partes diametralmente opuestas, en apreciaciones y criterios, se ha convertido ya en un serio problema socio político, en donde reinan las pasiones más que las razones. Se impone así el detrimento de las sociedades, en su forma mas explicita, el daño.

Es difícil decir quién hace el mayor daño: los enemigos con sus peores intenciones o los amigos con las mejores. Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere. El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos.

Aristóteles hace en su libro de la Ética de Nicómaco una reflexión sobre la amistad. Dice “Sin amigos nadie querría vivir, aunque poseyera los demás bienes, porque la prosperidad no sirve de nada si se está privado de la posibilidad de hacer el bien, la cual se ejercita, sobre todo, respecto de los amigos. Asimismo, en los infortunios se considera a los amigos como único refugio”.defiende que algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud. Para ser amigos se debe evitar el daño humano. Es una forma consciente de vivir en sociedad. Si alguien daña a otra persona, esta dañando a la sociedad misma, esta violando todos los derechos sociales. Ante esta necesidad hay que cuidarse de los excesos en el actuar y en el sentir.

El daño humano se refleja en la Ley misma. El hombre la ha creado para evitarlo, porque la ley reconoce el fin justo y útil, pero puede acontecer que en ciertas circunstancias se tornen injustas en algunas consecuencias. Solamente la ley tiene el poder y la obligación de limitar las actividades del ser humano mientras estén dentro de los límites de lo correcto y de la defensa de la integridad del hombre.

Por lo tanto el hombre debe saber de antemano que es lo que puede hacer y lo que no, fijándose a través de la ley si va a producir el daño o no. El daño puede ser material, intelectual o daño ideal.

Frente al daño se encuentra el castigo, este es una forma clave de control social, con la explícita función de corregir el comportamiento de los individuos. El no cumplimiento de la Ley conlleva un daño social. El análisis sobre los problemas del daño, la responsabilidad y la reparación varía con cada horizonte de época. Hoy debe verse el daño humano como el resultado de una convergencia de elementos como el hecho, la causalidad y la culpa y de este, la indemnización que merece la victima ante el injusto sufrido con el fin de concretar el ideal de justicia humana.

No se puede hacer daño al hombre, su condición de ser integro e irrepetible lo determina en su exigencia de merecer respeto y acatamiento. Es una forma de vida más racional y de más sentido social. El hombre debe vivir dignamente y ser valorado para evitarle dañar la sociedad.