SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

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25 de marzo de 2011

MEMORIA DE LA ESPECIE

Cuando vamos acumulando las experiencias de la vida estamos haciendo registro en nuestra memoria. Todo lo que nos sucede es producto de la gestión que hacemos en nuestro paso por el sendero de la existencia. Cada vez tenemos un mayor número de situaciones vividas, moldeadas en éxitos y fracasos, que comprometen el desempeño cotidiano.

La memoria es la capacidad mental que posibilita a un sujeto registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.). El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española la define como: «Potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado».

En el transcurso del tiempo el hombre recibe estímulos y en su proceso de enseñanza aprendizaje graba todo lo que le sucede. Esto lo hace a través de su memoria individual; lo que me lleva a concluir que cada ser de la especie humana acumula su propia vida y es capaz de construir modelos que le permiten sobrepasar aspectos que comprometen su supervivencia.

Sólo el hombre, vive el tiempo. Se podría decir que el hombre es el único animal finito, porque es el único que lo sabe. Por eso acumula en su memoria y en un momento la utiliza. Los seres vivos por debajo del hombre viven completamente ajenos al tiempo, les importa un bledo. Su vida está ligada al tiempo por mediación del instinto; pero se quedan siempre en el instinto, no alcanzan nunca el tiempo (aunque el tiempo sí les alcance a ellos).

El tiempo en la existencia del hombre tiene un significado cuando se configura el concepto de recuerdo y de nostalgia, que tiene que ver con el pasado; también con la esperanza y del deseo de renovación que tiene que ver con el futuro. A través de su memoria individual puede construir estados adelantes de su pensamiento.
Ser de memoria significa que el pasado no ha dejado de existir, no se ha evaporado sin dejar rastro, no es algo clausurado y olvidado, sino algo que de algún modo gravita en el presente, lo condiciona y lo configura; de un modo real, en el hoy del hombre está presente su pasado. El tiempo del hombre es acumulativo, también sus experiencias.
En cada uno de nosotros está plasmada una memoria, producto de las vivencias a lo largo de la existencia. Está memoria termina cuando morimos, pues dejamos de conocer y de saber más. Queda sólo la memoria de la especie humana.
La especie humana posee una memoria colectiva, por medio de la que logra adaptarse y aprovechar su entorno natural, pero ésta no es ya sólo genética sino también cultural. Esta memoria de especie toma la forma de una sabiduría, de una experiencia aprendida y perfeccionada colectivamente a lo largo del tiempo, de un saber transmitido de generación en generación.
Mientras que la memoria individual es finita y hace parte de cada uno de nosotros, la memoria de la especie es eterna. Queda plasmada en los libros y en los medios de registro actual. Esta es aprovechada por las generaciones subsiguientes para la construcción de sus propios modelos de vida.
El hombre plasma su memoria individual a través de mecanismos de difusión y esta en la totalidad hace parte de la colectiva.

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