SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

30 de julio de 2011

TENGO QUE DECIR

El paso de los años, el paso del tiempo, el paso permanente del pasado al presente, y del presente al futuro nos agobia. Somos criaturas eminentemente susceptibles al concepto del tiempo. Vagamos, porque sí, en el espacio y en el tiempo.

En el trascender de la existencia somos seres vulnerables y débiles ante el universo que nos rodea. Somos el producto de racionalismos y de sentimientos. Pertenecemos al mundo conciente que nos permite contar los años y descubrir que tenemos menos tiempo para vivir.

Vivimos el mundo de las mediocridades, de los manejos acomodados y en eso nos gastamos la vida. Pero cada vez, tenemos menos tiempo para lidiar con las mediocridades. El espíritu actual de las reuniones para resolver todo, desfigura nuestro ego y nuestras potencialidades de construcción de un orden social.

En todo momento aparecen fuerzas extrañas, internas o externas, que distorsionan la realidad. Los que practican la envidia, tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Debemos aceptar las situaciones que nos dejan una lección a partir del manejo de la verdad. Cada momento nos recorta la posibilidad de superación y con esto quedamos bien con los demás. A veces somos débiles para soportar los melindres de personas que, a pesar de su edad, son unos inmaduros. Por eso es importante vivir al lado de gente humana, muy humana; que sepa reír de sus errores, que no se envanezca con sus triunfos, que no se considere electa antes de ahora, que no huya de sus responsabilidades.

He aquí el reto de nuestra existencia: Caminar junto a cosas y personas de verdad, disfrutar de un afecto absolutamente sin fraudes. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena. Tenemos el compromiso de rodearnos de gente que sepa tocar el corazón de las personas. Que canten, bailen, rían y se aventuren más.

Debemos sentir que la vida nos pertenece y que aun disfrutamos de ella. Un día ya no estaremos y antes de esta realidad tenemos el compromiso de enrutar a las generaciones que nos suceden por el sendero de la comprensión y del aporte de soluciones a las sociedades futuras.

El tiempo no se puede atrapar, mucho menos almacenar. Nuestra existencia transcurre a gran velocidad, pero mientras tengamos vida, tenemos la oportunidad de sentir a nuestros semejantes, de vibrar con ellos, como forma de una mejor calidad de vida, de aprovechar cada latido de nuestro corazón.

Tomo un momento de la existencia para hacer una reflexión. La vida hay que vivirla plenamente y aprovechar de la naturaleza las ventajas que nos da, porque sin saberlo ésta también puede ocultar nuestra conciencia del universo. Hoy es un día y cada día lleva su afán. Trascendamos en el afán de cada día con plenitud y confianza.

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