SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

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13 de noviembre de 2011

ERRADICANDO UN VIRUS LLAMADO DOGMA

Los seres humanos tienden a asociarse, tanto personal como ideológicamente. Se inculcan ideas y tradiciones en las nuevas generaciones, creando con el tiempo la sensación de una certeza, vaga y difusa, que no debe ser cuestionada. Ha nacido el dogma.
Investigaciones recientes permiten abordar la religión como un fenómeno socio-cultural con un importante papel en el desarrollo de la especie humana. A grandes rasgos, se defiende la tesis que la creencia en un ser sobrenatural conlleva ventajas evolutivas en términos de supervivencia. Fascinarse por las causas de los fenómenos tiene valor en tales términos, pues saber, por ejemplo, por qué una roca se despeña por la ladera de una montaña, casi aplastando su caravana de bueyes, brindaría a nuestros ancestros la posibilidad de eludir el peligro la próxima vez.

Existe una explicación en términos evolutivos para la creencia en seres sobrenaturales, esto es, la fe. Más aún, también disponemos de una descripción antropológica para la difusión de tal fe, es decir, el conocido fenómeno de la religión. Resulta que "una pequeña proporción de creencias mínimamente antiintuitivas confiere al relato una ventaja mnemotécnica sobre relatos con ninguna creencia de esta índole o con demasiadas"

Pues bien, permítanme que afirme lo siguiente: defiendo la tesis, basada en consideraciones del tipo esgrimidas, según la cual la pertenencia a un determinado código de conducta, una moral o ética, favorece la supervivencia. Muy sencillo: la elaboración de una norma consensuada fomenta la cohesión del grupo, que se desintegraría si cada individuo obrase de manera egoísta. Más aún, las personas exhiben propensión a confiar en personas relevantes para ellas. Así, por ejemplo, los bebés confían ciegamente en la bondad de sus padres a la hora de realizar cualquier acción. Otra muestra más de supervivencia: si los bebés obraran de manera descuidada sin control paterno alguno, la vida de dichos bebés estaría en peligro con demasiada frecuencia. Siguiendo con el razonamiento, si esta confianza en una especie de 'líder' o 'guía' se aplica a la humanidad en su conjunto, no es de extrañar que la historia de las civilizaciones esté plagada de seres sobrenaturales cuya 'misión' es velar por nuestra seguridad (y cuando tal seguridad queda en entredicho, se atribuye a un 'castigo' por falta de respeto hacia el ser sobrenatural de turno).

No se engañen. Circula desde los albores de la Humanidad el credo que la 'moral' es de naturaleza divina. "Si no hay nada [por encima de las personas] que ejerza de juez de las acciones humanas, cada cual hace lo que quiere y la vida es un caos", oigo asiduamente. Esta postura es descaradamente simplista, peligrosamente conformista y, me atrevería a añadir, con todos los respetos, sencillamente cobarde.

No me malinterpreten. Critico la creencia que el ser humano es incapaz de construir su propio propósito en la vida, de dar un sentido a su existencia, sin ayuda sobrenatural. Si alguien se siente aliviado creyendo que las dificultades, que las hay, de la vida se compensarán en una supuesta vida eterna, que obre libremente. Huelga decir que no comparto esta visión, pero al menos hallo cierto sentido en ella (reconforta la esperanza en una vida mejor, si bien nunca recomendaría falsas esperanzas). Muy diferente, y es éste el problema, es adoptar una posición sumisa en la cual el comportamiento humano se subordina a reglas sobrenaturales, con el temor de una represalia en caso de violarlas.

No. Esto último no puedo, ni debo, tolerarlo. La moral es genuinamente humana. Las reglas que construimos en nuestras sociedades sirven, bien empleadas, para mantener la cohesión de la comunidad. Depende de nosotros conseguir y labrar un mundo mejor. Cierto es que he de respetar a las personas con posturas diferentes a la mía, lo que no implica, de ninguna manera, que no critique abierta y enérgicamente el error a toda referencia a lo sobrenatural como guía de las personas.

"¿Qué tienen, pues, de malo las escuelas de fe?", preguntaba. Sencillamente la idea de indoctrinar a sus alumnos con creencias obsoletas, anacrónicas y carentes de toda actitud crítica. Eduquen a sus hijos y alumnos con valores que permitan la convivencia pacífica, pero no caigan en el error de imponer sus creencias, mucho menos aún de aplicar tales creencias en ámbitos que ya no les corresponden. Si estos alumnos descubrieren por ellos mismos la fe, cualquiera su tipo, respetados serán, pero en tal caso la hubieren hecho propia, no simplemente heredado.
Pedro Naranjo Pérez. http://www.redcientifica.com/erradicando_un_virus_llamado_dogma.php

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