SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

24 de febrero de 2012

LA MORAL EN LA VIDA DEL HOMBRE


La moral no es una jaula ni una prisión que quita la libertad. El conjunto de reglas, prohibiciones y mandatos que propone, sirve por el contrario para custodiar la libertad, para que el hombre pueda alcanzar, como individuo y como comunidad, su plena realización. Como las reglas de la salud tienen como fin el garantizar nuestro bienestar físico, así las normas morales son las condiciones necesarias para conducir a la persona al pleno desarrollo de sus capacidades de conocimiento y de amor.
Tomemos como ejemplo las reglas establecidas por la justicia. Si se respetan, se sirve en una sociedad ordenada y pacífica. Si, por el contrario, no son respetadas se dan gravísimos abusos, como robos, homicidios, discordias, engaños, egoísmos de todo tipo, etc.
Otro ejemplo significativo lo ofrecen las normas para conservar el medio ambiente. Si son respetadas, entonces el medio ambiente ayuda al hombre a vivir feliz. En caso contrario pueden derivarse consecuencias tan graves que pongan en peligro la misma existencia humana.
Las reglas, como se ve, no obstaculizan sino que facilitan y favorecen la consecución de los resultados que nosotros deseamos.
1. ¿Qué es la moral?
La moral es el conjunto de las normas que enseñan al hombre cómo debe comportarse para vivir según las buenas costumbres de la sociedad, y así realizarse así mismo y alcanzar la plenitud de la vida del hombre.
2. ¿Es posible resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral?
Se puede resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral diciendo que la cosa más importante, es más, la única cosa verdaderamente importante es vivir, crecer y perseverar hasta el final haciendo el bien, observado las normas y participando del crecimiento de lo humano del hombre, como centro de la racionalidad.
3. ¿Es difícil practicar la moral?
La moral es exigente y comprometida, porque nos propone un ideal altísimo, el de vivir como seres humanos íntegros, capaces de inculcar los valores familiares, pero somos ayudados en nuestro camino por la probidad en los actos del hombre. La dificultad del empeño es después compensada por aquella gratificación, paz y alegría interior que derivan de la conquista de todo gran ideal.

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