SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

22 de diciembre de 2010

VIAJES AL CUERPO

A veces pienso en la composición del hombre y trato de determinar los factores que lo mueven en el universo. Puedo asegurar y dar fe de dos elementos que se combinan y dan forma al pensamiento: la materia y la energía. Algunas teorías religiosas se refieren a aquel segundo componente como al alma. Nuestro cuerpo, que nos esclaviza a sus necesidades y al cabo nos mata, siempre ha sido una fuente de conflicto para los humanos. Los cánones de todas las religiones monoteístas han tendido a contraponerlo a la energía que llaman alma o espíritu. Estoy aquí encerrada en la cárcel de mi carne y consideran al cuerpo como el enemigo y del cual hay que liberarse.

Los últimos descubrimientos científicos están demostrando que nuestro cuerpo es un vasto universo en vías de exploración. Esa sutil relación entre el cuerpo y la energía se traduce en respuestas a las funciones cognoscitivas superiores. Si consideramos la vida como una serie de interrelaciones dinámicas entre la materia y la energía, todo el proceso del hombre se circunscribe al mantenimiento de un equilibrio entre ambas.

El neurólogo Ramachandran en su libro: Fantasmas en el cerebro manifiesta que el lóbulo temporal izquierdo cuando sufre alguna lesión por un ataque epiléptico o alguna otra causa, el sujeto que la padece puede experimentar intensos momentos místicos y obsesionarse por temas religiosos y convertirse en un iluminado o en un fanático.

Sí, nuestro cuerpo es el mundo en el que tenemos que vivir toda nuestra vida. Por ello tenemos la responsabilidad de cuidarlo y de mantener su relación con la energía que lo nutre. Solo puedo decir que en el mundo hay registradas personas que por un lado sufren discapacidades graves y a menudo totalmente inhabilitadotas, pero que por otro lado ejecutan proezas cognitivas apabullantes, producto de una armonía entre el cuerpo y la energía. Es el dualismo cuerpo energía el responsable del contacto con el mundo exterior. Un cuerpo que siente y que plasma los impactos de su medio ambiente y que se fortalece en uno u otro sentido a pesar de las incapacidades.

Todos somos consecuencia del determinismo, fundamentado en causas y efectos. Nuestro cuerpo trabaja y construye cuando vive sano, cuando vive libre de prejuicios y de esquemas mentales condicionantes. Algo que lo deprime, que lo ataca le produce detrimento y lo desgasta inútilmente.

Tenemos un compromiso con nuestro cuerpo y es el de realizar viajes periódicos a él para determinar su condición de sano o enfermo. Cuando la energía que lo alimenta es baja, como se dice en el mundo actual, debemos ponerlo a cargar para que nuevamente empiece a trabajar. Un cuerpo que trabaja es un cuerpo que piensa bien que obra en equilibrio con su entorno.

Hubo un día en que la materia tomó conciencia de sí misma. En este instante el hombre empezó a pensar. Nuestro cuerpo energizado se dedicó a la búsqueda de explicaciones de su mundo y de sus alrededores.

Hagamos a nuestro cuerpo viajes constantes, no lo abandonemos mientras estemos vivos. Dediquemos momentos para que la energía del universo viaje por sus arterias dejando huellas para la conducción humana.

Una loa a nuestro cuerpo vivo que nos mantiene en alerta. Un homenaje a la vida que nos permite pensar.

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