SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

27 de diciembre de 2010

ESTRELLAS AL AMANECER

Cada vez que miramos el firmamento, en una noche de estrellas, nos asombramos de la vastedad del universo. Si dejamos vagar nuestra imaginación apenas alcanzamos a comprender el infinito. Nuestra mente nos permite relacionar la forma como se presentan aquellos corpúsculos brillantes y como nos transmiten su luz. Muchas de las estrellas están a millones de años luz. Un año luz es la distancia que recorre un rayo de luz, viajando a 300.000 kilómetros por segundo, en un año. Qué enorme distancia para entenderla.

El hombre ha logrado penetrar en el misterio que rodea el nacimiento de una estrella. Supongamos una nube de hidrógeno en el espacio. Poco a poco la gravedad va actuando sobre la nube, haciendo que su masa se contraiga bajo su propio peso, lo que se denomina colapso gravitatorio. Ese colapso es muy gradual, pero es fácil deducir que cuanto mayor sea su masa, más rápido ocurrirá esa contracción.
Una nube cuya masa sea el 8% de la masa del Sol tardaría unos 800 millones de años en convertirse en una estrella estable, mientras que una nube con una masa como la que originó nuestro Sol tardó aproximadamente unos 10 millones de años.

A medida que se produce el colapso, la temperatura en el centro de la nube va aumentando como consecuencia del aumento de presión. Tenemos lo que se llama una protoestrella.

Las cosas ocurren ahora bastante deprisa: en unos 1.000 años más la protoestrella se ha contraído hasta convertirse en una esfera más luminosa. La cuestión es que a medida que la densidad y la temperatura del centro de la nube va aumentando, se hace más probable que se inicien reacciones de fusión que produzcan energía de tal magnitud que dan origen a la estrella.

Qué proceso tan simple para que el universo esté lleno de estrellas. El hombre en su proceso de construcción debe semejarse a una estrella. En su interior debe brillar la luz de su recta conciencia y en su exterior, plasmar su accionar en los demás de modo que sus actos se traduzcan en soluciones al conglomerado social al que pertenece.

El hombre que mira al cielo y trata de comprenderlo, también mira a su homólogo y debe comprenderlo. Es la estrategia de la paz del universo. Hombre y estrella juntos de la mano, llevan el mensaje para un día mejor. Miremos todos las estrellas y traigamos su luz para que alumbre la convulsión del mundo.

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