SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

19 de marzo de 2008

EL HOMBRE ETICO MORAL

EL HOMBRE ÉTICO-MORAL

Aquellos que viven aprendiendo o asimilando esquemás o estructuras mentales, ajenas a la realidad científica, solo viven logrando verdaderas confusiones en la forma de administrar la vida.

La acumulación de experiencias sensoriales, supuestas y muchas veces mágicas abonan el terreno para la práctica del fanatismo.

El fanático defiende con exceso de celo, creencias u opiniones religiosas, y fantásticas. Vive entusiasmado ciegamente por una cosa y esto le produce desorientación.

Todo vestigio de fanatismo le quita la posibilidad de un actuar en forma propia que le permita construír una alternativa más racional de vida.

La posesión vehemente de creencias y la obsesión de su práctica es producto de mentes insanas, inseguras y pusilánimes.

Abandonada toda capacidad de raciocinio y de libre pensamiento, solo se someten a ser guiadas peligrosamente por medio de modelos enfermizos que aparentan producir una solución, y es éste el sofisma que sirve de estímulo a los posibles adeptos.

El hombre debe aprender a no dejarse manipular mentalmente, debe desarrollar su propio criterio y actuar conforme.

No es posible aceptar ideas que conduzcan al fanatismo, porque el hombre pierde su libertad de pensar y de construír de acuerdo con su personalidad y carácter.

El fanatismo es el arma de las personas débiles y vulnerables. Compromete el ego y la alteridad del hombre en aras de su manejo con fines de manipulación y sometimiento. Produce una sensación de fuerza de convicción y lleva al hombre a la realización de actos humanos sesgados, que desfiguran las condiciones de bondad de ellos.

Mediante prácticas que se hacen aparecer como científicas, el hombre logra insertar conceptos que comprometen el criterio propio de decisión, y generando una verdadera técnica de manipulacion del acto humano.

En aras de supuestas instancias superiores o en afán de producir desequilibrio en el comportamiento humano, las personas pueden hacer creer sobre una supuesta fuerza que les asiste.

El débil es presa permanente de esta situación y somete en forma inconciente su vida y su modus operandi en aras de los intereses de los que poseen aquella fuerza.

EL LIBRE PENSADOR

Para todos aquellos libre pensadores de cada época, que han sabido sobreponerse a la disciplina sicológica y social establecida por la ideología imperante, mi loa, mi alabanza, porque contribuyeron fundamentalmente al desarrollo de la civilización.

El Hombre tiene la responsabilidad de revisar su base de pensamiento, sus vivencias pasadas y presentes y adecuarlo a la época en que vive.

Pertenecemos a la estructura social humana, consecuencia de las experiencias de cada generación anterior, de su devenir y de su misión, pero nos queda el deber de proyectar nuestra visión del futuro y el palpar del presente, aunque la mente puede yuxtaponer estos dos estados de tiempo.

Debemos articular los momentos vivenciales de nuestros semejantes y ajustarlos a nuestra estructura ideológica propia. Esta condición nos permite manejar la manipulación que se quiere hacer de la mente y de la visión de los demás.

Todos queremos proyectar nuestra experiencia como la mejor alternativa de vida y así lo expresamos, pero es necesario aprender a retomar otras experiencias derivadas de la relación con el medio ambiente y encajarlas en nuestros modelos, para así hacer el aporte al desarrollo del hombre integral.

Somos el nivel superior en la escala biológica, síquica y social y ésta consecuencia nos determina una guía en la interpretación del universo.

Pertenecemos a la inmensidad del océano cósmico y aunque se nos ha dado un momento infinitesimal de vida, en su estado, tenemos la obligación de desempeñar acciónes que permitan la interpretación y la adecuación hacia situaciones futuras probabilísticas que permitan un mejor estado para la gran raza humana y para las especies que le siguen en la escala bio-sico-social.

El hombre tiene la capacidad de construír su propio modelo de visión de su vida y de su universo y a él se aferra.

Todo lo que le produce una solución, todo lo que la instancia superior vierta en su debilidad humana, es constructiva, produce el flujo de energía positiva y condiciona la defensa del modelo el cual se transmite a los diferentes niveles sociales y crea seguridades en el devenir de la vida. Como un río, el hombre se va desarrollando hacia una meta que no puede encontrar, pero proyecta su fé en una instancia superior y a ella se dirige.

El hombre tiene la capacidad de divinizarse y de generar credibilidad y confianza ante Los débiles. Y esto es benéfico y hay que apoyar.

El mundo es errático, se mueve a la par del pensamiento humano, pero no se ve el complemento constructivo.

Aparece el criterio de sanación como la mejor alternativa humana. Es solo el convencimiento de la fuerza síquica que construye esquemás y los alimenta en aras de las debilidades humanas.

El ser humano tiene la condición de expresar sentimientos como consecuencia de los estímulos que le produce su entorno.

El medio en que se desarrolla, en un momento dado, determina los patrones de reacción que le permiten enfrentar el estímulo en forma placentera y gratificante o en forma de aversión y de rechazo y esto condiciona su estado de respuesta.

El estado de respuesta se va fundamentando paulatinamente sobre la base de la unidad y la diversidad.

Sobre la unidad porque el hombre depura su experiencia en aras del bien común y por él trabaja. Sobre la diversidad porque la capacidad de recibir estímulos es diferente en cada uno de los hombres y la forma de enfretarlos les hace característicos.

La uidad y la diversidad se articulan en el respeto mutuo de las formas de organización social a las que pertenecen.

La cultura de la vida del hombre es la de existir bien y propugnar por el progreso con solidaridad, lealtad, y coherencia en sus actos.

Debe exisitir para cumplir en forma fehaciente con todas sus responsabilidades.

La conciliación deberá estar como punto de partida en cada camino que inicia. El hombre que maneje esta visión es un hombre recio, que maneja el desarrollo de su organización y le introyecta valores que se van agregando en aras del desarrollo humano.

LA CORRUPCION

Desde el punto de vista humano la corrupción es una práctica corriente en el quehacer del hombre. Las estrategias tendientes a su erradicación solo conducen al control y a mantenerla dentro de unos mínimos tolerables.

La corrupción no es asunto público ni privado. Es un fenómeno multicausal y se fundamenta en la realización de actividades por fuera de la Ley, en acciónes de enriquecimiento, favorecimiento y obtención de privilegios en cualquiera de las áreas de la actividad social.

El mayor acto humano frente al grupo social al que se pertenece es el de poner las reglas de juego a disposición de todos. Así cada uno participará con un grado de igualdad y se dará un paso importante en combatir la corrupción.

El fraude y la corrupción destruyen el carácter moral de la sociedad. Producen un efecto negativo en las relaciones sociales porque generan desasosiego y pérdida de la credibilidad en la organización.

El partidismo como fuente de enemistad

El ser humano tiene la tendencia a tomar partido frente a una ideología o a un marco de manipulación. Tal condición le imprime una forma de comportamiento ante los que difieren de su contexto. Toda su conducta futura estará determinar en la defensa de aquel ideal y combatir lo que se salga de su convicción.

Aquella actitud es generadora de enemistad y de violencia. Su expresión se convierte en conflicto y su dimensión presenta un carácter explosivo social. El partidismo induce situaciones que crean confusión y menoscaban la base ética de una sociedad. El acto voluntario o involuntario de tomar partido en una organización democrática debe sustentarse sobre la base de la imparcialidad y de la ecuanimidad.

Todos somos partícipes de un orden social y en esa medida debemos actuar dentro del canon de normas que lo dinamizan. El partidismo es sano para la comúnidad, pero es importante no mezclarlo con odios y deseos violentos para acallar la voz ajena.

El hombre tiene la tendencia a la búsqueda de poder político, económico y social, vive permanentemente construyendo mecanismos que le permitan obtenerlo. Es un principio de progreso individual, pero debe quedar claro que se debe lograr con un juego limpio que no atropelle la misma sociedad o al individuo opuesto.

La lucha individual hacia metas que mejoren el vivir produce a veces desconcierto cuando la cortamos tajantemente porque la parte opuesta no nos beneficia o nos combate. Se genera aquí el concepto de odio político.

EL ODIO POLÍTICO

El odio político, o la aversión que se experimenta frente al adversario político llevan una simiente de corrupción. Puede medirse la actuación del ser político frente a su rival conociendo su concepto frente a la cosa pública. La aversión política es el estigma de todo mal político, y por ende conlleva el emblema de la corrupción.

La construcción de un nuevo modelo político deberá hacerse sobre la base de la solidaridad, la coexistencia y el co-manejo de los esquemás administrativos que impulsan el Estado. Se observa la tendencia a la cohesión de las más diversas fuerzas sociales, se mantienen unidas en función de un objetivo común y por eso luchan.

El sentimiento de contradicción en el mundo político debe utilizarse para oxigenar el sistema, no para destruirlo o para la venganza. Es útil la contradicción entre los fuerzas sociales, sólo así se dinamiza la sociedad. Las contradicciones no pueden dar lugar a situaciones adversas en nuestros contrarios.

EL ENGAÑO EN LA ACCIÓN ESTATAL

El engaño consiste en hacer caer en el error a una persona, también consiste en el entretenimiento o distracción para que una acción no sea la correcta. Cada comúnidad tiene un orden propio, producto de una experiencia benéfica y lo adopta como tal en un consenso del grupo. El engaño no es aceptado como constructivo de progreso y de avance social. En la conformación del Estado, la población representa la razón última de esta organización. El hombre que trabaja en la administración del Estado debe estar desprovisto de todo viso de engaño.

La acción Estatal debe presentar toda la transparencia y la más buena fé. La práctica del error permanente puede asociarse con la práctica de la corrupción. La una es consecuencia de la otra.

El hombre público no podrá dar su aceptación al engaño porque menoscaba su credibilidad. Que mal tan grande hace a la sociedad aquel hombre público que fundamenta su acción sobre la base del error y la mentira. El hombre público debe comprometerse con la retórica, arte del bien decir, para las adecuadas acciónes dentro del Estado.

El engaño en la acción estatal. El lavado de dinero. El contrabando. Consecuencias penales. La dependencia socioeconómica. La aplicación del doble valor en un juicio.

No hay comentarios: