SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

19 de marzo de 2008

LAS VIRTUDES

LAS VIRTUDES COMO APROXIMACIONES AL HOMBRE

Por virtud moral entendemos cierta facilidad de la potencia para realizar el bien moral, o sea para obrar rectamente con relación a determinada materia. Esta facilidad de la potencia para obrar bien respecto de tales o cuales objetos, se adquiere con la repetición de actos buenos, y su intensidad subjetiva aumenta y puede crecer con la repetición de esos actos, hasta formar lo que llamamos hábito o costumbre, de los cuales se dice, que forman una segunda naturaleza; porque cuando llegan a arraigarse en el sujeto, este obra por medio de ellos de una manera espontánea y como natural.

Virtud es aquella fuerza interior que permite al hombre tomar y llevar a término las decisiones correctas en las situaciones más adversas para tornarlas a su favor, el virtuoso es el que está en camino de ser sabio, porque sabe cómo llegar a sus metas sin pisar las de los otros, porque pone a los demás de su lado y los lleva a alcanzar un objetivo común que al final es el propio.

El atributo principal y el carácter propio de la virtud moral, es ser principio de actos buenos moralmente. La virtud podrá servir de ocasión y de objeto para un acto malo, pero nunca será principio. Si una persona se ensoberbece de su beneficencia, esta es la ocasión y el objeto, o mejor dicho, la materia de este acto de soberbia, pero no es el principio del mismo. Por eso y en este sentido decía San Agustín, al definir la virtud moral, que es una cualidad de la cual nadie usa mal y con la cual se sirve rectamente: Bona qualitas mentis, qua recte vivitur, et qua nullus male utitur.

La virtud, una vez adquirida o poseída, influye en la naturaleza y existencia de los actos morales, robusteciendo y dando vigor a las potencias del alma para realizarlos en las circunstancias y con las condiciones debidas. Bajo este punto de vista, puede decirse comprincipio del acto moral.

De los seres de la naturaleza, el hombre es un ser superior, poseedor de una dignidad, acto que posee el hombre de hacerse merecer y respetar, que lo diferencia de los demás seres de la naturaleza.

La dignidad humana se puede dividir en dos: la dignidad ontológica, y la dignidad moral. La Dignidad ontológica es la que le pertenece a todos los hombres por el simple hecho de personas, es la que se comparte con todo el género humano independientemente de las acciones que se realicen, esta dignidad no aumenta ni disminuye.

Por otro lado tenemos a la dignidad moral que al igual que la anterior pertenece al hombre pero va aumentando o disminuyendo según las actividades del individuo.

La dignidad moral aumenta con la vivencia de virtudes y disminuye con los vicios. Las virtudes son hábitos buenos que perfeccionan al hombre desde su propia naturaleza, es decir no solo perfeccionan al hombre física, mental o socialmente, sino en todo su conjunto. Inicialmente la palabra virtud, del latín vir, significaba virilidad, y el griego areté tenía un sentido similar. De la excelencia en el campo de batalla pasó a significar cualquier clase de excelencia. Mientras que la virtud significaba excelencia, el vicio significaba, en forma análoga, cualquier clase de falla, pero sólo significa ahora un hábito éticamente malo. La virtud implica siempre un conocimiento y práctica, mientras que los vicios excluyen todo conocimiento y se mantienen por la práctica produciendo ignorancia.

Las virtudes morales que caracterizan al hombre probo son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la moderación. Estas se van adquiriendo en el transcurso de la vida, y las podemos aumentar o las podemos disminuir según los actos que realicemos.

Saber obrar bien en concreto: la Prudencia

Prudencia: significa elegir los medios apropiados a fines dignos. La prudencia es una virtud del entendimiento práctico, pero entra en el campo de las virtudes morales señalando el medio y sugiriendo formas de conseguirlo.

La prudencia es la virtud que dispone de razón práctica para discernir, en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para realizarlo. Consiste en actuar con reflexión y precaución para evitar posibles daños, dispone la razón practica para discernir el bien y elegir los medios justos para realizarlos.

Es el valor que nos ayuda con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida, nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. Este valor se forja por la manera en que se conduce el hombre ordinariamente. Ante una situación problemática se debe antes que nada reflexionar y conservar la calma, en todo momento, pues si nos damos cuenta y reflexionamos, la mayoría de los malos aciertos en la vida, ocurren por una mala decisión.

El vicio opuesto a la prudencia es la maña o astucia, que significa, la elección de buenos medios para fines malos, lo cual no es verdadera prudencia. Y de modo análogo a como es imposible tener las virtudes morales sin prudencia, así es también imposible tener prudencia sin las virtudes morales, porque la rebelión de la pasión y la voluntad obnubilan la razón e impiden la formación de un juicio prudente.

La importancia de la prudencia en la vida ética no puede sobrestimarse. Siempre que una regla general de conducta, tal como la concibe la ética, debe aplicarse en un caso concreto, se requiere la luz de la prudencia. Las normas no pueden ser dadas por la prudencia misma, porque todas las normas han de tener alguna universalidad, y la prudencia se ocupa de los casos particulares.

La virtud de prudencia no consiste en una sola decisión prudente, sino que es un hábito adquirido de utilizar siempre o casi siempre los medios apropiados para fines buenos.

Hay cierto número de virtudes menores implícitas en la prudencia, tales como la previsión, el cuidado, la docilidad, la precaución y la circunspección. Las negligencia, precipitación, falta de consideración temeridad, obstinación y otras por el estilo indican, en cambio, falta de prudencia. La astucia, el engaño, la timidez y la pusilanimidad podrán resultar acaso de un exceso de prudencia no equilibrado por otras virtudes.

Aspectos relativos a los otros: la Justicia.

La justicia es la virtud que consiste en la constante y firme voluntad de dar al prójimo lo que les es debido. La justicia nos inclina a dar a cada uno lo suyo. Supone al menos dos personas entre las que pueda haber alguna clase de igualdad, de modo que cada persona reciba lo que realmente le pertenece. La Moderación y el valor rigen nuestro control de los apetitos inferiores, en tanto que la justicia inspira el gobierno de la voluntad sobre sí misma en el trato con otra persona.

Para organizar con justicia el conjunto de la vida social en sus aspectos varios, es necesario que el hombre viva en un contexto de justicia y, más aún, que cada uno sea justo y actúe con justicia respecto de los cercanos y de los lejanos, de la comunidad, de la sociedad de que es miembro. La justicia es la base de la posibilidad real de ser bueno; en esto se apoya la elevada categoría de la prudencia.

La justicia protege y garantiza los derechos y deberes fundamentales, observa y juzga las condiciones que afectan a los diversos sectores de la sociedad, vigila y guía la disparidad de oportunidades económicas y orienta las circunstancias sociales de modo que favorezcan la convivencia pacífica de los pueblos.

El vicio opuesto a la justicia es la injusticia que significa despojar alguien de lo que le corresponde.

La justicia social es un término moderno al que diversos autores han concedido significados diversos. La justicia social se refiere a la organización de la sociedad de tal modo que el bien común, al que se espera que todos contribuyan en proporción de su capacidad y oportunidad, esté al alcance de todos los miembros para su uso y goce normales. Se pone más de manifiesto en las relaciones económicas, industriales, raciales y políticas, pero no se halla en modo alguno restringida a las mismas.

La justicia social comprende todo lo que se relaciona con ser un buen ciudadano o un buen miembro de la sociedad y cosechar lo que debería ser la recompensa de una conducta social, leal y cooperativa, esto es, la parte que le corresponde a cada uno de los beneficios de la vida social. Todo arreglo de sociedad que excluye o impide determinadas clases o grupos, dentro de ella, de la parte justa del bien común constituye una violación de la justicia social. Casi toda la ética social constituye un estudio de la justicia social.

Aspectos relativos a uno mismo: Fortaleza y Moderación

La Fortaleza es una virtud mediante la cual somos capaces de soportar o vencer los obstáculos que se oponen al bien. Valor y fortaleza llevan el individuo a enfrentarse al peligro y al esfuerzo sin flaqueza.

Se entiende como fuerza de ánimo frente a las adversidades de la vida, como desprecio del peligro. La virtud de la fortaleza consiste en tener el valor y la constancia para perseverar en una obra buena hasta el final, no importando los obstáculos o soportando una mala situación con paciencia e inteligencia hasta el final sin derrumbarse. También incluye el valor en situaciones de peligro y la capacidad de tomar riesgos prudentes.

Según la doctrina de Santo Tomás, la virtud de la fortaleza se encuentra en el hombre que está dispuesto a afrontar los peligros y dispuesto a soportar las adversidades por una causa justa, por la verdad, la justicia, etc. La virtud de la fortaleza requiere siempre una cierta superación de la debilidad humana y, sobre todo, del miedo. Porque el hombre, por naturaleza, teme espontáneamente el peligro, los disgustos y sufrimientos.

El valor y la fortaleza no son un acto bravo, sino que es un hábito de dominio de sí mismo. Precipitarse en el peligro por ira, ignorancia o estupidez, no constituye un acto de valor, ya que el hombre verdaderamente valiente actúa prudentemente, en lo que aprecia perfectamente el peligro, pero lo asume prudentemente, midiendo el peligro.

El vicio opuesto al valor y a la fortaleza es la cobardía, es el dejar vencerse en situaciones que nos afectan en nuestra alma.

La Moderación regula el deseo de posesión excesiva y busca la regulación en los actos de la vida. Sus vicios opuestos son el desenfreno en los apetitos sensibles por ejemplo: la gula, la lujuria, la embriaguez, el orgullo, la vanidad. Es la virtud que nos capacita para controlar y canalizar correctamente nuestras tendencias.

A esta virtud se la llama también sobriedad. Esta virtud representa el término medio entre el desenfreno y la insensibilidad. Moderación se refiere más a la ética personal. Para unos, un comportamiento es conformarse a unas reglas, pero no sólo es esto. La ética es un dinamismo interno del sujeto. Es adecuarse a la recta razón, no a las reglas externas. La moderación no es meramente dominarse y moderarse, sino que es una discreción ordenadora en orden a la armonía y perfección del interior del hombre. Ordenar por la moderación no sólo significa suprimir, sino armonizar.

Consecuencias para la vida social

La vivencia de virtudes trae consecuencias positivas en la vida social, y la falta de virtudes trae consecuencias negativas en la sociedad, esta falta de virtudes se puede presentar cuando las personas atraviesan bloqueos emocionales, en donde la razón se ve nublada por sentimientos de ira, miedo, angustia, temor, etc.

Dentro de las consecuencias positivas que nos dejan las virtudes en el orden social son el favorecimiento de una convivencia social mas humana, mas justa y menos corrupta, se reduciría la pobreza contribuyendo al desarrollo personal de cada quien.

Mientras que las consecuencias negativas son entre otras: el incremento de la corrupción, la discriminación y la anarquía, en donde el hombre es un lobo del hombre.

Consecuencias para la vida afectiva

En cuanto al orden afectivo la vivencia de virtudes trae como consecuencias positivas un equilibrio emocional fundamental para la vida, así como también contribuyen en la formación del carácter de las personas, así mismo la actividad humana no se reduciría al mero sentir emotivo.

La falta de virtudes en el orden afectivo trae como consecuencia un desequilibrio emocional, una falta de formación de la personalidad, y con frecuencia se llega al hedonismo.

VIRTUDES ROMANAS

Constituyen la esencia de la vida Romana y representan aquellas cualidades que dieron a la República Romana la fuerza moral para conquistar y civilizar el mundo. Hoy en día son la vara sobre la cual podemos medir nuestro propio comportamiento y carácter. Debemos esforzarnos para tratar de comprender su significado profundo e intentar ponerlas en práctica en nuestra vida cotidiana.

Se dividen en virtudes personales y virtudes públicas.

Virtudes personales

AUCTORITAS: Autoridad moral que hace referencia al sentido de la propia posición en el marco social, fruto de la experiencia. La observación de los deberes.

COMITAS: Afabilidad, benevolencia. En referencia a la gentileza, la cortesía y la generosidad en el trato para con los demás.

CLEMENTIA: Indulgencia. Suavidad, humanidad y benignidad con todo lo humano.

DIGNITAS: Dignidad. En el sentido de auto estima, orgullo propio y prestancia personal.

FIRMITAS: Tenacidad. Firmeza espiritual y habilidad para perseverar en nuestros propósitos.

FRUGALITAS: Sobriedad. Moderación y simplicidad en el estilo de vida.

GRAVITAS: Elevación espiritual. El sentido de la seriedad, el rigor, la responsabilidad y la buena fe con aquello que se tiene entre manos.

HONESTAS: Honestidad. Honra, honor, reputación; la imagen que uno muestra en cuanto a miembro respetable de la sociedad.

HUMANITAS: Humanidad. Aquello que corresponde a la naturaleza y al sentimiento humano, a su formación, cultura, civilización y refinamiento. Haz aquello que corresponde a tu condición humana (Ciceron).

INDUSTRIA: Diligencia. Aplicación, celo y esfuerzo en el trabajo.

PIETAS: Probidad. En referencia a la observación de los deberes para con los otros. El respeto por el orden social, político y religioso que incluye también la idea de patriotismo y de devoción, afecto y amor por los demás.

PRUDENTIA: Prudencia. Previsión, sabiduría y discreción personal.

SALUBRITAS: Salubridad. Salud, vigor, limpieza y claridad.

SEVERITAS: Contención. Gravedad, auto control, formalidad. Incluye también la idea de austeridad y sobriedad.

VERITAS: Franqueza. Sinceridad, honestidad para con los demás. La complacencia genera amigos, la franqueza, odio (Ciceron)

Virtudes Públicas

Como complemento de las virtudes privadas, aspiraciones de orden individual, la cultura romana también se esforzó en potenciar aquellas virtudes comunes compartidas por toda la sociedad. Algunas de las virtudes a las qué individualmente se debía aspirar constituyen también ideales perseguidos por toda la comunidad social en su conjunto. Estas virtudes eran a menudo evocadas en las acuñaciones de monedas, de forma que su mensaje fuera compartido por todo el mundo clásico.

ABUNDANTIA: Abundancia. En referencia a la idea de riqueza y prosperidad para todos los miembros de la sociedad.

AEQUITAS: Equidad. Equilibrio, rectitud, imparcialidad, justicia social en el manejo de los asuntos de gobierno y para con el pueblo.

BONUES EVENTUS: Buen suceso. La rememoración de los eventos y los desenlaces positivos para el conjunto de la sociedad.

CLEMENTIA: Indulgencia. Misericordia, merced, arbitrio para con las otras naciones.

CONCORDIA: Concordia. Armonía entre el pueblo romano y también entre Roma y las otras naciones.

FELICITAS: Felicidad, prosperidad. La celebración de los mejores aspectos de la sociedad romana.

FIDES: Lealtad, fidelidad. Buena fe en los asuntos comerciales y de gobierno.

FORTUNA: Fortuna. El reconocimiento de los sucesos positivos.

GENIUS: El espíritu de Roma. Talento, inspiración divina; el reconocimiento del espíritu combinado de Roma y su pueblo.

HILARITAS: Alegría. Buen humor, la expresión de los momentos felices.

IUSTITIA: Justicia. Expresada por la sensibilidad, el espíritu de las leyes y la forma de gobierno.

LAETITIA: Contentamiento. Celebración de la acción de gracias a menudo por la resolución de una crisis.

LIBERALITAS: Generosidad, afabilidad.

LIBERTAS: Libertad. Libre disposición, licencia, oportunidad; una virtud que ha sido ulteriormente perseguida por todas las culturas.

NOBILITAS: Nobleza. En las actuaciones dentro de la esfera pública.

OPS: Riqueza. Reconocimiento a la prosperidad del mundo romano.

PATIENTIA: Paciencia. La habilidad de capear los temporales y las crisis.

PAX: Paz. La celebración de la paz entre los miembros de la sociedad y entre las naciones.

PIETAS: Piedad. Respeto, devoción para con los dioses.

PROVIDENTIA: Providencia. Previsión; la habilidad de la sociedad romana de prevenir, de anticiparse para superar las pruebas y cumplir su gran destino.

PUDICITIA: Pureza, castidad. Como expresión pública que desmiente las acusaciones de "corrupción moral" de la antigüedad romana.

SALUS: Salvaguarda. En relación con la salud y el bienestar públicos.

SECURITAS: Seguridad. Que conllevan la paz y el gobierno eficiente.

SPES: Esperanza. Especialmente en tiempos de dificultad.

UBERTAS: Fecundidad. Particularmente referido a la agricultura.

VIRTUS: Coraje. Especialmente entre aquellos que lideran el gobierno y la sociedad.

De las virtudes en el momento actual

El mundo contemporáneo exige el cumplimiento de las siguientes virtudes:

Reciprocidad humana: Tratar a los demás como queremos que los demás nos traten.

Reciprocidad terrestre: Tratar a nuestra madre tierra como queremos que ella nos trate.

Para poseer la primera virtud, RECIPROCIDAD HUMANA, debemos actuar con comportamientos como:

En el aspecto personal:

· Respeto pleno al prójimo. Respetar el criterio ajeno, sea éste igual o divergente del nuestro. Expresar nuestros puntos de vista sin insultos ni irrespetos para nadie, y nunca molestarse porque otros expresen respetuosamente su opinión, aunque no la compartamos. Ser cortés y gentil, no agresivo, en todo momento y circunstancia.

· Cumplir con la palabra empeñada, o promesas hechas.

· Respeto total a la verdad y no ser usuario del engaño y la mentira.

· Respeto total al derecho legal ajeno.

· Cuidar que nuestros actos no sean causa de daños a nada ni a nadie.

· Respetar y ayudar a la vida humana, ya presente o por nacer.

En el aspecto civil:

· Respeto y cumplimiento a la voluntad mayoritaria ciudadana. Respeto a la autoridad y a las leyes. Mantener el derecho de votaciones libres y periódicas a todos los ciudadanos.

· Buscar y vivir en paz con los países vecinos, respetándoles su autonomía y derechos, y estableciendo nexos de amistoso y respetuoso intercambio en todos los aspectos.

Para poseer la segunda virtud, RECIPROCIDAD TERRESTRE, los comportamientos más importantes que se deben tener son:

· Respetar a nuestra Madre Tierra evitando el contaminarle sus aguas, suelos y atmósfera. Entre más la contaminemos, más contaminación recibiremos nosotros mismos, y como consecuencia, más enfermedades y calamidades. Entre más contaminemos la atmósfera, más calentaremos la superficie terrestre en sus aguas, suelos y aires, haciendo que se desequilibrien sus condiciones, y provocando con ello enormes trastornos y daños al sistema y a todos los seres vivientes. Si nosotros NO tratamos bien a nuestra MADRE TIERRA, ella NO tendrá capacidad para tratarnos bien a nosotros.

· Respetar, amar y cuidar la vida no humana como son los animales, aves, peces, plantas, hongos, bacterias, microbios y virus.

Si no respetamos, amamos y cuidamos esas vidas, y ellas se acaban, también nos acabaremos los humanos. Somos todos engranajes diferentes de una misma máquina, entrelazados y necesarios entre sí.

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